El 11 de diciembre de 2006 los italianos se acostaban con un terrible suceso. En la localidad de Erba, en la región de Lombardía, al norte del país, un edificio ardía con cinco personas dentro: una mujer, su hijo de dos años, la abuela del niño, una vecina y su marido.
La investigación demostró que todos habían sido degollados. Las mujeres, además, habían recibido golpes en la cabeza. El hombre fue el único que sobrevivió gracias a una malformación congénita en la aorta.
La prensa lo bautizó como 'la matanza de Erba' y el juicio acaparó portadas por todo el país
Los medios de comunicación del país acudieron rápido a cubrir la noticia a este pequeño enclave de apenas 15.000 habitantes, conmocionados por lo cruento de las muertes. Unas semanas después, el matrimonio que vivía en el bajo del pequeño edificio de viviendas, Rosa Bazzi y Olindo Romano, fue detenido.
La prensa lo bautizó como 'lamatanza de Erba', y su juicio acaparó portadas por todo el país. El proceso terminó con la condena a cadena perpetua del matrimonio, que todavía hoy permanece en prisión.
Pero, ¿y si hubiera sido un error?
La escritora Alessandra Carati estudió el caso y descubrió un buen puñado de irregularidades que ha convertido enEl caso Rosy, editado ahora en español por Lumen, un true crime novelado. Cuenta cómo en la escena del crimen solo se encontró una huella que no pertenecía a los condenados, ni siquiera hallaron una sola gota de sangre en su apartamento, sí en su vehículo, pero cómo es posible, se pregunta, después de degollar a cinco personas.
En el juicio fue fundamental la confesión del matrimonio en comisaría, de la que luego se retractaron, y alguna prueba más no demasiado contundente. Así que, para tener todos los detalles, Alessandra Carati se reunió en numerosas ocasiones con Rosa Bazzi en prisión.
Fue a raíz de sus encuentros cuando la describió como una persona con un cuadro psíquico y cognitivo muy frágil. Cuenta que era conocido por todos que el matrimonio tenía muy mala relación con los vecinos, con quien se les había visto discutir en muchas ocasiones por los ruidos que hacía el bebé.
La confesión y la reapertura
De hecho, la conclusión a la que se llegó en el juicio fue que Rosa discutió con la madre del niño y posteriormente subieron a matarla a ella, al bebé y a la abuela y, por si acaso, para evitar testigos, también acabaron con la vida de los vecinos de arriba.
Después de varios intentos fallidos, sus abogados están a punto de conseguir que se reabra el caso
Parece que fue su mala relación con el mundo lo que, cuentan ellos, les llevó a confesar el crimen a pesar de no haberlo cometido. Porque estaban en el punto de mira de la policía y si confesaban, pensaron, pasarían el resto de su vida en una celda de matrimonio en una prisión (algo que en Italia no existe), sin tener que volver a preocuparse por la comida ni por pagar la hipoteca, porque si algo caracterizaba este matrimonio era la gran dependencia que tenían el uno del otro, como deduce la autora.
Después de varios intentos fallidos, sus abogados están a punto de conseguir que se reabra el caso, lo que ha vuelto a sacudir Italia, porque si se demuestra que Rosa y Olindo no degollaron a esas cinco personas e incendiaron la casa para ocultar las pruebas, significa que cualquiera de los vecinos de Erba podría ser el asesino.
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