No estamos descubriendo nada nuevo cuando decimos que en ocasiones, el estrés nos sobrepasa. Que vivimos -a veces- en un estrés constante que no sabemos frenar: la salud, el trabajo, los hijos, la familia, la pandemia… Lo importante de esto es identificarlo y detectarlo para así saber cuándo parar. Y cuanto mejor. Porque el estrés, mejor dicho, demasiado estrés puede tener y tiene consecuencias en nuestra salud física y mental.
Podríamos decir de forma general que el estrés es una amenaza en nuestras demandas, en nuestros quehaceres diarios, una carga excesiva que no podemos controlar. También puede aparecer el estrés cuando que tenemos que hacer algo nos sobrepasa, quizá porque nunca lo hemos hecho, porque lo desconocemos y no sabemos cómo nos va a salir y nos ponemos nerviosos. Veamos realmente qué es el estrés para poder después identificarlo mejor.
¿A qué llamamos, realmente, estrés?
"Una reacción de estrés se produce siempre que hay una demanda del ambiente que no podamos atender en ese momento. Cuando tengo que estar activo en el trabajo 11 horas en vez de 8 y además no me ha dado tiempo a comer, cuando además tengo que llegar a casa y tengo que atender a mis hijos, y además seguir trabajando porque… Demasiadas demandas. Eso es estrés. Demasiadas cosas que hacer y no tener tiempo, tener que estar demasiado activos para atenderlas todas", explica a laSexta Antonio Cano-Vindel, catedrático de Psicología y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).
Dicho de otra forma, cuando estoy sobrepesado/a. "La respuesta de estrés surge cuando percibimos que las demandas a las que tenemos que hacerle frente son superiores a los recursos de los que disponemos. Es decir, si yo percibo que tengo que ocuparme de muchas cosas y que no tengo tiempo para hacer todo lo que se espera de mí, es muy probable que me sienta estresado", afirman Marina García y Cecilia Martín, psicólogas y directoras del Instituto de Psicología Psicode (Madrid, Alicante y Valladolid).
La respuesta de estrés surge cuando percibimos que las demandas a las que tenemos que hacer frente son superiores a los recursos de los que disponemos
Pero el estrés también puede ocurrir también ante situaciones en las que no sabemos cómo actuar. Esto es, "el estrés es una señal que nos manda nuestro cerebro, cuando percibe que nuestro organismo está 'preocupado' ante una situación porque no se siente capaz de hacerle frente, ya sea porque las demandas nos sobrepasan o porque sentimos que no tenemos recursos suficientes para afrontarlo", añaden.
Un ejemplo de este segundo caso puede ser una persona en su trabajo, le mandan redactar unos informes que nunca ha hecho y no sabe cómo hacerlo. Tal como explican las psicólogas, "aquí, la persona siente que no tiene los recursos suficientes -en este caso serían conocimientos- para redactar bien los informes. Esta situación puede producir una sensación de temblor y bloqueo, pero en el momento que pida ayuda a sus compañeros veteranos y se documente, sentirá que tiene los recursos necesarios para elaborarlo y la situación ya no la percibirá como estresante. Y seguramente, la próxima vez que tenga que afrontar este mismo hecho (que hoy es estresante) en el futuro no tendrá una respuesta de estrés sino que será algo neutro, incluso agradable, porque ya sabe cómo hacerlo porque la persona ya tiene los recursos necesarios para hacer frente a la demanda".
Demasiado estrés es un problema
Tener demasiado estrés puede convertirse en un problema. Es decir, si esta respuesta de estrés se mantiene en el tiempo, podemos empezar a notar sus consecuencias y nuestro cuerpo comenzar a darnos señales como de que algo no va bien, ya sea en mi salud física como en la salud mental. A nivel físico, señalan Martín y García, puede aparecer insomnio, tensiones musculares, caída del pelo, bruxismo, cefaleas, migrañas, etc.
También puede afectar incluso al sistema inmunológico y entonces, añaden las expertas, "nos pondremos enfermos de cualquier cosa: una infección de garganta, infección de orina o cualquier otra enfermedad leve hará que tengamos más visitas al doctor y que tengamos que parar unos días sin poder trabajar. Y de nuevo surge esa sensación de 'cuanto más tengo que hacer, menos puedo'". Es importante destacar que el estrés es también un factor de riesgo cardiovascular.
Una de las consecuencias emocionales más frecuentes de un estrés prolongado y mantenido en el tiempo la aparición de un cuadro ansiedad
A nivel psicológico, un estrés mantenido en el tiempo, puede producir depresión o un cuadro clínico muy frecuente como es la ansiedad. De hecho, el VII Estudio Cinfasalud Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés, avalado por la SEAS, y publicado en 2017, mostraba que “el 53% de las personas que sufren estrés de manera frecuente o continua en nuestro país acaban desarrollando una enfermedad física o problemas psíquicos o emocionales como la ansiedad o depresión”
Y es que "cuando una persona tiene mucho estrés, una de las reacciones más frecuentes es la ansiedad", afirma el doctor Cano-Vindel. Digamos que "si tenemos mucho estrés, casi siempre van a surgir también, niveles muy altos de ansiedad. Por lo que cuando tenemos mucho estrés, casi siempre hay también ansiedad", afirma experto. Pero no siempre. Es importante matizarlo: "hay muchas personas que tienen gran nivel de estrés en su vida y no desencadenan cuadros de ansiedad".
Cómo detectar el estrés
Si no frenamos el ritmo, nuestro cuerpo nos “obligará” a parar. Por lo que es importante estar atentos a algunas señales antes e que aparezcan los síntomas o las consecuencias que hemos nombrado antes. Uno de los síntomas más comunes que nos avisan del estrés es el cansancio.
También, puede que "estemos sintiendo que todo me molesta, que nos enfadamos más de la cuenta, que dormimos peor y que estamos todo el día cansado y con una sensación de agotamiento continuo. También es frecuente que aparezcan más errores en las tareas y que nos cueste más concentrarnos, incluso que se nos olviden las cosas con más facilidad. Puede que también nos sintamos cada vez más incapaces y bloqueados y que sintamos que cuanto más tengo que hacer, menos rindo", explican las psicólogas.
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Algunas de las señales son la irritabilidad, el cansancio y la sensación de agotamiento contínuo
Por lo que es ese mismo instante, será el momento de parar y decir: 'tengo que cuidarme y tengo que hacer algo para gestionar este estrés. Si no paro, mi salud se resentirá y tendré que parar a la fuerza'. Es importante por ello, "tener herramientas para saber gestionar el estrés, por ejemplo el estrés laboral, porque "al igual que entrenamos el cuerpo es importante también entrenar nuestra mente", expone Cano-Vildel. Porque "cuantas más habilidades tengamos para hacer frente a los estresores que tenemos en el día a día, más podremos amortiguar el impacto de nuestras preocupaciones y tendremos menos estrés", concluyen Martín y García.