El Coordinador Autonómico de Podemos Comunidad de Madrid se presenta a la alcaldía de Alcorcón con unas siglas diferentes a las de Podemos. Jesús Santos promovió una marca municipalista junto a IU en la que se ocultan las siglas de Podemos. Busquen, no las van a encontrar. Este dato sirve para dejar en evidencia la intervención estatal a la que se tiene sometida a la dirección autonómica de Podemos desde la cúpula estatal. La dirección autonómica de la comunidad de Madrid no pinta nada, no existe en términos ejecutivos, por eso no se respetó su decisión de certificar el acuerdo democrático de la asamblea de Podemos Rivas de llegar a un acuerdo de coalición en Rivas Vaciamadrid con Izquierda Unida, Más Madrid y Equo. La cúpula de Madrid, un núcleo familiar reducido, cercenó el acuerdo democrático de sus bases. Todo el poder para los círculos.
La dirección de Podemos estatal ha prohibido que se llegue a ningún acuerdo en Madrid a nivel municipal que incluya a Más Madrid. Lo dicen en la dirección de Podemos en la Comunidad de Madrid bajo la condición de mantener el anonimato por miedo a que se les corte el riego de financiación para la campaña de las elecciones municipales. Se trata de que cada uno salve su plaza, su nómina y su culo. En el seno de Podemos en Madrid están molestos con la dirección al constatar que Irene Montero no quiere dar a Yolanda Díaz ninguna foto de confluencia entre todas las formaciones en Madrid, especialmente en Rivas, que es una plaza importante para Yolanda Díaz. Sí, acusan a Irene Montero, no a Ione Belarra. El argumento esgrimido para vetar el acuerdo es que Más Madrid no quiere llegar a acuerdos en otros municipios de la Comunidad de Madrid, pero no es cierto que la dirección de Más Madrid haya decidido eso, la organización de Mónica García firma los acuerdos que las corporaciones municipales de la organización acuerdan con el resto de formaciones. Por eso se firma el acuerdo en Rivas y no se firma en Alcorcón. Por eso se quería acordar en Parla, Majadahonda, Torrelodones y Tres Cantos. Porque en Rivas y esas otras poblaciones las organizaciones municipales de Más Madrid lo acordaron y en Alcorcón y Móstoles no. No se imponen acuerdos desde la dirección, se respetan las decisiones democráticas. Lo contrario que están haciendo Ione Belarra, Irene Montero y Lilith Verstrynge.
La unidad de la izquierda es solo un relato antes que un propósito. Un medio para un fin. Una herramienta para doblegar a Yolanda Díaz. Podemos quiere usar las elecciones autonómicas y municipales como un elemento de presión y por eso compagina un discurso sobre la necesidad de la unidad en las generales mientras veta los acuerdos de unidad municipales. Es innegable que Más Madrid no quiso confluir ni la unidad con Podemos desde hace más de dos años cuando Mónica García cerró el paso de manera firme a Pablo Iglesias. No dejó espacio para la interpretación y todo aquel que crea en la unidad como bien superior censuraría esa actitud. Más Madrid decidió de manera democrática que quería ir en solitario, se puede criticar la decisión, pero es una decisión democrática de sus órganos. Por encima de las opiniones sobre lo mejor para la izquierda de Madrid está el respeto a las decisiones democráticas y legítimas de los partidos aunque no se compartan. La nueva coyuntura, con Yolanda Díaz al frente con la intención de unir a todos en un frente amplio, habría aconsejado que Más Madrid reconsiderara esa posición. Pero Podemos no está planteando un acuerdo con Más Madrid, sino con Sumar.
Podemos está inmerso en establecer la culpa de la no confluencia sobre Más Madrid y de acusar a Yolanda Díaz de no hacer lo posible, de no llamar a Mónica García y a Compromís en Valencia, para que lleguen a acuerdos a nivel autonómico y municipal. El problema es que ese relato choca con su actuación de manera flagrante de respetar los procesos democráticos pidiendo primarias abiertas para consolidar un acuerdo mientras la dirección estatal pasa por encima de las decisiones democráticas de sus asambleas locales y direcciones regionales como un rodillo. ¿Cómo puede defender un proceso de primarias por pulcritud democrática para la unidad mientras veta los acuerdos de sus asambleas municipales de llegar a acuerdos de unidad?
Sirva como adenda a esta situación en Madrid sobre el respeto a las resoluciones democráticas de las bases del partido la decisión de la dirección de Podemos Asturias en la localidad de Langreo. El relato se construye con los hechos. La dirección de Podemos perdió las primas en Langreo en una asamblea en la que Cristina García derrotó a Rafael Palacios, que es además secretario general interino de Podemos en Asturias. La derrota en Langreo en primarias provocó que se pidiera la dimisión de Rafael Palacios, a lo que se negó de manera rotunda. La dirección de Podemos en Asturias, liderada por el propio Rafael Palacios, anuló la asamblea en la que perdió la votación. La comisión de garantías democráticas estatal decide que se debe celebrar una nueva asamblea en la que prohíbe presentar una lista alternativa al candidato oficial de la dirección, que es el propio Rafael Palacios. Rafael Palacios se proclama candidato a la alcaldía de Langreo en una asamblea en la que solo se puede votar a favor o abstención. La dirección en Madrid tras anular unas primarias en las que pierde prohíbe presentar una lista distinta a la de su candidato y prohíbe votar en contra de su candidato. La democracia a la búlgara se consolida, primarias abiertas y democráticas solo para cuando se gana. Eso es Podemos hoy.