Carmen Conde comenzó en 1979 su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua acordándose de otras mujeres. No fue casualidad. Ella consiguió lo que otras grandes escritoras no pudieron por el simple hecho de ser mujeres. Ella se sentó por primera vez en un sillón de la RAE. Fue el de la letra K.
Ya había abierto puertas en 1967, cuando fue la primera mujer en recibir el premio Nacional de Poesía. Pionera y a la vez olvidada, porque no aparece en los libros de texto. Y todo a pesar de que la académica escribió más de un centenar de obras. La primera con solo 15 años.
Decía que había tenido suerte por almorzar un día con Gabriel Miró y cenar con Juan Ramón Jiménez
Decía modestamente que lo suyo había sido suerte. La que tuvo por almorzar un día con Gabriel Miró y cenar con Juan Ramón Jiménez. Casada con el también poeta Antonio Oliver Pernás, con él fundó la universidad popular en su Cartagena natal. Quería que la cultura llegase a todas las clases sociales. Pero la Guerra Civil lo cambió todo.
En el 36 él se une al ejército republicano y ella conoce a Amanda Junquera, su amiga fiel hasta el final. Decía entonces en uno de sus poemarios que nadie sabía dónde estaba la luz, pero que ella creía firmemente en la suya propia. Y ese verso da título al libro 'En pie la llama'. Una antología poética que recoge los versos más destacados de la autora cartagenera y que incluye además nueve poemas inéditos.
Acusada de ser partidaria de la república tuvo que utilizar pseudónimos para seguir escribiendo. Fue incansable... hasta que el Alzheimer la hizo olvidar. Pero Carmen Conde siempre será la primera, la letra K, la que abrió el camino para todas las demás, la que demostró en nuestro país que la escritura de un hombre y la de una mujer no se diferencian en nada.