Hay cosas en nuestra vida que no podemos cambiar, porque irremediablemente no depende de nosotros. Da igual lo que hagamos. Pero hay otras cosas que sí podemos cambiar para ser más felices o aumentar nuestra calidad de vida. Que es en definitiva, lo que ansiamos como seres humanos.
"Como seres humanos, vivimos experiencias y realidades que podemos cambiar y otras que no porque no está en nuestra mano", explica a laSexta.com Silvia Congost, psicóloga especialista en dependencia emocional, autoestima y relaciones,
Sin embargo, ante las primeras, antes las cosas que sí podemos cambiar, tenemos dos opciones. Una primera -indica Consgost- es resignarnos y ser infelices, quedando anclados en la queja y una segunda, es enfrentarnos a ello, enfrentarnos a eso que no nos gusta y cambiarlo.
"Si uno, por ejemplo, se da cuenta que tiene unos patrones de conducta que acaban dañando a los demás o a sí mismo, que tiene una forma de ser que no le ayuda a conseguir sus sueños o que le impide gestionar sus emociones, puede cambiar y si lo consigue, su vida mejorará notablemente", afirma la experta.
Es cierto que "a veces no sabemos cómo hacerlo solos y por eso es importante buscar quien nos ayude a realizar estos cambios. Si los conseguimos, seremos más felices y viviremos mucho mejor. Y al fin y al cabo, eso es lo que buscamos todos los seres humanos", añade.
Tal como explicaba y decía en una publicación reciente de su Instagram (@silviacongost), todos podemos cambiar, pero que para lograrlo, "hacen falta estos ingredientes que, de no estar presentes no nos permitirán llegar al objetivo deseado". Veamos cuáles son esos 5 ingredientes o claves que la experta explica y que nos ayudarán, o al menos nos acercarán mucho más, a conseguir ese cambio.
1. Identificar aquello que no nos gusta
Es sin duda, lo más importante. Y parece sencillo, pero no lo es. "El primer paso siempre es verbalizar eso que nos ocurre, eso que nos disgusta, que nos hace sentir mal. Ya sea compartiéndolo con alguien o con nosotros mismos", explica Congost.
Es decir, aclara, "ser capaces de decir 'no estoy bien', 'soy así y no me gusta', 'tengo que cambiar, no puedo continuar así', 'esta forma de actuar daña a quien tengo al lado'... No es fácil hacer esto, pero es importantísimo y denota una humildad y una madurez básicas para el crecimiento de cualquier persona".
2. Y que haya un deseo intrínseco (no extrínseco)
"Para cambiar algo es importante que haya un deseo intrínseco", asegura Congost. Un deseo de cambiar las cosas porque queremos nosotros y no por obtener alguna recompensa ni por complacer a los demás, sino porque realmente queremos.
Dos de los términos más utilizados en psicología son los de motivación intrínseca y motivación extrínseca. El primero es aquel deseo o motivación de hacer las cosas porque nos sale de dentro, porque tenemos deseos de aprender, de querer crecer.. Hay un interés propio. Mientras que la segunda motivación está enfocada a hacer algo por una recompensa, por algo que viene de fuera, por ser reconocido, o incluso, por evitar un castigo o reprimenda. En este caso, es importante que el deseo nos venga de dentro, aunque a veces también haya otras motivaciones externas.
3. Hacerlo por ti, no por otra persona
Igualmente y relacionado con lo anterior, es importante que lo hagamos por nosotros mismos, porque queremos cambiar, y no que hagamos el cambio por otra persona, para agradar o contentar a alguien o porque ese alguien nos lo está pidiendo.
Como hemos dicho, la clave que nos pone en marcha para iniciar ese cambio, "es la consciencia, el ser capaz de ver y aceptar eso que está ocurriendo y darse cuenta de que lejos de beneficiarnos, empeora nuestra calidad de vida. Si a esa consciencia le unimos un deseo de mejorar y de crecer, ahí empieza el valiosísimo camino hacia ese cambio que agradeceremos durante el resto de nuestra vida", afirma.
4. Búsqueda activa de herramientas para conseguirlo
Aquí es realmente cuando empieza el reto: buscar herramientas para conseguir ese cambio, el cómo hacerlo. Según explica la experta en psicología, "la búsqueda activa implica movimiento, hacer algo".
De este modo, "puedes buscar información sobre ello, ya sea en algún libro de un experto en el tema, escuchando conferencias inspiradoras que lo aborden desde un punto de vista que te guste (o te ayuden) o pedir cita directamente a un profesional, para hacer un trabajo personalizado, profundo y transformador que probablemente será una gran inversión en tu vida", añade Congost.
5. Implicación y perseverancia para lograrlo
Y por último, la parte de la constancia, de la perseverancia, de implicarnos en el proceso. Por ejemplo, y siguiendo con lo anterior, si vamos a un profesional, seguir la terapia que nos paute.
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De hecho, "cuando nuestros pacientes acaban sus procesos siempre coinciden en una misma pregunta al tomar consciencia de la magnitud de su crecimiento: ¿Por qué esto no lo hace todo el mundo?", finaliza Congost.