A Adriana Lastra le tocó salir a dar explicaciones por los resultados de su partido en las elecciones andaluzas. Las llevaba escritas en un papel y se le notaba. Si esa noble tarea me hubiera tocado a mí (la de escribir ese discurso, no lo de salir a hablar) habría recurrido a los clásicos. Doña Rita Barberá y su "¡Qué hostia, coño! ¡Qué hostia!" cuando perdió la alcaldía de Valencia. Bueno, habría hecho algo un poquito más elaborado y sin palabras malsonantes, pero la tesis sería esa.
Pero algo ha debido hacer mal en esta u otra vida la diputada para soltar esa cadena de estupideces. Un sinsentido, un ridículo espantoso, un marear la perdiz en la que seguía enfrascado el diputado socialista Felipe Sicilia en entrevista con Carlos Alsina en 'Más de uno' este lunes. "Uno tiene que estar preparado para ganar y para perder", decía minutos después en ese mismo programa Juan Marín. Amiga (socialista), date cuenta.
Hablamos mucho de la desafección de los ciudadanos con la política y sus posibles consecuencias. Nos ponemos a veces estupendos hablando de populismos y otra serie de plagas bíblicas y destilamos una mezcla de paternalismo y condescendencia al referirnos a los votantes.
Hablamos mucho menos de la desafección de algunos políticos con la realidad, con ese afán de tomarnos por idiotas. Los resultados han sido decepcionantes, señora Lastra. Mucha de la Andalucía socialista ha decidido quedarse en casa o ha preferido engordar la mayoría de Juan Manuel Moreno Bonilla. Un señor que se ha paseado solo y sin la compañía de otros con cara de estar encantado de la vida. "Defender la alegría" es un poema de Benedetti que cantó Serrat y también es el nombre de la plataforma que se creó en defensa de José Luis Rodríguez Zapatero. Y lo del PSOE en Madrid, en Castilla León y también en Andalucía, donde ha sido dueño y señor durante tanto tiempo, no es más que un prado de penas.
Lastra tenía un marrón, sí. Pero podría haber roto el papel en mil pedazos, felicitar al ganador, pedir perdón a los votantes y marcharse a abrazar a los perdedores. Que además ayer hacía buena noche.
Pero optó por un error tras otro en su intervención. Considerar que los 58 escaños del PP son por obra y gracia del Espíritu Santo encarnado en don Pedro Sánchez Pérez-Castejón y los "ingentes recursos aportados por el Gobierno de España" da entre risa y vergüenza ajena. Referirse a las tres últimas citas electorales y por tanto a los tres fracasos socialistas y hablar de "territorios favorables al PP para consolidar su propia imagen". ¿Andalucía favorable al PP? ¿Really, señora Lastra?
"El único cambio del camino emprendido por Feijóo es del inmovilismo a la involución", continuó. ¿Pero involución no era compartir catre con Vox? Para la diputada, todos los parabienes provienen de las políticas socialdemócratas europeas y españolas. Una afirmación tan categórica que hace las delicias de los no votantes socialistas y que provoca pudor en los que aún creen que Sánchez volverá a recurrir de nuevo a la flor de su presidencial trasero para salir de esta.
"A los compañeros les digo que hemos tenido noches mejores pero también peores", añadió. La suya, permítame que se lo diga, ha sido más bien de las del segundo grupo.