Tamara Tenenbaum
Editorial: Paidós
Año de publicación original: 2025
Pero, me diréis, ¿qué tiene que ver Tamara Tenenbaum con Virginia Woolf? Más aún, ¿qué relación guardan el flamante Premio Paidós con un ensayo escrito hace casi un siglo? Un millónde cuartos propios, de Tenenbaum, surge de la relectura de un ensayo que pasó de ser un compendio de notas para un discurso a convertirse en una obra de referencia de la literatura feminista.
Tenenbaum se aproxima a 'Una habitación propia' a través de sus propias conclusiones y experiencias
Así, de la misma forma que Woolf se justificaba a lo largo y ancho de su obra, dando forma por el camino a sus propios pensamientos, Tenenbaum se aproxima a Una habitación propia a través de sus propias conclusiones y experiencias, repitiendo la misma alquimia que la escritora británica.
El recién creado Premio Paidós es para este Un millón de cuartos propiosque surgió mientras su autora traducía el texto original. De aquella pretensión primera acabó surgiendo un libro desde el que la inspiración, a través de la obra de Woolf, se termina convirtiendo en un compendio de literatura, política y vida con el que reflexionar sobre la última ola del feminismo contemporáneo y muchas otras cosas.
Una cena escasa
Woolf escapó del riesgo de convertir sus conclusiones sobre la ficción y las mujeres de su época en un mero dietario de autoras y libros. En cambio creó a un personaje de ficción, Mary Seton, para que narrara este ensayo, con cualidades muy similares a la de la autora, pegada a su propia vida. Así sus reflexiones sobre experiencias en universidades de hombres y mujeres, el acceso a la cultura o las cualidades culinarias de unas y otras instituciones de enseñanza se convertían en símbolos de un sino marcado por el género.
La idea central de Woolf es que es necesario un lugar, un sustento y una tranquilidad para poder entregar una vida a la literatura
Woolf describe la tímida cena que recibe en un campus de mujeres, comparada con otra, más opulenta, servida en otra de hombres. Aquel símil, lejos de ser un mero símbolo, se convierte en una meditación sobre la capacidad nutritiva de una y otra. Cómo la diferencia para desarrollar el oficio de la escritura pasa siempre por aspectos materiales, inseparables de la literatura y no tanto por cuestiones metafóricas o espirituales.
Así surge la idea central que Woolf desarrolló en su obra. Es necesario un lugar, un sustento y una tranquilidad para poder entregar una vida a la literatura. Una vida que, hasta entonces, había estado supeditada al matrimonio, los hijos y, en definitiva, la existencia a la sombra de los hombres.
Cien años de autoras después
Aunque Tamara Tenenbaum no se detiene en esta idea. A ojos de la autora argentina, Woolf desarrolló un tipo de literatura que en el siglo siguiente se convertiría en el santo y seña de la mayoría de autoras. En el ejercicio de identificación a través de su personaje ficticio, Mary Seton, Woolf sentó las bases de un género al que se adscribirían autoras como Nora Ephron, Vivian Gornick o Gabriela Wiener, por mencionar solo algunas.
La ficción marcada por las circunstancias personales. Lo que Tenenbaum describe como 'flujo de conciencia' y que se adscribe a las mismas necesidades y problemas de las autoras. Es en dicho punto donde Woolf informa realmente sobre el estado de la ficción entre las autoras, casi con medio siglo de antelación.
Woolf sentó las bases de un género al que se adscribirían autoras como Nora Ephron, Vivian Gornick o Gabriela Wiener
Un millón de cuartos propios recurre a esta misma herramienta, en una suerte de "cómo hemos llegado hasta aquí" que utiliza la transversalidad del cine, la televisión o la política para atender a todos los aspectos de la experiencia feminista en la vida de este último siglo.
Así divide sus conclusiones en torno a aspectos materiales, pero también en el privilegio, el trabajo, la nostalgia o el resentimiento. Este último queda siempre disperso por la obra, a la espera de reparaciones por parte de quienes llevan haciendo uso y disfrute del patriarcado a lo largo de toda su vida.
¿Quién teme a Virginia Woolf?
Igual que Woolf se excusaba de no poder ofrecer una 'pepita de verdad' en forma de conclusiones unívocas, las respuesta de Tenenbaum se dilatan a lo largo de este libro sin intentar encontrar verdades inamovibles. Son precisamente las dudas que arroja sobre el propio movimiento feminista, las motivaciones de trabajos anteriores como El fin del amor y su vigencia, las que hacen avanzar este ensayo.
Tamara Tenenbaum recuerda que los movimientos feministas y el #MeToo resultan remotas en pleno auge de la ultraderecha global
La escritora argentina invoca un año, el de 2018, lejano ya y marcado por los movimientos feministas, el #MeToo y demás reivindicaciones que ya resultan remotas en pleno auge de la ultraderecha global. Se pregunta, a partir de esta premisa, por la experiencia como el elemento principal de la narrativa de Woolf, por su fuerza y su capacidad transformadora. Pero, también por su vigencia a medida que el mundo cambia, y con él, nuestras propias conclusiones.
En cuatro años se cumplirá un siglo desde la publicación del ensayo de Woolf. Cuando la autora lo concibió tenía 47 años y proyectó su obra hacia las generaciones futuras, negándose a informar desde una imagen fija de la ficción escrita por mujeres. Sabiendo, quizás, que el mundo tenía todavía que cambiar mucho y dejándonos una hoja de ruta a cambio por la que poder seguir guiando la experiencia y la intuición de las escritoras del futuro.
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