La alerta de seguridad alimentaria sobre la presencia de hepatitis A en fresas ha disparado el interés sobre la enfermedad hepática. Los expertos han empezado a pronunciarse sobre ella, como es el caso de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH). Su presidente, Manuel Romero, ha explicado, en declaraciones a Efe, que la mayoría de los españoles no están vacunados de la hepatitis A, pues no se incluyó en el calendario vacunal hasta hace diez años. El experto ha subrayado de que contraer el virus puede ser leve e incluso asintomático, pero también provocar un fallo hepático que requiera trasplante.
Cómo se contagia la hepatitis A
La hepatitis A es una enfermedad hepática infecciosa causada por el virus de la hepatitis A (VHA). La transmisión ocurre principalmente por la ruta fecal-oral, sea por la ingestión de alimentos o agua contaminada o por contacto directo con un individuo infectado. La presentación clínica de la hepatitis A puede variar desde una infección asintomática hasta una enfermedad con ictericia y, en casos raros, insuficiencia hepática fulminante. No obstante, la mayoría de los casos de hepatitis A tienen una evolución autolimitada y no progresan a enfermedad crónica.
En términos de complicaciones, la insuficiencia hepática aguda es poco común pero grave, con una incidencia que varía según la edad y el estado basal del hígado del paciente. En niños, la tasa de complicaciones graves es muy baja, pero aumenta significativamente en adultos, especialmente en aquellos mayores de 50 años o con enfermedades hepáticas preexistentes.
Se estima que la tasa de hospitalización en adultos infectados es de aproximadamente del 40-50 %, y la mortalidad asociada a la hepatitis A puede alcanzar el 0,6 % en brotes epidémicos, siendo mayor en poblaciones con comorbilidades. En cuanto a la insuficiencia hepática fulminante, que es la complicación más grave de la hepatitis A, su incidencia es de aproximadamente 0,015-0,5 % de los casos.
Esta condición representa una emergencia médica con una alta tasa de mortalidad si no se trata con prontitud, siendo el trasplante hepático la única opción terapéutica efectiva en muchos casos. La AEEH ha insistido en que, a nivel epidemiológico, la implementación de la vacunación ha reducido significativamente la incidencia y, por ende, las complicaciones de la enfermedad en las regiones donde se ha aplicado ampliamente.
Síntomas de las hepatitis A
La OMS recoge que el periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de entre 14 y 28 días. Sus síntomas pueden incluir:
- Fiebre,
- Malestar
- Pérdida de apetito
- Diarrea
- Náuseas
- Molestias abdominales
- Coloración oscura de la orina
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos)
En cualquier caso, los infectados no siempre presentan todos esos síntomas. Los adultos presentan signos y síntomas con mayor frecuencia que los niños. De hecho, la gravedad y la mortalidad de la enfermedad aumentan con la edad. Los menores de seis años infectados no suelen experimentar síntomas apreciables, y solo el 10% presentan ictericia. En ocasiones, la hepatitis A puede recidivar, es decir, que la persona que se acaba de recuperar puede caer enferma de nuevo con otro episodio agudo, aunque, por lo general, se acaba recuperando.
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Recomendaciones de los expertos
Desde la AEEH, su presidente ha recomendado adoptar medidas "higiénico-dietéticas" evitando consumir productos de aguas contaminadas y sobre todo "tener a la población vacunada".