La campaña electoral ha sentado bien a Teresa Rodríguez. Los dos debates han servido para convertirla de manera clara en el polo sobre el que levita la oposición efectiva al odio de Macarena Olona. Se atrevió a responderla, con precisión, cuando hacía falta y eligiendo bien los temas, sin bajar a su barro y humillándola utilizando un discurso con finezza que la extrema derecha lleva usando desde que apareció de forma mucho más burda y grotesca. Un uso del lenguaje mordaz y combativo que la izquierda había desistido de utilizar a pesar de ser un vehículo muy valioso para desmontar al posfascismo y hacer llegar de manera más quirúrgica el mensaje a los propios.
El segundo debate hizo crecer aún más a Teresa Rodríguez. El uso de la caricaturización de Macarena Olona con el concepto 'Iberdrolona' al hablar del mercado energético por sus acciones en Iberdrola es un uso inteligente de la comunicación política. El agit-prop andalûh de Teresa Rodríguez contra VOX es el camino a transitar por la izquierda para aplicarlo en todos y cada uno de los lugares donde se abran las urnas. No se trata de bajar el discurso, que sigue siendo propositivo, pero sí de utilizar las mismas armas que el fascismo utiliza para hacerles besar la lona. Hubo un momento en el debate en el que hasta Juanma Moreno le tuvo que reconocer que era la única sin tutelas de Madrid, sea cierto o no, es un reconocimiento que aporta un valor andalucista a la candidatura de Teresa Rodríguez que puede tener mucho valor cuando una importante mayoría de los candidatos y la opinión pública solo ven las elecciones en Andalucía como una meta volante antes de las elecciones.
Se puede decir que Teresa Rodríguez ha aplicado el Êttandâ pal andalûh en el momento propicio. Un valor vital cuando te enfrentas a una candidata que viene de Madrid, nacida en Alicante, empadronada fraudulentamente en Granada y que parece un caricatura rancia sobre los tópicos sobre los andaluces que pululan entre lo más granado del nacionalcatolicismo mesetario. Sigo defendiendo con vehemencia, y seguiré haciéndolo, la necesidad de que las fuerzas de izquierdas concurran juntas, colaborando, a pesar de sus diferencias, ahora y para el futuro. Ahora, mirando con perspectiva la campaña electoral, se comprende la potencia que hubiera tenido una candidatura conjunta con un fuerte acervo andalucista y con Teresa Rodríguez de candidata. Los hechos han demostrado cómo se puede crecer en campaña y una izquierda unida, con todos empujando y Teresa Rodríguez en estado de gracia, habría estado en condiciones de lograr un resultado ilusionante.
La última semana de la campaña entra en su recta final con una izquierda más consciente en lo importante tras el desastre con el que se comenzó. El acto en campaña de Dos Hermanas de Por Andalucía con todas las fuerzas juntas, al lado de Yolanda Díaz e Inmaculada Nieto, es el camino a seguir y no puede olvidarse cuando termine la campaña electoral. No puede ser solo una pose. Hay que creerse que la unidad de la izquierda y el Frente Amplio no puede ser solo una proclama propagandística, hay que creérselo. La suerte de la izquierda andaluza, que es la nuestra, necesita un empujón virtuoso en el que todas aporten sus votos para lograr parar a un gobierno reaccionario en Andalucía. Después, cuando las elecciones andaluzas se hayan consumado, Sumar tiene que contar con Teresa Rodríguez y su proyecto. No sobra nadie.