Detrás de una sonrisa puede haber una depresión. Incluso cuando las cosas parecen ir bien. Cuando parece que no falta nada. No siempre o no necesariamente siempre, las cosas tienen que ir mal. Tenemos que hablar más de dolor, de miedos, de estados de ánimo, porque nadie está libre de una enfermedad mental como es la depresión. Cuanto más hablemos, mejor. Cuanto más conozcamos, mejor. Cuanto más la normalicemos, mucho mejor.
Así lo dicen todos los expertos en salud mental consultados por laSexta para este reportaje. Cuando aflora es importante pedir ayuda, pero ¿cómo podemos detectar nosotros que podemos estar ante una depresión? O bien sin llegar a ella, sin llegar a tener esta enfermedad como tal, ¿cómo podemos notar, que tenemos síntomas depresivos que deberíamos tratar y consultar cuanto antes? Porque no es lo mismo estar deprimido que tener una depresión. Y por otro lado, quizá algo que nos preocupa, seguro, a muchos de nosotros: ¿cómo podemos ayudar a un familiar o un amigo con depresión?
Lo cierto es que con ayuda podemos superar una depresión y podemos también ayudar a un ser querido a superar una depresión. Podemos mejor dicho, en este caso, poner nuestro pequeño granito de arena para ayudarle. Porque lo importante es saber que la depresión tiene tratamiento, y que con el tratamiento adecuado, podemos superarla.
Una enfermedad mental que sí tiene tratamiento
"La depresión es una enfermedad y como tal debemos considerarla. Es una enfermedad del estado del ánimo con un impacto físico, psicológico y social que desde un punto de vista clínico puede ser leve, moderada o grave", explica a laSexta el Dr. Miquel Roca, catedrático de Psiquiatría de la Universitat de les Illes Balears y participante en el documental en Atresplayer No es depre, es depresión.
Se estima además que "en alrededor del 40-50% de casos es una enfermedad de larga duración, con recidivas y recurrencias y que puede requerir un tratamiento continuado", añade. No olvidemos además, que "la depresión es la gran puerta de entrada a la más grave complicación de las enfermedades mentales: el suicidio".
Los datos de los estudios epidemiológicos rigurosos cifran "la prevalencia de la depresión entre un 3% y un 5% de la población. Otros (estudios) consideran que aproximadamente la mitad de los pacientes con depresión no han sido diagnosticados o no reciben los tratamientos adecuados que están ya disponibles, tanto farmacológicos como psicoterapéuticos y que han sido probados como eficaces en trabajos de investigación", explica el experto.
La prevalencia de la depresión oscila entre un 3 y un 5% de la población, pero aproximadamente la mitad de los pacientes con depresión no han sido diagnosticados ni reciben el tratamiento adecuado
Con los tratamientos adecuados la depresión sí se puede tratar y curar. Según explica Dr. Gabriel Rubio Valladolid, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid), "como en el caso de otros trastornos mentales, cada paciente necesita un tratamiento personalizado en función de la gravedad de las manifestaciones clínicas, del tiempo que lleva sufriendo los síntomas depresivos y de si ha habido mejoría o no con los tratamientos previos".
El tratamiento psicológico será clave en todos los casos unido al tratamiento farmacológico que también será necesario en algunos casos. "No todos los pacientes derivados por depresión (a unidades de salud mental) necesitan tratamiento farmacológico, pero en su gran mayoría reciben un tratamiento mixto de antidepresivos y terapia cognitivo-conductual", explica este facultativo. Lo importante es saber que los tratamientos son siempre personalizados.
Es clave por ello saber qué es esta enfermedad y saber que existen tratamientos eficaces para combatirla. Que se puede hacer. Que se puede conseguir. "Es esencial que tratemos de equiparar las enfermedades mentales como la depresión al resto de enfermedades médicas: no hay que esconderlas ni dejarlas evolucionar. El objetivo es diagnosticarlas cuanto más precozmente mejor y después tratarlas de manera adecuada según los protocolos establecidos en los servicios asistenciales y con los buenos profesionales existentes", sostiene Roca. "Que la depresión es una enfermedad muy frecuente que si se trata tempranamente y de forma adecuada se evitan muchas complicaciones", añade Rubio.
