Septiembre de 1940; los alemanes bombardean Gran Bretaña. Las explosiones iluminan el cielo y retumban en el aire. Y en mitad del cielo y el aire, como en forma de esperanza, la ayuda llega a lomos de cientos de palomas mensajeras.
Es el marco en el que se desarolla 'El largo camino a casa' (Espasa, 1999), una novela basada en la Operación Columba, la misión ideada por Winston Churchill para conocer las posiciones del ejército alemán en la II Guerra Mundial.
"La Operación Columba fue ideada para conocer las posiciones del ejército alemán en la II Guerra Mundial"
La historia, inspirada en hechos reales, narra la relación entre Ollie, un aviador británico, y Susan, una criadora de palomas. "Cuando yo era pequeña, mi abuelo solía atar un mensaje secreto a una de sus palomas de carreras. Yo esperaba en el palomar hasta que la paloma regresaba con el mensaje y entonces descifraba el código", cuenta la protagonista en el libro.
Fueron ellas, las palomas, las encargadas de enviar información a uno y otro lado del Canal de La Mancha, como se cuenta en la novela: "Durante la Gran Guerra, una paloma salvó la vida de casi doscientos soldados aliados. Con el último mensaje desesperado para pedir ayuda en el cilindro que llevaba atado a una pata, emprendió el vuelo. Cuando salió volando del búnker, fue abatida por una lluvia de balas".
"Las palomas llegaban a recorrer hasta 1.000 km en un día"
Como una brújula, los cristales de magnetita que las palomas tienen en su cerebro, las ayudaban a orientarse a más de 90 km hora. "Susan cogía a las palomas de sus nidos, les susurraba algo al oído y luego se las pasaba a Ollie para que les colocara el cilindro y las metiera en sus jaulas. En menos de una hora los palomares quedaron vacíos. Susan y Ollie observaron a los soldados cargar las palomas; subieron a sus camiones y arrancaron el motor".
Estas palomas llegaban a recorrer hasta 1.000 km en un día. "No van en línea recta, se van fijando en los puntos de las montañas, en las cordilleras montañosas, se van fijando en las carreteras", explica el Subteniente Navarro, del Mando de Transmisiones del Ejército de Tierra. En su pata, los llamados colombogramas con los que surcaban el cielo en un extenso viaje como el que narra esta historia donde el camino, por muy largo que sea, siempre lleva de vuelta a casa.