La cortesanía madrileña tiene nueva realeza y no ocupa la Zarzuela. Suena 'Misa de Madrid' en la corte. El clavecín resuena en las paredes de Sol. Todos se rinden al paso de Ayuso y los escribas narran las valientes andanzas de la nueva monarca madrileña. Se rinde pleitesía y los bardos glosan sus bravas batallas ante el villano de Moncloa. La política madrileña tiene una banda sonora de música de cámara barroca. Madrid suena a sonata de clavicémbalo, como si nos embriagara un universo scarlattiano en el que la podredumbre y el olor a aguas fecales se oculta con genuflexiones a vuecencia Ayuso por parte de los ayudas de cámara que andan dispuestos a satisfacer todos los deseos de la realeza profana que gobierna la capital con pulsiones absolutistas. Nadie con ganas de medrar falta a la recepción de la opinión pública de la corte madrileña en la que se muestran méritos por haber servido a los intereses de Ayuso y consorte.
José Luis Carreras, jefe de prensa de Ayuso, mandó un comunicado a los medios a sueldo sobre los asuntos privados de Alberto González Amador, el particular al que se refirió Ayuso para evitar hablar de por qué vive en una vivienda pagada con el fraude a Hacienda. El comunicado modificado por Miguel Ángel Rodríguez intenta trasladar a sus medios afines, cuando no pagados, que el supuesto hackeo a los abogados del novio de Ayuso es tan sofisticado que solo está al alcance de los estados para implicar al Gobierno de Pedro Sánchez. No hay pruebas de nada, pero sus medios comprados ya han trasladado este extremo. La teoría del particular se sostiene regular cuando Ayuso ha dado órdenes a todo su equipo de participar en la defensa pública de su novio con todos los recursos públicos a su alcance.
Un día después de que Alberto González Amador demandara a la Fiscalía, se sabe que aparece reunido tomando una refresco junto a Alfonso Serrano, secretario general del PP de Madrid. Al día siguiente, tras esa reunión, trasciende un comunicado por parte del equipo de prensa de la Comunidad de Madrid difundiendo un supuesto hackeo que sirve a Ayuso para culpar al Gobierno de Pedro Sánchez de un intento por vulnerar los derechos de su novio. Es casualidad. Todo esto es casualidad y los papeles que el novio de Ayuso dio a Alfonso Serrano no tienen nada que ver con ese supuesto hackeo a sus abogados.
Ayuso ya no disimula y ha puesto a todo el equipo de la Comunidad de Madrid a su servicio a defender al delincuente confeso que tiene como novio. Los ayudas de cámara funcionan a pleno rendimiento. Entre los más feroces defensores a servicio del consorte está Alfonso Serrano. El que se puede considerar sumiller de corps de la lideresa. Aquel destinado al cuidado personal y privado de su señora, el más fiel servidor. Un caballero de la llave dorada con acceso a los más íntimos secretos. Un hombre sin mucho respeto por su propia dignidad que acude presto a cualquier mandado de la jefa por humillante que sea. Alfonso Serrano es un magnífico profesional.
Alguien que cualquier persona sin escrúpulos, como es Isabel Díaz Ayuso, querría tener a su lado para limpiarle el ambiente de problemas y llevar a cabo las actividades más sucias que ningún líder puede ni quiere hacer. Serrano es lo que se considera un palanganero del poder, aquel que hace los servicios más serviles, grotescos y desagradables para agradar a otra persona. Limpiar las alcantarillas para que el infecto perfume no inunde la corte no es agradable, pero alguien tiene que servir a la monarca pop.
Alfonso Serrano está orgulloso de su papel de palanganero y no duda en ejercerlo en las labores más despreciables. Esta semana hemos sabido que la Comunidad de Madrid está mandando cartas a las familias de las víctimas de las residencias. A las 7.291 personas que murieron sin asistencia hospitalaria para exigirles una deuda por el alojamiento en aquellos centros en los que les negaron los servicios más básicos. La hija de una víctima de las residencias de Ayuso en la Comunidad de Madrid definió con certeza con una sola frase la recepción de una carta de la consejería de Asuntos Sociales que le reclama una deuda de su padre fallecido por su estancia en la residencia donde murió sin atención sanitaria: "Es como si el asesino me exigiera el coste de la bala".
La maquinaria burocrática que emana de la administración de Ayuso es una digna heredera de la eficiencia mortuoria de la gestión nacionalsocialista como paradigma de la eliminación de los inservibles y si eso ocurre ahí está Alfonso Serrano para justificarlo, defenderlo y proteger a su jefa del carácter malthusiano de su política. Los plebeyos muertos importan poco en las más altas instancias. La corte está dispuesta a todo para defender a su señora. No hay actuación por humillante que sea que los siervos no estén dispuestos a realizar para atender a la nueva monarca y su defraudador consorte. Solo tienen que leer la prensa conservadora para ser conscientes.