La fototeca de EFE recoge la curiosa foto del perro del vizconde Tapia en su funeral un 6 de febrero de 1948. Esa foto tiene más que contarnos a los españoles sobre Israel y Palestina que lo que ocurrió hace un año con el atentado de terrorista de Hamás. La simple efeméride del siete de octubre, cuando hablamos del conflicto palestino, es ya un ejercicio de revisionismo inasumible para la verdad histórica. Si queremos buscar efemérides criminales para entender el conflicto en Palestina es necesario acudir al pasado criminal de Israel y son muchas las efemérides que pueden mostrarse centrándose solo en actividades terroristas muy anteriores al siete de octubre. El terrorismo sionista tiene mucho que nombrar y ayuda a entender más lo que ocurre en 2024 que lo aconteció el 7 de octubre de 2023.

El atentado en el hotel Semiramis en Jerusalem en el año 1948 fue llevado a cabo por la Haganá, que es el precursor del actual ejército de Israel, asesinando a 26 civiles. Estos días circulaba una fotografía de una cruz con la bandera palestina que azoró a mucho sionista occidental sobrevenido porque creen que los intereses sionistas les excluyen de su plan de apartheid sin saber que el atentado contra el Hotel Semiramis se realizó a pesar de ser cristiano y sin importarles las víctimas de esa religión que podían producirse. Aquel atentado de las IDF primigenias acabó con la vida de Manuel Allendesalazar y Travesedo, cónsul de España en Jerusalem, dejando con vida a su perrito, el perro de la foto de EFE. David Ben Gurion, el que fuera el primer ministro de Israel, se negó a condenar el atentado tanto en público como en privado.

El acto terrorista más conocido por los sionistas fue la Masacre de Deir Yassim en abril de 1948 en la que los milicianos del Irgún (la organización terrorista de la que nació el Likud de Netanyahu) y el Leji asesinaron a sangre fría a más de 100 civiles árabes. Masacres como estas se repitieron en Balad al-Shayj, Ein al Zeitun o Safsaf. El primer asesinato político dirigido en el territorio también se le puede atribuir a la Haganá. El 30 de junio de 1924 el terrorista judío Avraham Tehoní se acercó al poeta Jacob Israel de Haan y le pegó tres tiros en el pecho. El intelectual era judío, pero fue asesinado por su trabajo en contra del sionismo a pesar de que su legado incluía una lucha por los derechos humanos de los judíos en la Rusia zarista y un compromiso firme contra toda forma de antisemitismo. Para el sionismo ni ser judío te elude de ser asesinado si estas en contra de sus objetivos.

El ejército actual de Israel tiene una cultura militar basada en la falta de respeto por los derechos humanos. El general británico Orde Wingate fue uno de los instructores de la Haganá que fueron enseñados a realizar incursiones de castigo llamadas hasiyur ha-alini y que cuenta el profesor de Historia y activista político Ilan Pappé. Las hasiyur ha-alini eran una estrategia terrorista contra aldeas palestinas que consistía en entrar en aldeas por la noche y disparar a los civiles que se encontraran fuera de las casas para después marcharse. Masacres como las de Deir Ayyub y Beit Affa se produjeron de este modo. Otra de las estrategias enseñadas por los instructores británicos a la Haganá al final del mandato fue la del uso de las bayonetas de manera efectiva contra los civiles.

Si se quieren encontrar explicaciones al conflicto de Israel y Palestina hay muchos atentados terroristas y crímenes de guerra que pueden hacer comprender los orígenes de la ocupación de Palestina por parte de Israel. El siete de octubre es solo uno de los últimos capítulos y no el más relevante; poner el foco en esa fecha es un éxito de la propaganda sionista que opaca las décadas de ocupación, violación del derechos internacional y crímenes de Israel.

La historia del sionismo en Palestina es un compendio de terror, crímenes y un relato que continúa en el tiempo. En una de estas incursiones criminales de la Haganá en 1947 murieron más de 400 sionistas en los combates. Aquel desastre de caídos fue calificado por David Ben Gurion como el de las "víctimas de un segundo Holocausto". La misma retórica que se ha usado tras los atentados del siete de octubre olvidándose de todas esas víctimas propias que en su día recibieron esa calificación. Israel hostiga y masacra arguyendo tener un libro y un trauma y con ese relato sigue siendo el mayor perpetrador de violencia criminal de los últimos cien años fuera de las grandes guerras. Ilán Pappé explica el proceder de esta dialéctica recurrente en la historia del sionismo calificándolo como una disonancia entre una política violenta y destructiva por la vía de los hechos acompasada con un discurso victimista y de paz anclado en los traumas del Holocausto.