Morderse las uñas no es solo cosa de los más pequeños. La mitad de los adolescentes lo hace, un problema que en algunos casos se extiende a la edad adulta. Este mal hábito es conocido con un nombre: onicofagia y afecta al 30% de los niños.
El motivo más común por el que las personas sucumben a morderse las uñas suele ser por nervios o ansiedad pero, ¿tiene remedio? La doctora en Psicología y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Vanesa Fernández, asegura que es posible dejarlo. "Si hemos aprendido a mordérnoslas, podemos desaprender a dejar de hacerlo", confiesa.
La primera técnica que existe para lograr de hacerlo es conseguir que llevarnos la mano a la boca nos cause rechazo. Para ello, existen distintos métodos. "Mi abuela me decía que le echase ajo", confiesa una joven a laSexta. Sin embargo, parece que no tuvo el efecto esperado. "Me acostumbré y ahora me gusta el ajo".
Otro de los remedios más famosos si este ha fallado es utilizar Mordex, un esmalte amargo que provoca que se quiten las ganas de llevarse las manos a la boca.
Por último, otra solución es pintarlas, porque normalmente las personas se muerden las uñas de forma inconsciente y así caen en que lo están haciendo. Hay que tener en cuenta que este mal hábito puede provocar diferentes problemas como deformar las uñas y los dedos, dañar los dientes e incluso causar infecciones.
Más Noticias
- Cómo activar el Código Ictus para tratar lo antes posible esta enfermedad tiempo-dependiente
- Carolina Ortiz, cardióloga: "Es urgente cambiar las políticas y prácticas en la atención cardiovascular a las mujeres"
- La gonorrea se dispara en España: un 80% de los contagiados son hombres
- "El cáncer de mama no es rosa, es un marrón": la reivindicación de pacientes que han atravesado la enfermedad
- La función de los psicooncólogos, la figura clave para el acompañamiento de pacientes de cáncer de mama: "Es un grandísimo avance"
Aunque todo lo anterior puede funcionar, hay que tener en cuenta que la causa de este problema suele ser emocional. Por tanto, una de las mejores soluciones puede ser acudir al psicólogo.