Alan Parks

Traductor: Juan Trejo Álvarez

Editorial: Tusquets

Año de publicación original: 2022

Seamos sinceros. No está siendo un buen año para Harry McCoy. El detective escocés de principios de los 70 lleva con esta novela cinco casos complicados, retorcidos, uno por mes. En ellos ha sufrido físicamente, ha tenido que hacer gala de sus más audaces estrategias para resolverlos y se ha puesto en peligro.

Desde Enero sangriento, donde conocimos a este policía políticamente incorrecto, con amigos en las cloacas de Glasgow, a este Un mayo funesto, han pasado cinco novelas más. Y aunque las historias están ambientadas entre 1973 y 1974, la saga que Alan Parksha imaginado de doce libros es tan original como atractiva.

En Hijos de febrero asesinó a un jugador de fútbol. En Bobby March vivirá para siempre el que moría era una estrella del rock. Muerte en abril llevaba una explosión al más puro estilo IRA pero en Escocia. Es decir, Alan Parks siempre introduce en sus historias elementos que llevan al mundo real, a noticias en los periódicos. Al pulso de la calle.

Un incendio y un suicidio

En Un mayo funesto un incendio provocado en una peluquería acaba con la vida de tres mujeres y dos niñas, lo que enfada a la población de Glasgow hasta el punto de querer asaltar el furgón policial en el que viajan al juzgado los acusados del caso: tres delincuentes de poca monta. Sin embargo, al salir de allí, el furgón es atacado por unos encapuchados que liberan a los tres detenidos.

En las novelas de Alan Parks habitualmente varios crímenes se entrecruzan

Pero como nos ha enseñado ya Alan Parks en todos los libros anteriores, Harry McCoy nunca se esconde y rara vez afronta un caso sencillo. Y muy habitualmente varios crímenes se entrecruzan, abriendo nuevas dimensiones en la maldad de una ciudad donde no deja de llover nunca.

En esta ocasión, un aparente suicidio de un viejo conocido, un criminal que trapicheaba en los callejones más oscuros de la ciudad, llama la atención de Harry McCoy que, convaleciente de su último caso, con una úlcera que no le deja respirar en paz, se resiste a aceptar la baja que le ofrece su jefe y sentarse a descansar.

De viaje con Harry McCoy

A partir de ahí, el lector se sienta en la parte trasera de la cabeza de McCoy y le acompaña en su viaje por el Glasgow menos turístico (si es que hubo un Glasgow turístico en 1974). Y en cada parada, en cada conversación, se sienta junto al detective y aprende.

Porque los libros de Alan Parks no son de esos en los que el lector lo sabe todo de su protagonista, es cómplice de sus pensamientos y termina abrumado por sus emociones, sentimientos y temores. No. Para el lector de Un mayo funesto McCoy es un enigma más. Un tipo tan duro como complicado, pero con un instinto único. Al estilo Marlowe.

Para el lector, McCoy es un enigma más, un tipo tan duro como complicado, con un instinto único. Al estilo Marlowe

Por eso resulta tan interesante seguir sus pesquisas. Porque no tienes ni idea hacia dónde va a ir. Es emocionante acompañarle en el viaje pero rara vez somos capaces de anticipar algo. Por si fuera poco, la mano de Alan Parks se deja ver de vez en cuando tomando la historia de las solapas y lanzándola en una nueva dirección.

El resultado es una novela tremendamente entretenida. De las de antes. Un policía con métodos de trabajo poco éticos, poseedor de una lealtad y un sentido del honor superior al resto, paseando por una ciudad terrible en un tiempo terrible donde no hay prácticamente nadie inocente y donde cada página esconde una pequeña llave que nos hace avanzar en un recorrido siempre imprevisto.