Con el machismo es igual. Puedes no ser consciente de un acto machista y un par de horas después, cuando estás a punto de quedarte dormida, abrir los ojos de par en par, incorporarte y gritar: "¡¡Eh!! ¡Eso era machismo!".
Las batallas donde se construye una mujer
El símil no es mío, sino de Caitlin Moran, autora de 'Cómo ser mujer' (Anagrama, 2011), un divertidísimo repaso a esos detalles del día a día que terminan por construir a una mujer:
La regla, el porno como peligrosa escuela sexual -sobre todo para los hombres-, la ausencia de información sobre la maternidad, la tortura de la depilación, la masturbación femenina, la manera de vivir el amor, el sexo y el matrimonio -que no siempre tienen por qué ir de la mano-, el poder y el peligro de la palabra "gorda", la ausencia de referencias para dedicarte a algo que no sea la enfermería o la enseñanza...
"Una mujer que critica el feminismo es una prueba no sólo de que este existe, sino de que ella disfruta de sus privilegios, ganados con tanto esfuerzo"
Todos esos detalles, piénsenlo, marcan a la mujer como no marcan a los hombres. ¿Igualdad? Ahí tienen la razón de ser del feminismo.