Una de las cosas más importantes en esta época de virus respiratorios, que abundan especialmente en los niños y niñas es enseñarles a expulsar los mocos, algo que al ser pequeños no saben hacer aún. Y los mocos pueden producir, si no se expulsan, otitis, y en casos más serios, bronquitis o neumonías. Hay que recordar que existen más de 200 virus que pueden ocasionarlos, siendo el rinovirus el más frecuente.

Es por ello que la Dra. Alba Gómez Garrido, médica rehabilitadora, de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) quiere hacer hincapié sobre ello y dar una serie de consejos y recomendaciones para a los padres y las madres para que puedan ayudar a sus hijos.

"A lo largo de un curso escolar es frecuente que aparezcan entre 6-8 procesos catarrales por niño y los síntomas principales son los mocos, los estornudos, la tos y a veces puede a aparecer dolor de garganta y fiebre. En algunas ocasiones, estos mocos pueden acabar provocando otitis o progresar en inflamar vías respiratorias bajas (bronquitis y/o neumonías)", explica la doctora.

Cuando nuestro sistema respiratorio entra en contacto con un agente extraño, como podrían ser los virus que causan los catarros -añade la experta- "las mucosas se inflaman y generan una sustancia transparente de consistencia líquida-gelatinosa llamada moco, que según va evolucionando modifica su tonalidad (de transparentes a blanquecinos, de blanquecinos a amarillos y finalizaran siendo verdosos). Los mocos son los protectores del sistema respiratorio ya que su función es atrapar a estos gérmenes que quieren entrar en nuestro organismo".

En el caso de que los mocos se encuentren en la vía aérea superior, se pueden ofrecer unas recomendaciones para la prevención y el manejo de estas secreciones, así como ejercicios respiratorios. Pero si los mocos se encuentran en vías respiratorias bajas, es importante en este caso, enseñar tanto a los niños como a los padres y madres técnicas para expulsar estas secreciones.

En niños con enfermedades neurológicas, alteraciones inmunitarias, alérgicos o con enfermedades respiratorias crónicas o infecciones respiratorias de repetición estaría indicado ser valorados en las Unidades de Rehabilitación Respiratoria Pediátrica y prescribir tratamiento de fisioterapia respiratoria específico.

Recomendaciones para que los niños expulsen los mocos

Tal como explican desde la SERMEF, lo más importante es la higiene correcta de manos ya que esto es lo único que puede frenar su aparición. Igualmente, es importante la hidratación de estas mucosidades mediante la ingesta regular de agua.

Así mismo, "se debería intentar mantener una humedad en las habitaciones entre el 40-60%", aconseja la experta. "Si la humedad es inferior al 40% estaría indicado el uso de humidificadores o trucos caseros como colocar un bol de agua cerca de una fuente de calor para evitar la sequedad. Humidificar la habitación sobre todo está indicado en casos de laringitis". Ahora bien, no es para nada recomendable cuando el niño es alérgico, tiene rinitis o infección en vías respiratorias inferiores.

En el caso que se decida usar el humificador, es importante tener en cuenta algunas consideraciones: usarlo solo cuando es necesario, cambiar el agua cada día, limpiarlo cada 3 días y vigilar los vaporizadores calientes ya que pueden provocar quemaduras.

Por otro lado, es importante hacer lavados nasales para favorecer la eliminación de las secreciones nasales y del moco espeso. "Al mejorar la congestión nasal de los niños se favorece un sueño de mayor calidad y facilita el amamantamiento. También reduce el riesgo desarrollar infección de oído", afirma la doctora Gómez Garrido.

Cómo hacer los lavados nasales en los niños

Los lavados nasales en población infantil se realizan con suero fisiológico o con agua de mar en un dispositivo adecuado en cada una de las fosas nasales. Como destaca la doctora, se recomienda realizarlos con la jeringa de 5ml o con dispositivos unidosis de suero.

"En bebés recién nacidos es recomendable realizar un lavado nasal con gotas de suero fisiológico como parte de la higiene diaria. A los niños no les suele gustar que les hagan lavados nasales por lo que es frecuente que toque bloquearlos o intentar que ellos mismos se los realicen imitándonos a nosotros", sostiene.

Por otro lado, existen varias formas de realizar los lavados nasales:

  • Se puede tumbar el niño boca arriba o boca abajo, girar la cabeza hacia un lado, y aplicar el suero fisiológico sujetando la cabeza por la narina que queda más superior.
  • También se puede realizar con el niño sentando (a partir de los 6 meses) e inyectar el suero. A los bebés o niños pequeños se les puede cerrar la boca para que hagan una inspiración profunda y a los más mayores que sorban (hagan el cerdito) los mocos para que bajen a cavidad bucal.
  • Algunas secreciones saldrán por la otra narina y otras se las acabarán tragando. La cantidad de suero varía entre 1,5-2 ml por orificio en los bebés y hasta 5 ml en niños más mayores. La temperatura debe estar a temperatura ambiente. Se puede calentar un poco con las manos para que no sea tan molesto.
  • El aspirador de secreciones debe ser usado de forma esporádica y solo cuando hay muchas secreciones ya que puede aumentar la presión en la trompa de Eustaquio y provocar problemas de oído.

Ejercicios respiratorios mediante el juego

Es fundamental, en niños a partir del año enseñarles a oler cosas (frutas, flores, etc) y enseñarles a soplar las velas en cuanto sea posible. por otro lado, y tal como explica la doctora Gómez, a partir de los 2 años, que ya suelen colaborar más, es el momento de enseñarles algunos ejercicios respiratorios pidiéndole que jueguen a imitarnos.

De este modo, por ejemplo, "se les dirá que cojan el aire de forma profunda por la boca hinchando la barriga y levantando las manos como una ola. A continuación, se le pedirá que sople sacando el aire por la boca como si quisiera apagar un fuego y que baje los brazos".

Por otro lado, "también se les puede pedir que hagan el gato para empezar a familiarizarse con la respiración diafragmática", añade la profesional. Esto es, "se pondrán a cuatro patas y cogerán aire por la nariz. Al coger aire la zona lumbar de la espalda descenderá arqueándose y al sacar el aire sacará la zona dorsal ascenderá como la chepa de un gato. Es importante que hagamos divertido la realización de estos ejercicios ya que estamos delante de niños los que aprenden jugando".

Y por último, se le enseñará a realizar ejercicios que impliquen despeguen secreciones y las asciendan para facilitar su expulsión. "Para despegar las secreciones se les puede enseñar a que haga burbujas con una caña en un vaso o en la bañera, que soplen con un matasuegras o que soplen un pito", recomienda.

Y por último, se les deben enseñar ejercicios que suban la mucosidad como por ejemplo, "enseñarles a hacer baho y empañen un espejo, que hagan pompas de jabón, que soplen molinillos de aire o incluso que sople bolitas de papel como si quisiera hacer una carrera de bolas con nosotros", concluye.