Es cierto que problemas como la ansiedad o la depresión han aumentado tras la pandemia, pero también es cierto que ya existían antes de la pandemia. Por ello es importante abordarlas. Hablar de ellas. Porque todos en algún momento de nuestra vida podemos tener problemas de salud mental. Y no pasa nada por ello. Igual que vamos al médico cuando tenemos un problema físico. También en ocasiones, no nos encontramos bien a nivel mental.
Y es importante además, que este mensaje llegue a los más jóvenes, que se hable de depresión y en general de salud mental, fundamentalmente por una razón: "Las depresiones más graves, más crónicas y con mayor riesgo de complicaciones empiezan por regla general entre los 20 y los 30 años, según la mayoría de estudios epidemiológicos", sostiene Roca.
Los síntomas de la depresión
Antes de nada, es importante diferenciar entre depresión y estados depresivos, entre tener depresión y estar deprimido. La tristeza de una persona con depresión no es la misma que la de una persona que tiene un mal momento y puede tener estados depresivos transitorios.
"No son lo mismo. Cuando hay estados depresivos de forma pasajera existe una pérdida de interés por las cosas, una preocupación por el futuro, tristeza por una situación concreta, sensación de que las cosas cuestan más o son más difíciles... pero esto no es exactamente una depresión. Debemos tener en cuenta que la depresión es una enfermedad", explica la Dra. Joana Guarch Domènech, psicóloga clínica en el Hospital Clínic (Barcelona).
Es importante diferenciar entre 'estar deprimido' y tener una depresión. La tristeza existente en una depresión es diferente, es más intensa y prolongada. La persona se siente abatida física e intelectualmente por su estado de ánimo
Dicho de otro modo, "diferenciar lo que llamamos 'estar deprimido' con 'tener una depresión'. Todos pasamos momentos o días en los que nos sentimos deprimidos. La tristeza que notamos tiene unas características que llamamos de tristeza normal: estamos poco motivados, desilusionados, meditabundos y con pocas ganas de divertirnos", añade Rubio.
Mientras que la tristeza que se siente cuando una persona tiene una depresión es diferente, es una tristeza como más profunda: "Es la denominada tristeza patológica o vital. Es más intensa y afecta a más áreas como la motivación para disfrutar del ocio, de la familia, o de la comida. Es más prolongada, si no se trata puede durar meses o incluso cronificarse. En esta tristeza patológica, la persona se siente inundada, abatida física e intelectualmente por su estado de ánimo".
Una de las características principales de la depresión, que en ocasiones se ve, a veces más que la tristeza es la anhedonia, indica la doctora Guarch. Es la capacidad de no sentir placer ante las cosas que antes sí nos gustaban y nos provocaban bienestar y satisfacción. Pero ya no.
Además de la tristeza o la anhedonia, se describen también otros síntomas que suelen ser muy frecuentes. De hecho, "la depresión es un conjunto de síntomas físicos, psicológicos y cognitivos que van desde la anhedonia o los sentimientos de culpa a las alteraciones en la concentración o la memoria pasando por la disminución del umbral del dolor, el insomnio, la irritabilidad, la astenia.... Con frecuencia, se acompaña de síntomas ansiosos", explica Roca.
"La depresión es una enfermedad, no es un estado pasajero de tristeza ni una debilidad de carácter", insiste el experto. "Y estos síntomas que persisten durante semanas son una clara señal de alarma, de manera particular cuando dificultan la adaptación a la vida cotidiana o al funcionamiento laboral o académico". También, señala Rubio, "pueden ser frecuentes las ideas de suicidio, reproches por asuntos del pasado o del presente, y la incapacidad para vislumbrar un futuro seguro".
