Javier Sierra
Editorial: Planeta
Año de publicación original: 2025
Tenéis pensado ir de visita a un museo. Da igual cuál. El que más os guste o el que soñaríais visitar. Una vez allí, ¿qué hacéis? ¿Pasáis por las obras como si fueran posts de Instagram u os detenéis y devoráis cada cuadro como si os fuese la vida en ello? Javier Sierra pretende que hagáis lo segundo porque para él no existe otra forma de visitar una pinacoteca.
Lo que hace especial a Sierra, y lo que le ha llevado a consolidarse como un superventas en el panorama del thriller histórico, es su capacidad para fusionar el rigor de la investigación con una narrativa trepidante que te atrapa sin remedio. Su obra aporta una mirada inquisitiva sobre los secretos del pasado y la reimagina para los que estamos ávidos de enigmas y códigos ocultos.
Una historia en cada lienzo
El propio Javier Sierra ya lo ha dicho en varias ocasiones. Cuando entra en el Museo del Prado ya no ve cuadros. Ve potenciales historias esperando a ser contadas. Y esta que nos cuenta ahora es una especie de secuela de aquel libro que en 2012 le hizo tan conocido que, prácticamente, le colocó en uno de esos cuadros que tanto ama. Nos referimos a El maestro del Prado. Y cuidado porque, a raíz de aquella novela, Sierra ha sido el único autor español en estar en el top 10 de los libros más vendidos en Estados Unidos.
Sus títulos se leen en más de cuarenta países. Vamos, que si hablamos de éxito, hablamos de Javier Sierra. Y por eso, cada vez que llega una obra nueva firmada por él, las expectativas siempre son altísimas. Pero para hablaros de El plan maestro tenemos que retrotraernos precisamente a El maestro del Prado.
Cuando Javier Sierra entra en El Prado ya no ve cuadros. Ve potenciales historias esperando a ser contadas
En 1990 el propio autor fue abordado por una figura misteriosa en una de sus numerosísimas visitas a El Prado. El Javier de entonces, estudiante de periodismo, visitaba uno de nuestros museos más importantes para indagar en su arte. Para conocerlo todo. Fue entonces cuando Luis Fovel se le acercó y le enseñó los secretos ocultos de un cuadro y cómo interpretar de verdad lo que cada lienzo nos quiere decir. Aquel personaje despareció sin dejar rastro y dejó a Sierra obsesionado. Hasta aquí sólo hay un dato que es fruto de la imaginación del esccritor: el nombre de ese misterioso personaje.
Fovel está inspirado por una persona real que le enseñó en aquel lejano ya siglo XX cómo leer de verdad uno de los lienzos que más obsesionaban a Javier Sierra. Hablo de La sagrada familia de Rafael. A dónde se dirigen realmente las miradas de los personajes, qué significa lo que se ve, qué es lo que se insinúa. Dejó al futuro escritor tan perplejo como maravillado. Nunca más lo volvió a ver. Y de ahí surgió el germen de El maestro del Prado y también el de El plan maestro.
Viajando por el arte
En esta nueva novela conocemos que Luis Fovel pertenecía a una organización mucho más grande que sus vastos conocimientos sobre arte. Sierra nos sumerge en una historia donde el protagonista, alter ego del propio autor, recibe un mensaje inquietante sobre ese personaje que le hizo volverse loco por los mensajes ocultos que guarda el arte.
A partir de ahí, comienza un viaje por algunos de los museos más emblemáticos de Europa en busca de respuestas. Cada pista le lleva a un cuadro, y cada cuadro encierra un secreto que ha permanecido oculto durante siglos.
El Museo del Prado vuelve a ser clave en esta investigación, pero también lo serán elLouvrey la Galería de los Uffizi. A medida que el protagonista avanza en su investigación, descubre que la organización de la que Fovel formaba parte no solo custodiaba conocimientos ocultos sobre la pintura renacentista, sino que también tenía la misión de preservar ciertos saberes esotéricos que podrían cambiar nuestra percepción de la historia del arte.
Sin tregua
No son sólo estos secretos los que nos van a hacer devorar la novela de Sierra. Es la hábil mezcla de hechos históricos con elementos de intriga y conspiración lo que hace que El plan maestro funcione así de bien.
Esta obra nos habla de cómo los grandes pintores del Renacimiento ocultaban mensajes en sus obras, de cómo sus cuadros no eran meras representaciones religiosas o mitológicas, sino auténticos códices visuales con información que solo unos pocos podían interpretar. El libro juega con esa idea y la lleva más allá, planteando la posibilidad de que estos secretos estén aún hoy protegidos por una sociedad discreta con acceso a un conocimiento que desafía la versión oficial de la historia.
Sierra nos conduce por pasillos de museos, bibliotecas polvorientas y calles empedradas donde cada rincón parece esconder una pista
Por momentos no parece que estemos ante una novela. Estamos ante una especie de salto en paracaídas que tiene un ritmo que no da tregua. Sierra nos conduce por pasillos de museos, bibliotecas polvorientas y calles empedradas donde cada rincón parece esconder una pista. Siendo la pintura el eje de la trama, la historia se adentra también en otras disciplinas, desde la alquimia hasta la astronomía renacentista. Todo ello, envuelto en ese halo de misterio que hace que sus libros sean tan irresistibles.
Javier Sierra vuelve a demostrar que la mejor forma de conocer la historia no es limitarnos a leerla en los libros de texto, sino aprender a observarla desde otra mirada. Una más poética, más artística y, claro, muchísimo más atractiva con la que entendemos que en el arte, como en la vida, lo más importante no es solo lo que se ve, sino lo que se esconde detrás de cada pincelada.
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