Lugares discretos que albergan en su interior el horror. En los que existe una frontera desdibujada entre el mundo real y otras dimensiones. A veces en la oscura puerta de un desván, a veces en una televisión mal sintonizada... Portales abiertos al terror más impredecible. Porque... ¿quién podría imaginarse que en un idílico hogar pudiera esconderse el mal?
Pero no solo es la casa la que puede acabar contigo, también los muñecos que habitan dentro pueden cobrar vida, a veces poseídos por entidades malignas, con las peores intenciones posibles. Como Chucky, el muñeco diabólico o la tétrica Annabelle.
La nueva casa encantada
Y es que las casas encantadas son un elemento clásico si estamos hablando de miedo. Han llenado salas de cine, estanterías de librerías y nos han dejado sin dormir noches enteras. Un desvelo que también se mantiene al leer la historia de los hermanos Joyner, los protagonistas del libro Cómo vender una casa encantada, de Grady Hendrix.
Nos encanta escuchar, contar y conocer estas terroríficas historias
Tras la muerte de sus padres, Louise y Mark, irreconciliables durante años, tienen que ponerse de acuerdo para vender la casa familiar, pero uno de los muñecos de la colección de títeres de su madre, el pequeño Pupkin no se lo pondrá fácil. La novela, la última del fenómeno literario que es Hendrix, ya ha sido un éxito de ventas en Estado Unidos.
Y es que, por alguna razón nos gusta, nos encanta escuchar, contar y conocer estas terroríficas historias. Eso sí, esperemos que se queden solo en eso. En historias.