La depresión es un conjunto de síntomas físicos, psicológicos, cognitivos y físicos como pueden ser insomnio, la irritabilidad, astenia, incluso en ocasiones, también ansiedad
De forma más detallada, podemos resumir todos los síntomas susceptibles de aparecer en una depresión, en 5 bloques diferentes, tal como clasifica y enumera José Ramón Pagés-Lluyot, coordinador Nacional de la Fundación ANAED(Fundación Nacional de Ayuda al enfermo con depresión). Síntomas afectivos: sentimiento de culpabilidad, tristeza, vergüenza, cólera, ansiedad, etc. Síntomas motivacionales:pérdida de motivación por las cosas, dependencia o tendencia a la evitación. Síntomas cognitivos: indecisión, percepción catastrófica de los problemas, autocrítica excesiva, pensamiento absolutista, problemas de memoria, dificultad de concentración, déficits de aprendizaje, etc. Síntomas conductuales: pasividad, inercia, evitación, déficits de habilidades sociales... Y síntomas fisiológicos: alteraciones del sueño, del apetito o alteraciones de comportamiento y apetencia sexual. "No un sólo síntoma significa que se tenga depresión, hay que tener en cuenta la combinación de varios síntomas".
Ante esta situación, ante un conjunto de síntomas, es importante buscar ayuda profesional. Para que la situación no se cronifique. "Lo mejor consultar con los equipos de Atención Primaria, que tienen una excelente preparación para diagnosticar y tratar incluso los casos menos graves. Porque no todos los casos de depresión necesitan ser derivados al equipo de salud mental", explica Rubio.
"En nuestro sistema sanitario, para ser atendido por los equipos de psiquiatría o psicología es necesario que el médico de AP haya realizado una primera entrevista y decida si debe o no derivarse a los especialistas de Salud Mental", añade.
En el caso de acudir por la sanidad privada o por un centro de psicología privado, igualmente serán estos profesionales los que nos guíen en el mejor tratamiento posible, adaptado a nosotros: a nuestros síntomas y características.
Cómo ayudar a una persona con depresión
Es complicado a veces ayudar a alguien con depresión, pero tan sólo porque no sabemos hacerlo, porque no se habla y no se cuenta. Así, una de las cosas más importantes que podemos hacer es escuchar a la persona. Escucharla sin juzgar, sin menospreciar o restar lo que siente, sin decirle que son tonterías: simplemente la escuchamos y la apoyamos.
Como afirma Pagés-Lluyot, "lo primero es hablar con la persona y escucharla, sin entrar en enjuiciar ni recomendar. Dejar que se desahogue cuanto necesite y las veces que necesite". Es importante validar sus emociones, darle permiso para que se exprese, sin restar importancia a lo que siente.
"No hay que minimizar los síntomas ni tampoco sobredimensionarlos como incurables. No juzgar ni comparar, no mostrarse indiferente ni atribuir los síntomas a la debilidad de carácter. Ofrecer soporte emocional en la medida de las posibilidades, mostrar empatía, preguntarle cómo cree el paciente que se le puede ayudar", añade Roca.
Validemos sus emociones, no quitemos importancia a lo que están sintiendo, escuchémosla y demos permiso para que se exprese. Escuchemos sin juzgar
Pero sin duda, una de las claves fundamentales es ayudarla a buscar ayuda profesional. A buscar el tratamiento adecuado. "Es importante insistir en la necesidad de encontrar ayuda profesional con rapidez y acompañarla a que haga una buena adherencia al tratamiento que se le prescriba (farmacológico o psicoterápico, en ocasiones que puede requerir modificaciones en el estilo de vida)", explica el experto.
Además, tenemos que saber que, en el caso de necesita tratamiento farmacológico, "los medicamentos que hay en este momento han mejorado enormemente, fruto de la investigación tan amplia que se ha realizado, minimizando los efectos secundarios", añade Pagés. En algunas ocasiones, en casos más severos de depresión, "la persona puede no querer levantarse ni comer y difícilmente querrá tomarse los medicamentos; por lo que será clave que la familia o el entorno ayuden a conseguir que tenga adherencia al tratamiento".
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En cuanto al día a día y a las actividad cotidianas, solemos con la mejor intención, animar a nuestro familiar o amigo con depresión a que salga, a que se distraiga, a que... Y eso es un error. No podemos decirle ese tipo de cosas, sin embargo sí es importante "no dejar de sugerirle planes. Tan sólo sugerencias: si vienes estará bien y si no vienes no pasa nada, igualmente estará bien", expone Guarch. Por ejemplo, vamos al cine, ¿te quieres venir? Si dice sí, perfecto y si dice que no, no le insistiremos ni nos quedaremos con caras tristes ni raras. Sugerir sin obligar ni presionar. "Demos opción, validemos sus sentimientos y nunca juzguemos", finaliza.