El último Estudio Aladino 2023 sobre Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad ha traído un dato positivo: el exceso de peso infantil ha disminuido en un 4,5% en los últimos cuatro años. Según el informe, el 36,1% de los niños entre seis y nueve años en España padece exceso de peso, una mejora frente al 40,6% registrado en 2019. Sin embargo, esa cifra sigue siendo preocupantemente alta. Y peor aún, esta reducción no se refleja de manera equitativa en todos los hogares. Las familias con rentas más bajas han experimentado un aumento en las tasas de obesidad, mientras que las familias con ingresos más altos muestran un mayor progreso en el peso saludable de sus hijos.

La desigualdad pesa en la balanza

Los datos no dejan lugar a dudas: la desigualdad económica influye directamente en la salud infantil. Según el estudio, las tasas de obesidad y sobrepeso son significativamente más altas en niños de familias con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales. De hecho, en este grupo. El 23,4% de los niños sufre obesidad, en comparación con el 10,9% en las familias que superan los 30.000 euros de ingresos.

El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, calificó esta situación como "inaceptable" en la presentación del informe: "No podemos permitir que el nivel socioeconómico determine la salud de nuestros niños. Los datos muestran claramente que cuanto más pobre es una familia, más probabilidades tiene que sus hijos padezcan obesidad".

El estudio también revela que los niños de familias con rentas más bajas tienen menos acceso a actividades extraescolares y pasan más tiempo frente a las pantallas. Mientras que el 88,1% de los niños de familias con ingresos altos realizan al menos dos horas de actividad extraescolar a la semana, solo el 64,2% de los niños de familias de rentas bajas participa en estas actividades. Este menos acceso al deporte y a otras actividades físicas agrava el problema del sobrepeso y la obesidad.

Aliados a la obesidad: pantallas y refrescos azucarados

El informe Aladino subraya que ciertos hábitos alimentarios y de ocio contribuyen significativamente a las diferencias en las tasas de obesidad. Los niños de familias con menores ingresos consumen hasta ocho veces más refrescos azucarados que los de familias con rentas superiores. Además, el tiempo de exposición a pantallas es mucho mayor en estos hogares. El 41,4% de los niños de rentas bajas pasa más de dos horas diarias frente a una pantalla, en comparación con el 22,8% de los niños de familias más acomodadas.

En cuanto a la dieta, el consumo de frutas y verduras sigue siendo bajo en general, pero es aún más común en familias con mayor poder adquisitivo.

Mejora general en hábitos, pero con retos pendientes

A pesar de estas desigualdades, el estudio muestra que la concienciación sobre la importancia de una dieta saludable y el ejercicio está aumentando en la población en general. Elisa Escorihuela, nutricionista, destaca que la mejora en las cifras de exceso de peso se debe, en gran medida, a la mayor presencia de profesionales de la nutrición en el sistema sanitario y que una mejor información disponible para las familias. "Cada vez más personas entienden la importancia de una alimentación equilibrada y la actividad física regular para la salud de sus hijos", afirma Escorihuela.

No obstante, la nutricionista advierte que aún queda mucho por hacer. "Si bien estamos viendo avances en las familias con más recursos, debemos enfocarnos en apoyar a las familias más vulnerables, que son las que enfrentan mayores dificultades para acceder a una alimentación saludable y a oportunidades de ejercicio", asegura.

Medidas en marcha para combatir la obesidad infantil

El Gobierno español ha anunciado varias iniciativas para abordar la obesidad infantil, especialmente en los sectores más vulnerables. Pablo Bustinduy destacó durante la presentación del informe que están trabajando en un Real Decreto sobre comedores escolares saludables y sostenibles, que garantizará al menos cinco comidas saludables a la semana para los niños que asisten a estos centros. Esta medida tiene como objetivo mejorar la calidad de la dieta de los escolares, especialmente en las familias con menos recursos.

Además, Bustinduy anunció que próximamente se regulará la publicidad de alimentos no saludables, para proteger a los niños de la influencia de los anuncios de productos altos en azúcares, grasas y sal. La exposición a este tipo de publicidad es otro factor que contribuye a la obesidad infantil, y su impacto es especialmente grave en los niños que pasan más tiempo frente a las pantallas.