La 'viagra' (sildenafilo) y otros fármacos usados para tratar la disfunción eréctil en hombres, llamados inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, se asocian con un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Estas son las conclusiones a las que ha llegado un estudio observacional realizado por científicos de Reino Unido, con casi 270.000 varones diagnosticados de disfunción eréctil y publicado en Neurology.

La disfunción sexual que afecta en España a 1 de cada 5 hombres , siendo la disfunción o el problema sexual más común en ellos. Puede aparecer en cualquier momento de la vida (no sólo es cosa de la edad) y es importante tratarla, no sólo para mejorar la calidad de vida y sexual del hombre sino porque en ocasiones, puede esconder detrás una enfermedad cardiovascular.

Los resultados de este estudio, dirigidos por el 'University College de Londres', asocian que los fármacos usados para tratar la disfunción eréctil, los llamados inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, entre los cuales el sildenafilo (Viagra) es el más conocido, con un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta en España a más de 900.000 personas.

En concreto y según explican los investigadores, se concluyó que los hombres que tomaban fármacos para tratar este problema sexua, para la disfunción eréctil, tenían un 18% menos de probabilidades de desarrollar alzhéimer. La investigación, no obstante, tal como matizan los expertos, no prueba que estos fármacos reduzcan el riesgo de alzhéimer, sino que solo muestra una asociación.

Limitaciones del estudio

Así, y según explica Ivan Koychev, investigador clínico principal y neuropsiquiatra de la Dementia Platform UK y de la Universidad de Oxford (Reino Unido) a la agencia española SMC España, este estudio lo que demuestra es "una relación entre la prescripción de inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 y la reducción del riesgo de enfermedad de Alzheimer en hombres".

"El riesgo parece depender de la dosis, es decir, la reducción del riesgo es mayor con más prescripciones. También es más pronunciado en personas con factores de riesgo de cardiopatía (hipertensión arterial, diabetes), lo que sugiere que el efecto puede deberse a la neuroprotección a través de mecanismos vasculares", añade.

No obstante, y tal como añade este investigador a dicho medio, el estudio está limitado "por el reto que supone establecer relaciones causales en los estudios epidemiológicos", y porque además "este tipo de fármacos suele tomarse según las necesidades, por lo que es difícil saber qué cantidad se tomó realmente y con qué frecuencia", aclara el investigador.

Igualmente, mantiene Koychev que es "controvertida" en particular la relación con la enfermedad de Alzheimer ya que "se sabe que una proporción significativa de los casos de demencia diagnosticados clínicamente como alzhéimer presentan patologías adicionales o alternativas".

No obstante, y tal como concluye Koychev en sus declaraciones, "se trata de un avance significativo, ya que la reutilización de fármacos ya existentes para la prevención de la demencia es una estrategia prometedora para evitar que la demencia se desarrolle"; aunque para determinar su utilidad en la prevención de la demencia, "es necesario realizar ensayos clínicos en los que se administren estos fármacos a personas de riesgo en lugar de una pastilla simulada. El cegamiento de estos ensayos (asegurar que ni los pacientes ni los investigadores sepan lo que se administra) será limitado dados los efectos fisiológicos de los fármacos".