A media que ascendemos por la Escalera interior de Almudena Grandes, se cuelan los olores y los ruidos de las otras vidas que comparten días con nosotros. Amigos, vecinos o simples desconocidos con los que la escritora se cruzaba, preguntaba y escuchaba. A partir de sus historias y de las instantáneas que iba tomando, con la literatura como médium, fue surgiendo la materia prima que cada quince días la autora ofrecía a sus lectores.
Entre 2004 y 2021, Grandes dejó el recuerdo de monjas que quieren dejar de serlo, cabezas de pescado que rodaban por el Mercado de Barceló y que se convertían ante sus ojos en los restos de un monarca ajusticiado. Sin la presión de la actualidad, la autora pudo capturar la faceta más literaria del día a día para El País Semanal, sin olvidarse de dotarle, como era habitual en ella, de una conciencia política para que no quedasen huérfanas.
La escalera de Almudena
Ahora que Tusquets publica estos textos, son sus amigos quienes hablan de ella en un vídeo facilitado por la editorial. "Leer sus artículos era como como verla a ella. Era como ver a la persona que estaba detrás de los personajes que escribe. Mostraba sus emociones, no la de los personajes, y eso es lo que te atrapaba", cuenta la actriz Carmen Machi, que también destaca el detalle, "el fogonazo" a partir del cual hacía brotar mundos.
"Almudena mostraba sus emociones, no la de los personajes, y eso es lo que te atrapaba"
El escritor y amigo Luis Landero recala en aquella Almudena que bajaba su escalera para brindarnos lo que encontraba en el exterior: "Galdós decía que todo el mundo tiene una novela, ella se encargaba de salir a buscarla".
Quien compartió vida con ella, Luis García Montero, se detiene en la capacidad de la escritora para convertir los detalles más nimios en grandes historias. Una máxima que ella misma defendía con la convicción de transformar "en héroes a la gente corriente". De todo eso es de lo que viven y respiran las páginas de su Escalera interior.Desde allí nos brinda la oportunidad de detenernos en nuestra subida, empapándonos de lo que ocurre detrás de puertas cerradas.
Pero para hacer hablar a la vida primero hay que comprenderla. Almudena dotó a estos textos de la humanidad y la empatía necesarias para que no pareciesen huecas. Cuando nos asomamos a esta Escalera interior no lo hacemos como meros voyeurs, sino con la paciencia y el cariño de quien puede hacernos vivir durante dos páginas en la piel de otros.
Almudena Grandes se convirtió en una de las autoras más prolíficas, no solo en la literatura, sino en el columnismo nacional. Un privilegio que ganó a pulso y que nunca malgastó, primero con Mercado de Barceló y unos años más tarde con esta Escalera. En 2014, la misma editorial publicó bajo el nombre de esa primera columna de aromas mezclados de frutas, carnes y pescados para el que tomó inspiración del mismo mercado que estaba enfrente de su casa.
Trabajadora obstinada, ni el cáncer pudo arrebatarle las ganas de seguir escribiendo. Un mes antes de que las fuerzas la abandonasen definitivamente, escribía sobre diagnósticos, pruebas y malas noticias en "el artículo más difícil que ha escrito nunca" y desde el que se despedía con aquel "hasta dentro de quince días" que nos dejó a la espera de que ella regresase y siguiese contándonos.
El Madrid de Almudena Grandes
Todos los que la conocieron coinciden en que Almudena Grandes se sentía muy madrileña. Quizá por ello es inevitable que Madrid sea, prácticamente, el hilo conductor en su trayectoria literaria. Acompañados de su amigo Benjamín Prado, recorremos la ciudad a través de cuatro lugares clave en su vida y su obra.
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