España amanece parduzca. Las elecciones europeas han virado a la extrema derecha en todo el continente solo unos días después de que se conmemorara el desembarco de Normandía. Las tres potencias más importantes de Europa: Francia, Italia y Alemania, tienen a la extrema derecha como primera fuerza en los dos primeros casos y como segunda en el caso de la gran potencia europea. España, de forma paradójica, es de los países que mejor soporta el empuje ultra en comparación con nuestro entorno con un porcentaje cercano al 15%. Un dato que deja en evidencia lo profundo de la infección ultra en nuestro continente. Pero no hemos visto aún lo peor, estamos solo en el comienzo de una crisis terrible de raíces democráticas. Europa va a sufrir mucho y Alvisees el detonante de lo que veremos.

Hace ya algún tiempo que la realidad hace envejecer muy mal a la ficción distópica. Pasó con la serie 'Years and Years' con el Brexit y nos ha pasado en España con la aparición de Alvise con 800.000 votos haciendo carne el oso azul de nombre Waldo que aparecía en la primera temporada de 'Black Mirror'. El momento Waldo es un capítulo en el que un cómico da voz a un oso azul digital que se dedica trolear a los candidatos conservador y laborista de su circunscripción haciendo entrar a los políticos en una dinámica en la que acaban contestando a sus provocaciones en platós haciendo crecer el fenómeno hasta convertirlo en el presidente del Reino Unido. Nuestro Waldo es un sevillano disfrazado de ardilla que busca el aforamiento, para librarse de los procesos penales que le vendrán, insultando y mintiendo sobre cualquiera que crea que le puede proporcionar beneficio.

Alvise es la terrible sorpresa de estas elecciones. Aunque no tanta sorpresa para los que veníamos advirtiendo de su eclosión. Una excrecencia ultra que toma medidas prestadas de Javier Milei o Donald Trump para intentar convertirse en el Bukkele de Triana. El que fuera asesor de Toni Cantó en Ciudadanos e hiciera carrera acercándose a Vox y a Macarena Olona, ahora quiere hacerse pasar por outsider convirtiéndose en el héroe de la antipolítica para muchos jóvenes que nunca habían estado interesado por la política y han dado rienda suelta a su rabia dando apoyo al personaje que sale en sus teléfonos en vídeos de TikTok y sus canales de Telegram. Todos perdemos con la aparición de este infraser sin escrúpulos y bufonesco, pero quienes tienen que estar especialmente preocupados si quieren gobernar en España son el PP y Vox, porque hay provincias conservadoras donde el infame partido de Alvise llega al 7% de los votos, y esos son muchos escaños perdidos con tres fuerzas reaccionarias.

El Partido Popular pretendía crear de estas elecciones europeas un plebiscito que acabara con Pedro Sánchez como en Bélgica han acabado con Le Croo u obligar a convocar elecciones como ha hecho Marine Le Pen con Emmanuel Macron. Pero al pobre Feijóo, con una victoria pírrica, le ha salido un nuevo forúnculo como Alvise propiciado por la estrategia nefasta de alimentar los discursos ultras. No sé las veces que hemos repetido la máxima de que cuando la derecha alimenta los discursos de la extrema derecha nunca capitaliza ese discurso sino que legitima a esos partidos haciendo que crezcan. Lo ha hecho una vez más. Acercarse a la extrema derecha en sus métodos y palabras alimenta el monstruo, y te los crea nuevos. Feijóo ha logrado volver a partir el espacio en tres formaciones. Un genio es el gallego, quería matar a Vox y ha creado otro partido nuevo que tampoco podrá vencer diciendo lo que ellos dicen.

La izquierda es solo un rescoldo humeante que hoy no merece mayor consideración. Pronto no hará falta escribir de ella como no se hace de PACMA, porque si hay que hablar de animales habría que explicar que un troll de internet con una careta de ardilla ha conseguido más votos que la candidata estrella del partido que aspiraba a asaltar los cielos y sustituir al PSOE. Ya habrá tiempo para dedicarles el tiempo que se merecen, pero hoy mejor dejarles cocerse en su salsa de estrellas, no sé si rojas. Pedro Sánchez es hoy el único candidato que hay en España, y puede que en Europa, en condiciones de disputar una honrosa derrota a la extrema derecha. Imaginen lo triste que es que un suave socioliberal tenga tan alto empeño. Puede que precisamente que un moderado como Sánchez sea el último dique de contención ante el avance fascista es el síntoma y la prueba de que está todo perdido y Europa pronto se teñirá de pardo. El momento Waldo ha llegado a España, así que prueben a ver otra serie sobre terribles catástrofes, mundos postapocalípticos, pandemias, guerras y extinciones, ¿verdad que ya no suena tan extraño? Puede que ahí esté nuestro futuro.