La disfagia es la dificultad para tragar alimentos sólidos o líquidos, un trastorno de la deglución que sufren, según estimaciones, más de 2 millones de personas en España. Según datos aportados por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEEN), entre el 10 y 30% de los mayores de 65 años presenta algún tipo de dificultad.
Tal como explica esta entidad, con motivo del Día Mundial de la Disfagia (12 de diciembre), se trata de "la dificultad para que el bolo alimenticio pase desde la boca hasta el estómago, en cualquier parte de este recorrido. Se distinguen 2 tipos, según la causa: disfagia neurológica, en la que se altera la función de los músculos implicados en la deglución; y disfagia mecánica, por algún tipo de obstrucción o dificultad de tránsito a lo largo de ese recorrido del bolo".
También, podemos diferenciar la disfagia en función de la localización. Esto es, por un lado, continúan los expertos de la SEEN, estaría la disfagia orofaríngea, cuando el problema está entre la boca y el inicio del esófago; y por otro lado, estaría la disfagia esofágica, cuando se localiza entre el esófago y el inicio del estómago.
La consecuencia más directa es la desnutrición que puede producir en los afectados, de forma más o menos severa, según el grado de dificultad en la deglución. De hecho, y tal como exponen por su parte desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), "9 de cada 10 pacientes con disfagia no se alimentan bien".
Una de las consecuencias más importantes de la disfagia es la desnutrición: 9 de cada 10 pacientes con esta afección no se alimentan bien
De ahí que la disfagia pueda ser un motivo del aumento de mortalidad. Pues, como explica la doctora Magdalena Pérez Ortín, vocal de la comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de la SEORL-CCC, "si el alimento no se transporta correctamente desde la boca al esófago, el paciente sufre desnutrición y deshidratación. Por lo que empeora el estado físico y, en consecuencia, la disfagia. Esto favorece la aparición de neumonías y de problemas de seguridad".
"Las aspiraciones orofaríngeas ocasionan neumonías en el 50% de los eventos aspirativos. La neumonía aspirativa es la principal causa de muerte en pacientes neurológicos y es la tercera causa de muerte en mayores de 85 años", añade.
Por ello, es fundamental el diagnóstico precoz de esta afección porque "es una patología en aumento debido al envejecimiento de la población ya que, entre otras cosas, se produce por una pérdida de masa muscular, y eso ocurre a partir de los 65 años", señala la doctora.
Sin embargo, pase a ser más común que otras afecciones relacionadas con la alimentación, como puede ser, por ejemplo, la celiaquía, "la disfagia sólo está diagnosticada en 1 de cada 10 pacientes. El resto, no reciben ni tratamiento ni alimentos adaptados", lamenta la experta.
Causas y tratamiento de la disfagia
La disfagia puede aparecer por diversas causas. Las causas más comunes son "enfermedades, cirugías de cabeza y cuello, cirugías que produzcan una alteración estructural, orgánica que vaya a hacer que se produzca un problema puramente mecánico en el paso del alimento", apunta la doctora.
Pero también puede ser debido a enfermedades neurológicas como ictus, párkinson, esclerosis múltiple y demencias. Así, "la disfagia afecta entre el 22 y el 65% de los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular, mientras que el 30% de las personas con párkinson tienen clínica de disfagia orofaríngea".
Por último, otra de las causas de esta patología puede deberse a una pérdida de masa muscular, algo que suele suceder "sobre todo en pacientes que han estado hospitalizados durante mucho tiempo y que han necesitado ingresos en UCI prolongados, como por ejemplo, en la época del COVID-19".
La disfagia afecta entre el 22 y el 65% de los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular y hasta un 30% de las personas con párkinson
Pero la disfagia no sólo afecta a personas mayores -que son sin duda, la gran mayoría- sino que también puede afectar a niños y a jóvenes. Como por ejemplo, "el caso de la tiktoker Nuria Jordà, una joven de 21 años que sufre disfagia a consecuencia de una cirugía para extirparle un tumor en la carótida", apuntan desde esta sociedad científica.
En la población pediátrica -detallan desde la SEORL- puede aparecer debido a determinados síndromes y patologías que afectan en la edad pediátrica y neonatal que conllevan una serie de alteraciones fisiológicas y/o anatómicas.
"La incidencia infantil se ha incrementado debido a la mejora de las tasas de supervivencia de niños con afecciones complejas. Así, se estima una prevalencia del 30-80% de disfagia en niños con trastornos del desarrollo, y del 19,2-99,0% en niños con parálisis cerebral", explica la doctora.
Por último, y en cuanto al tratamiento, es fundamental que el abordaje de la disfagia sea multidisciplinar. Esto es, "debe abarcar todo lo que es la nutrición y bienestar del paciente, así como la rehabilitación y si hace falta tratamiento quirúrgico", sostiene la doctora Isabel Garcia López, secretaria general de SEORL-CCC.
El tratamiento y la mejoría en estos pacientes, no obstante, depende del origen de la lesión: "Dentro de lo más habitual, hay modificaciones en la dieta, en las texturas, rehabilitaciones logopédicas, abordajes nutricionales y en casos concretos hay tratamientos quirúrgicos", finaliza la experta.
Recomendaciones nutricionales para pacientes con disfagia
Los expertos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEEN) ofrecen una serie de recomendaciones que varían, por supuesto, en función de diagnóstico y la caracterización del mecanismo causante de la disfagia del paciente.
En el caso de que la persona con disfagia mantenga la capacidad para deglutir y se pueda utilizar la vía oral, "trataremos de realizar una adaptación de la textura de los alimentos", explica la doctora Dra. María Riestra, de la SEEN.
"Cuando aumentamos la viscosidad de un alimento o bebida, la persona tiene más tiempo para prepararse para la deglución y así se facilita el control del alimento o bebida en la boca", explica la doctora.
Así que, en función del grado de la disfagia, "se puede ingerir una textura de fácil masticación o totalmente triturada". Algunos alimentos deben evitarse para que la deglución sea segura. Por ejemplo, aquellos de textura mixta como la leche con galletas o los que desprenden mucho líquido.
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En el caso de que la disfagia sea severa y la vía oral no sea posible, "hay que emplear sondas de alimentación para suministrar nutrientes directamente en el tubo digestivo, de forma transitoria mediante sondas de la nariz a tubo digestivo o, en ocasiones, permanente, a través de un estoma u orificio que conecta directamente el tubo de alimentación al estómago o intestino delgado", concluye la experta.