Desde hace tiempo, el chicle se estira hasta la saciedad cuando hablamos de ella. Es Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Pero es mucho más que eso. Es nuestro pimpampum, ese juego del que dice el diccionario que consiste en golpear muñecos de feria.
La hemos convertido en meme. En un gif casi perfecto gracias a su gestualidad. Vivimos pendientes de encontrar el gag en sus palabras, como si cuando hablara sólo pronunciara frases recién sacadas de una hora chanante descacharrante. Es Isabel Díaz-Ayuso, la que hacía hablar al perro Pecas como José Luis Moreno a Monchito, Macario y Rockefeller.
Paseaba esta semana nuestra líder por una plaza céntrica de Madrid. Desde algunos bares los camareros la jaleaban. "Presidenta, aguante, que nos quieren cerrar". Ella sonreía, con ese cutis cincelado y perfecto, con esa belleza nada amenazante, con esa contención que le funciona a ratos y que en el fondo la humaniza. Saluda a los fans, con una mezcla de rubor y orgullo.
Objetivo conseguido. No soy yo la mala, son ellos. Objetivo conseguido. Antes me criticaban, ahora empatizan. Y soy más fuerte y menos tonta de lo que piensan. Fíjate cómo empezó Esperanza Aguirre.
Y vuelve a sonreír.
El chicle está a punto de romperse. Y ella lo sabe. Y lo utiliza a su manera. Sabe como pocos, si acaso como el fugado a Bélgica, que hacerse la víctima funciona. El malo es otro. Un señor alto y bronceado, empeñado en destrozar la comunidad en la que vive. Empeñado en cargarse la libertad de la mano de otro señor con moño y pendientes.
Y ya sabemos cómo se las gasta la presidenta. Ella por los madrileños MA-TA. Ella gastará hasta la última gota de su sangre por nosotros. Parece haber construido un muro a su alrededor y sólo presta atención a lo que le suena bien. Quiere morir matando. Es la Lara Croft de la Puerta del Sol, pero sin pistola en las caderas. Es ella o el caos.
Esta semana, la mosca cojonera de Pedro Sánchez ha protagonizado un momento delicioso en la Asamblea de Madrid. Sucedió durante un intercambio de palabras con Pablo Gómez Perpinyà, portavoz de Más Madrid. Perpinyà llevaba preparada una lista de dardos en su argumentario. Otro comunista con pendiente, pensará ella. Pero éste lleva americana, camisa y un tupé bien trabajado. Puro errejonismo.
Lo tiene fácil, cree él. Hay mucho que afearle – los datos de Sanidad le avalan- y sabe que ella entrará al trapo, que basta con que introduzca un poco el dedo en la llaga para que se rebote y se remueva en su escaño. Ya ha pasado más veces.
"La Puerta del Sol es hoy el Chernobyl de Europa, y usted, señora Ayuso, es la viva imagen de la incompetencia", lanza. Ella, con más coraza que nunca, la melena rizada perfectamente bajo control, la chaqueta blanca con las hombreras en su sitio, no le dirige la mirada. Lleva en sus manos un rotulador verde fluorescente con el que subraya los papeles, como cuando repasas para un examen y quieres recordar conceptos que te harán salvar los papeles. Porque Ayuso es de las que lo apunta todo, nos apunta a todos.
Son 38 segundos de intervención los de Gómez Perpinyà. Poco más de medio minuto sin que la aludida le dirija la mirada. Poco más de medio minuto en el que ella tuerce levemente la boca, como si fuera a sonreír a mandíbula batiente pero sabe dónde está. Y no conviene.
Y antes de que acaben los aplausos entra a matar: "No tengo tiempo para ver series de televisión como hace usted, que no hace otra cosa que estar ahí desde el sofá dando lecciones". Ver series como el nuevo lujo burgués, acabáramos. Dar lecciones desde el sofá. Anda, mira, como todo tuitero que se precie. Panda de vagos. Isabel nos tiene calados a todos.
"Chernobyl nos demuestra cómo un sistema corrupto en manos del comunismo llevó la muerte y la destrucción justamente por la ocultación", continúa. Los suyos la aplauden, y el aludido la señala con el dedo.
"Chernobyl no sucedió en la Comunidad de Madrid; sucedió gobernada por ustedes", le dice al portavoz de Más Madrid. La frase tarda segundos en hacerse viral. Otra fantasía de Díaz-Ayuso convertida en trending topic. Y a su lado, con las manos juntas como si estuviera rezando o posando para la foto de la primera comunión, Ignacio Aguado, ese vicepresidente al que la Historia le tiene reservada un hueco en el apartado de 'papelones'.
Y la suerte vuelve a estar del lado de Díaz-Ayuso, aunque parezca lo contrario. Cuando un amable tuitero le hace llegar el vídeo de la intervención al creador de la serie, Craig Mazin, y éste reacciona diciendo: "It’s clear to me that she missed the point of the show". Algo así como: "Está claro que no la ha entendido".
Y una intuye que ella, lejos de ruborizarse, lanza una mirada altiva y una nueva señal de victoria. Me lo han vuelto a poner a huevo. Son vagos, son comunistas. Y por si fuera poco, condescendientes. Estoy por ir a tomarme una caña, y de paso, saludar al camarero.