Es probable que en algún momento te hayas encontrado con el término TERF y puede que no tengas claro qué significa. TERF es el acrónimo en inglés de Trans-Exclusionary Radical Feminist, es decir, feministas radicales trans excluyentes.
TERF se usa para referirse a las feministas que, según otras, son transfóbicas.
Se refieren a las feministas que excluyen a las mujeres transexuales de su defensa de los derechos de la mujer. Estas feministas afirman cosas como que las mujeres trans no son mujeres, impulsando que se las excluya de los espacios femeninos, y también se oponen a las legislaciones garantistas hacia las personas transgénero.
Las TERF vendrían a tener una posición biologicista a la hora de entender el género. Y desde esta perspectiva, el feminismo englobaría la lucha de las mujeres cis (es decir, aquellas que responden a la asignación del sistema médico-jurídico binario: pene/varón y vulva/mujer).
Vienen del feminismo radical (de raíz) de los años 70 que se centra en que ser mujer u hombre es un constructo social y, por tanto, los géneros deberían ser abolidos, no fomentados. Este movimiento defiende que es la liberación de ambos sexos de los patrones de género lo que permitirá que las relaciones sean más libres e igualitaria
De esta manera, las personas transexuales quedarían fuera y sus aspiraciones a formar parte del movimiento feminista son vistas como una forma de "borrar" a las mujeres y su ancestral lucha, basada en la relación de producción-reproducción y las desigualdades que de dicho par binómico se desprenden: mundo público y privado, amos y esclavas, dominadores y dominadas, según explicaban desde Agencia Presentes en este artículo de Pikara Magazine.
En resumen, tendríamos de un lado las feministas que incluyen a las mujeres transgénero dentro del feminismo y de otro a las feministas radicales (RadFem), quienes consideran que, aunque un hombre haya decidido transicionar y adoptar un rol femenino, eso no lo hace realmente una mujer. El significado de TERF se ha ido expandiendo con el tiempo y se usa no solo con feministas radicales sino en general con personas que expresan puntos de vista trans-excluyentes.
Historia de la palabra TERF
El término fue acuñado en 2008 por una activista y escritora llamada Viv Smythe, para describir en su blog lo que consideraba un movimiento trans-hostil, que estaba ganando fuerza en los medios de comunicación británicos, según recogen varios artículos.
Pero ideológicamente no es algo nuevo. Se considera que el libro de Janice Raymond ‘El impero transexual. La construcción del maricón con tetas’ (The Transsexual Empire: The Making of the She-Male), publicado en 1979, aglutina las ideas centrales que hoy en día tendrían las TERFs. Raymond dice que "No habrá igualdad si aceptamos la ficción de que un hombre puede ser mujer".
En su libro, Janice Raymond afirma que la transexualidad es una creación malvada del imperio del hombre para entrar en los espacios de mujeres y ostentar el poder que ellas ahí tienen. Además, acusa a las mujeres transexuales de llevar a cabo una violación masculina al cuerpo de las mujeres al reducir sus formas a un "mero artificio".
"Quería destacar el hecho de que lo trans no era una cuestión favorable al feminismo, sino que refuerza los estereotipos de los roles sexuales incluso cuando pretende ser progresista", decía en 2021 en una entrevista. "Quería introducir una voz crítica en el debate". Y tanto que lo hizo.
¿TERF es un insulto?
Quienes son descritas como TERF ven el término como un insulto o, discurso de odio. Muchas de estas personas defienden que son críticas de género, pero no tránsfobas.
No obstante, en un documento del año 2020, citado por Cromosomax, los lingüistas Christopher Davis y Elin McCready afirman que para que algo se considere un insulto debe "ser despectivo hacia un grupo concreto, debe utilizarse para subordinarlo dentro de alguna estructura de relaciones de poder y el grupo derogado debe estar definido por una propiedad intrínseca". En este caso, ambos expertos afirman que el término TERF cumple la primera condición, pero falla la segunda y la tercera es discutible.
Quienes creen que no es un insulto dicen que solo se trata de describir la posición ideológica de las TERF, que excluyen a las mujeres trans.
Uno de los puntos centrales de la crítica hacia las TERF es su obcecación por la permanente alusión a la genitalidad de las mujeres transexuales, reduciendo a la mujer a lo que hay entre sus piernas, que es lo que han hecho los hombres.
Desde el transfeminismo apuntan que se lucha contra el patriarcado desde la descosificación de las mujeres, liberando a todas las mujeres de uno de los pilares donde se ha sustentado la opresión sexista y patriarcal.
Acusan a J.K. Rowling de TERF
En 2019, J.K. Rowling, la autora de la saga 'Harry Potter' fue acusada de transfobia tras mostrar su apoyo a una investigadora despedida por escribir un artículo en el que defendía que las mujeres trans no son realmente mujeres y hablaba de los "peligros" que este colectivo supone.
En un tuit (la siguen 13,9 millones de personas en Twitter) la escritora decía: "Vístete como quieras. Llámate lo que quieras. Acuéstate con cualquier adulto que te dé su consentimiento y te desee. Vive tu mejor vida en paz y seguridad. Pero ¿echar a las mujeres de su trabajo por afirmar que el sexo es real? Yo estoy con Maya".
El comentario de J.K. Rowling fue tachado de tránsfobo al no reconocer la igualdad. La mujer que había sido despedida de su empresa defendía una especie de jerarquía en las que situaba a las mujeres trans por debajo de aquellas "biológicas", llegando a asegurar que reconocer dicha igualdad supone "riegos y posibles daños" para las que ella considera realmente mujeres.
Entre esos presuntos peligros se encuentran, a su juicio, una "pérdida de privacidad en espacios como baños o vestuarios" o "de dignidad de las mujeres que se ven forzadas a aceptar ser tocadas sin consentimiento de forma íntima por hombres".
La situación fue tal que Rowling salió a paso defendiéndose de los ataques con una carta, después de que varias asociaciones feministas de todo el mundo la acusaran. Lo único que logró fue avivar el fuego.
Más recientemente, también en Twitter, se repitió la polémica. J. K. Rowling dio a entender que solo las mujeres menstrúan al ironizar diciendo que "esa gente que menstrúa" tiene un nombre, en alusión a la mujer. "'Personas que menstrúan'. Estoy segura de que solía haber una palabra para esas personas. Que alguien me ayude. ¿Wumben? ¿Wimpund? ¿Woomud?", publicó la reconocida escritora.
Empezó a recibir insultos como: "TERF, bruja o feminazi". A lo que ella contestó: "El odio a la mujer es eterno".
Para intentar explicarse, la escritora británica dijo: "Si el sexo no es real, no hay atracción entre dos personas del mismo sexo. Si el sexo no existe, la realidad vivida por las mujeres globalmente es borrada. Yo conozco y amo a personas trans, pero borrar el concepto de sexo elimina la capacidad de muchas personas de discutir sus vidas de manera significativa. No es odio decir la verdad", señaló según la agencia Efe.
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