Está Cayetana Álvarez de Toledo preocupada estos días por la labor iliberal de laSexta, que con su línea editorial está haciendo negocio con los valores mismos de la democracia. Se entiende que la marquesa asocia esos valores a su pensamiento de aristócrata privilegiada. Solo son valores como dios manda aquellos que en la burbuja Cayetana le han inculcado sus padres ricos. Acostumbrada a dar órdenes al servicio, no comprende que existamos otros elementos del vulgo que podamos o puedan tener espacio en un canal de televisión. Para la marquesa de gustos refinados, postura aprendida en institutriz y educación de altos pagos, es intolerable que en un medio de comunicación se preste altavoz a los independentistas y a algún marxista.
Qué profunda degeneración democrática, un medio con pluralidad de opiniones. Porque no nos engañemos, para la clase que come pasteles, todos aquellos que tenemos a Marx como elemento de análisis social también erosionamos los bordes de la democracia. Por existir y por leer a quien no puede ser nombrado. Sobre todo por leer.
La marquesa de Casa Fuerte ha vivido siempre en una burbuja de privilegios. Un entorno de almohadas de plumón e historias de conquistadores. La descendiente de Patricio Peralta y Ramos no concibe una sociedad con una pluralidad de opciones y opiniones. Lo lleva en la sangre. El patriarca de su familia argentina fue un comerciante cercano al caudillo bonaerense Juan Manuel de Rosas, al que otorgó la logística para sus campañas militares y propició con su ayuda que llegara al poder. Paradójicamente la familia de Cayetana Álvarez de Toledo apoyó a un militar conservador que luchaba por el federalismo y el proteccionismo. Quizás esos traumas de antepasados le habrán llevado a ser unionista y librecambista como el general Lavalle, aquel que luchaba contra sus propios antepasados.
Durante el mandato de De Rosas, un militar cruel y vengativo, se instauró un control brutal a la población, y también, obviamente, a la opinión y a la libertad de expresión. Durante el gobierno de De Rosas, que la familia de Álvarez de Toledo apoyó, se acabó la publicación de cualquier periódico que no glosara las bondades del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Se estableció un férreo control censor que eliminó más de 40 periódicos afines a los unitarios. Aquel tiempo fue llamado Época de Rosas. Y ni tan mal, Cayetana.
Es dificil comprender la pluralidad para quien vive en un entorno endogámico de voces homogéneas que hace que sea difícil casarte con alguien con el que no estés emparentado, que se casó con un primo en grado decimoquinto. Comprender que existen rarezas humanas que piensen de manera diferente y que esas personas tienen el mismo derecho a tener representación pública en los medios sin que eso atente contra los valores de la democracia no es fácil en la burbuja Cayetana. Pero es, señora marquesa, lo contrario lo que perturba los valores democráticos. La nula representatividad en los ámbitos de decisión de personas de la clase social mayoritaria, la trabajadora, a la que usted repudia y que el simple hecho de que tengan voz le puede sonar a socialismo.
Los ataques de Cayetana Álvarez de Toledo a laSexta no tendrían mayor importancia si no fueran más que una crítica más que los medios merecen. Porque hay mucho que reprobar. Pero no es una crítica más, forma parte de la concepción monolítica y homogeneizadora que habita en el PP de forma subrepticia y que la porte aristócrata de Álvarez de Toledo no puede callar. Morderse la lengua no es para los de su estirpe, están acostumbrados a mandar y ordenar y humillar al servicio, y eso somos para ella cualquier periodista. No es baladí que se refiriera a las élites para dar el aviso, de igual a igual; ya nos doblegarán ellas a los trabajadores. Se atisbaba sorpresa y escándalo en sus declaraciones, no concibe quien se crió en la burbuja Cayetana que esas élites de los medios no disciplinen debidamente a los currelas. Pues que esta tribuna sirva para ahondar en la llaga de su clasismo. Aquí seguimos, escribiendo desde abajo; contra los de su clase.