Firmó sus dos primeras novelas como Paul Benjamin. No tuvieron éxito y menos mal que a Paul Auster no le venció el desánimo. En 1985, publicó La ciudad de cristal, la primera parte de su afamada Trilogía de Nueva York, una mezcla de novela negra de detectives ambientadas en la Gran Manzana. Y, esta vez, sí, llegó el éxito y el reconocimiento.
Traducido a multitud de lenguas, sus novelas empezaron a viajar por todo el mundo. Y con ellas él, recogiendo los más diversos reconocimientos a su carrera. "No sé por qué hago lo que hago. Si lo supiera, no tendría la necesidad de hacerlo", dijo al recibir el premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006.
Auster y el cine
Confirmado como uno de los escritores más influyentes de finales de siglo XX, decidió probar suerte en uno de sus medios favoritos, el cine. Un mundo que había reflejado ya en novelas como El libro de las ilusiones. Así escribió 'Smoke' y 'Blue in the face' en 1995, codirigiendo la segunda junto a los hermanos Wang. Dos películas que se complementaban y que hablaban de esos personajes anónimos que sostienen la ciudad de Nueva York y el barrio de Brooklyn en particular.
"Si supiera de dónde vienen mis ideas no podría escribir, es un impulso"
Más tarde volvió al cine, con un nuevo guion y esta vez dirigiendo en solitario. Lulu on the bridge, con Harvey Keitel William Dafoe y Mira Sorvino, se estrenó en 1998 y su promoción le llevó por festivales de primer nivel, como el de San Sebastián o el de Cannes.
Escritor por instinto, construyó mundos literarios infinitos, jugando siempre con las capas del relato. "Si supiera de dónde vienen mis ideas no podría escribir, es un impulso", llegó a decir en una ocasión.
La importancia del momento
Orfebre del lenguaje, ha sido capaz de crear obras monumentales basadas en una anécdota, como 4321. En esta novela, relató cuatro veces la misma historia en la que solo modificaba pequeños detalles de la misma. Segundos capaces de modificar por completo la vida de las personas. "El libro es sobre las frases, sobre el lenguaje, sobre la musicalidad de las palabras. Un ballet sobre 4321 sería más interesante que una película", dijo.
"Un ballet sobre '4321' sería más interesante que una película"
Él mismo, aseguraba, había visto su vida modificarse por pequeñas decisiones. Como por ejemplo, cuando se cruzó con su segunda mujer, la escritora Siri Hustvedt en un recital de poesía al que estuvo a punto de no ir. "Esa noche empezamos a hablar, seguimos hablando... cuando terminó el acto seguimos hablando... Pasamos la noche juntos y hemos estado juntos desde entonces".
Auster ante el drama
Reflexivo, su manera de mirar la vida ha ido de la mano con su activismo. De posiciones políticas muy contrarias a Trump, siempre ha sido muy fiel a sus ideas. Junto al fotógrafo Specer Ostrander publicó Un país bañado en sangre, un libro que criticaba abiertamente la política armamentística de Estados Unidos. Siendo niño, él mismo fue testigo del asesinato de su abuelo por culpa de las armas de fuego.
No fue el único drama que le tocó vivir. Su hijo Daniel se suicidó después de que Ruby, su hija, nieta del escritor, muriera tras ingerir las drogas que él consumía. Estas muertes marcaron sus últimos años, en los que, afectado por un cáncer de pulmón, se dedicó a escribir su propia despedida en una novela inolvidable, Baumgartner, en la que un profesor viudo enfilaba sus últimos años de vida, despidiéndose de ella de la mejor manera posible.
Fue su último libro. Hoy Nueva York se ha quedado sin maestro que la escriba y nosotros sin genio que nos la cuente.