A veces una sonrisa no basta para contentar a todo el mundo. Tampoco sirve hablar bajito, hacer como que caminas entre nubes de algodones, reducirlo todo a que quieres la paz entre las partes, sumar y nunca restar. Que si fuera por ti, abrazarías a cualquiera porque, al fin y al cabo, quieres a todo el mundo. A veces, Yolanda Díaz, hace falta un poco más de determinación, menos ambigüedad.
Has venido a sumar, insistes, cuando están deseando que restes. "Acercar la política a los ciudadanos", dices. Cuando puedas, si eres tan amable, me lo traduces.
No tengo ni idea de lo que ha pasado con la candidatura de izquierdas para las elecciones andaluzas del 19 de junio. Hace seis días, en una caseta de la Feria de Abril de Sevilla, escuchaba a una persona metida en este asunto reducirlo todo a un "es que Yolanda es muy complicada". Colegas andaluces del oficio daban por hecho el nombre que luego fue, el de Inmaculada Nieto y algunos recordaban que la presencia de Unidas Podemos en la comunidad es escasita, digamos.
"Decir desde Madrid que IU es una fuerza minoritaria en Andalucía es no saber el terreno que pisan. De las 64 alcaldías de ese espacio político, 63 son de IU. De los 1.170 concejales, 1.055 son de IU", tuiteó la periodista Lourdes Lucio. Pero confieso que me evadí del tema y me entregué a unos langostinos. Total, ni siquiera ponía cara a la candidata y encima en esta trama no hay espionajes, ni familiares espabilaos. Menos mal que tenemos a Pablo Iglesias.
Dice Iglesias que en laSexta ayer estaban celebrando que Unidas Podemos se haya quedado fuera de esa candidatura. Pablo, no puedo confirmártelo porque yo ayer no estuve, apúntamelo como otro fracaso profesional.
El exvicepresidente del Gobierno ha optado por una actitud ante la vida que consiste en decir lo que piensa e informarnos de la verdad verdadera que no saldrá de otra boca que no sea la suya. Me parece bien, claro. Si no fuera porque uno acaba pareciendo un personaje de esos que viven en permanente estado de despecho. Y cansa un poco. Como cansa que Yolanda Díaz siga insistiendo en que lo suyo, esa confluencia con olor a Domund, es otra cosa muy distinta, pero que aún no tiene tiempo para explicárnoslo.
Mientras groupies de uno y de otro se enzarzan en acusaciones, Juanma 'Elmoderado' Moreno Bonilla y Macarena Olona respiran tranquilos. Ya tienen otro argumento para incluir en los mítines. ¿Quién se va a fiar de una izquierda que no se pone de acuerdo en nada? ¿Quién si no nosotros se centrará en lo importante, en las cosas del comer, en que en los barrios no haya mala gente que viene a robarnos lo nuestro, en fomentar el emprendimiento y el coaching después de tantos años de dictadura socialista?
Y en medio de todo esto, Juan Espadas. Un candidato del PSOE que fue alcalde de la capital andaluza y al que muchos de sus vecinos, no solo voy a ser yo la torpe, no sabrían quién es en caso de compartir asiento de autobús. Un hombre que puede acabar ganando en votos y aun así quedarse sin merienda en el Palacio de San Telmo. Un hombre que ve cómo el cisco de los que están a su izquierda da notoriedad a Inmaculada Nieto, que lleva días dándose a conocer, hablando de egos, testosterona y justificando por qué ella, y no otro, será quien encabece la papeleta.
Papelón.