J. G. Ballard
Traductor: David Tejera Expósito
Editorial: Alianza Editorial
Año: 2001
Sinopsis: 39 relatos cortos conforman el primer volumen de la primera parte de los relatos completos de J. G. Ballard, uno de los grandes nombres de la ciencia ficción, recopilados en el orden original de su publicación entre 1959 y 1964.
Historias ambientadas en un tiempo definido como "presente profético": un futuro que también es presente, ya que todo está entremezclado. El foco del autor está siempre puesto en los 5 minutos que le suceden al tiempo presente. Por eso explora la irrealidad del momento, el espacio interior y la Tierra... la entropía como fondo de relatos escritos por alguien que está a otro nivel en lo que a psicología retrospectiva se refiere.
En esta primera parte, la esencia de la naturaleza se ha visto sometida a cambios siniestros y se ha vuelto extrañamente tecnológica. Encontramos muchas historias que tienen lugar en una versión retorcida de Palm Springs, con esculturas sónicas y flores cantarinas, además de otras curiosidades.
Los relatos de Ballard constituyen un corpus que se aleja del canon de la ficción británica del siglo XX.
Por qué recomendamos 'Relatos, 1', de J. G. Ballard
A J. G. Ballard le gusta la idoneidad de los relatos cortos para tomar instantáneas, su capacidad para centrarse con intensidad en un solo tema. Confiesa su utilidad para sacar a la luz ideas que luego se pueden desarrollar en sus novelas.
La mayoría de sus obras más conocidas, como es el caso de 'El mundo de cristal', 'Crash' o 'El imperio del sol', parten de ideas apuntadas con anterioridad en algún relato corto. Su simiente está en algún lugar de esta recopilación.
Gracias a la ciencia ficción de las distopías de Ballard y a su capacidad para aprovechar al máximo su proximidad a los cuentos populares y las parábolas, los relatos cortos sobreviven y siguen siendo útiles.
No hay una única manera de describir esta recopilación de relatos, tan variados que es imposible abarcarlos en una sola lectura. Las 850 páginas de esta primera parte de los relatos completos van desde 1956 hasta 1964. La primera época del escritor.
En ella hay relatos capaces de poner nervioso al lector más tranquilo, incapaz de explicarse por qué suceden las cosas que está leyendo, por qué las leyes de la física y el orden natural de las cosas no vale nada en esas líneas.
Pero también hay cuentos en los que la reflexión no termina con el punto final, y la imaginación de Ballard se convierte en el puerto de salida de una corriente de ideas que hace que nuestro cerebro se dispare en varias direcciones a la vez.
En definitiva, leer a Ballard es jugársela, es aceptar que no vas a permanecer en el mismo espacio ni en el mismo tiempo mientras estés absorto en sus historias. Es lanzar una moneda al aire y no esperar a que caiga. Es asumir que la realidad es ese epicentro aburrido alrededor del cual sucede todo lo realmente interesante.