Gloria G. Durán
Editorial: La Felguera
Año: 2021
Sinopsis: La sicalipsis fue una auténtica revolución de principios del siglo XX. Mujeres artistas que, ataviadas con una estética sensual y provocadora, cantaban por la libertad y el empoderamiento de la mujer.
Fueron acusadas de practicar la prostitución, de ser fáciles o ligeras de cascos pero lucharon por transformar el país a ritmo de transgresoras performances. Nombres como la Chelito, Raquel Meller, la Fornarina o Tórtola valencia resonaban entre lo que se sigue considerando la baja cultura que empujó hacia el necesario cambio social y político.
Por qué recomendamos 'Sicalípticas', de Gloria G. Durán
La revolución sicalíptica es un testimonio de primer orden de lo que se estaba cociendo a principios de siglo. Ante la llegada del cine empiezan las primeras revistas musicales cargadas de sátira y sensualidad. Se llega a representar sobre las tablas la 'marcha del batallón sicalíptico' en un complejo número lleno de erotismo y crítica política (parte del atrezzo era el Congreso de los diputados).
Aquellas mujeres fueron capaces de invertir los roles e incluso reírse del deseo masculino. Las sicalípticas empujaron el movimiento feminista al son de cuplés como 'la diputada' de 1932, en la que Amalia Molina clamaba por el voto femenino al son de "llegó la hora del feminismo". Y bajo la apariencia de mujeres sexualizadas llevaban a cabo performances para, por ejemplo, reivindicar el poder estar en la playa en traje de baño.
Intelectuales de la época como Miguel de Unamuno tachaban los espectáculos de pornografía, y se llegó a aprobar un real decreto contra lo que consideraban eran "canciones obscenas, bailes oscuros y actos contrarios a la moral". No era común escuchar a una mujer decir "me hubiera casado 50 veces con hombres que pretendían hacerme su esposa y retirarme de la mala vida, en cambio para mí era una vida buenísima", pero cupleteras como la bella Dorita alzaron la voz para abrir un difícil camino a las mujeres.
VÍDEO: La revolución feminista de las sicalípticas: "Eran como Rosalía o Bad Gyal"