Nunca he entendido la necesidad de despreciar la historia de los que nos precedieron para alabar a tu propia formación. Esa práctica es un espejo que devuelve una imagen grotesca porque muestra que no tienes nada demasiado valioso para decir de ti mismo. Pablo Iglesias dijo en Público en el décimo aniversario de Podemos que "Ninguna fuerza política que haya recibido la violencia que ha recibido Podemos podría decir diez años después que aquí estamos". Sin poner en duda la resiliencia morada, aunque sea preciso restarle épica, no podía más que recordar al PCE al leerlo y esbozar una sonrisa con un atisbo de indignación. El adanismo es la característica que mejor define a los líderes de Podemos, creen que no hubo nada antes que ellos y que nadie soportó más sufrimiento en un país en el que los comunistas y su organización resistieron la derrota de una guerra, el franquismo, la represión, la cárcel, el asesinato y la criminalización en la Guerra Fría. Una cosa sí es cierta, el PCE no ha resistido a las más terribles violaciones de los derechos humanos solo 10 años, han sido más de 100, y en ese tiempo ha visto de todo, también a gente soberbia que los desdeña. Es por eso que también va a soportar las faltas de respeto de quien no puede poner en valor a su organización sin despreciar a todos aquellos que dieron la vida para que ellos puedan haber hecho política con muchas más garantías que las que la gente del Partido Comunista ha tenido en su historia.
No voy a poner en cuestión la agresividad que Podemos ha sufrido estos diez años. Pero cuando quieres ponerla en comparación con el resto de formaciones de la izquierda española suena a burla y es preceptivo restarle heroicidad. Que no se flipen tanto. Podemos ha sufrido leves roces comparados con los que han soportado las militantes y los militantes del PCE. Menos lobos, Iglesias. Que hasta otro con tu apellido de nombre Gerardo ha sufrido mucho más por hacer política. Por ser del PCE. Decir que ninguna fuerza política que haya recibido la violencia que recibieron sobreviviría es una falta de respeto al legado, historia, y la verdad del PCE, que no es que haya sufrido la misma violencia que Podemos, es que recibió una violencia de tal calado que consistía de manera sistemática en la eliminación física de sus miembros. No solo a la del PCE, es cierto, porque se ha atrevido a decirlo al mismo tiempo que Arnaldo Otegi ha visto reconocido que fue encarcelado durante 10 años de manera injusta. Los mismos años que Podemos tiene, los ha pasado Otegi en la cárcel sin haber dicho nunca que su formación es la más atacada de la historia de España. Porque también sería mentira y respetan mucho más la historia militante de la izquierda de nuestro país.
Esta semana se ha enterrado a Anita Sirgo. La misma semana en la que Iglesias ha insultado la memoria del PCE las cuencas mineras la despidieron haciendo sonar la sirena de la mina en homenaje. Sirgo fue una militante histórica del partido comunista, una de las heroínas de la 'Güelgona' de 1962, la primera huelga ganada al franquismo. Sirgo se quedó casi sorda de las hostias que le dio la Guardia Civil en los interrogatorios y fue un referente para todas las nuevas generaciones militantes de izquierdas que siempre la tuvieron como un faro que les guiaba el camino. Es a gente como a Anita Sirgo a la que se desprecia cuando se menosprecia la historia de la izquierda antes de que Pablo Iglesias tuviera la ocurrencia de usar ese legado para formar un partido que tiene mucha menos historia y cicatrices que la gente del PCE, de la CNT o de la izquierda abertzale.
La historia de la izquierda española está escrita con la sangre de centenares de militantes del PCE que dieron su vida para que nosotros podamos hablar con un discurso grandilocuente de revolucionarios de sofá. Somos lo que somos por su sacrificio y debemos un respeto al hilo rojo que nos ha traído hasta aquí. No hay ningún partido con el que me sienta más vinculado emocionalmente que al PCE, incluso sin compartir muchos de los postulados que salen de sus órganos. Pero respeto profundamente la convicción democrática de sus militantes hasta el punto de admirar hasta la manera en la que elaboran aquellas posiciones con las que siento más divergencia. La lista de militantes del PCE asesinados por sus ideas no cabría en este artículo, pero en España tener carné del partido comunista era motivo suficiente para ser eliminado, los nombres de Heriberto Quiñones, Aurora Picornell, Julian Grimau, Luis Sendín, Ángel Garvín, Enrique Valdelvira, Luis Javier Benavides, Francisco Javier Sauquillo o Serafín Holgado son solo una muestra ínfima de la sangre vertida por una militancia heroica. ¿Hay algo comparable en Podemos estos diez años?
Es muy habitual entre los seguidores morados insultar la memoria de quienes dieron su vida por la libertad. En muchos casos es debido a la ignorancia que muestran por haber descubierto la política en la última década. No hay que tener demasiado en cuenta ese atrevimiento, pero esa no es la motivación de Iglesias que conoce perfectamente la historia del PCE y decide de manera intencionada faltar al respeto a nuestra memoria colectiva. Es lo mismo que hizo cuando comparó a Carles Puigdemont con los exiliados republicanos, porque le vale cualquier cosa para el corto plazo y despreciar el legado emocional de la historia de la izquierda para sepultar todo lo que hubo antes que él. Pero el PCE no se doblega ni se quiebra fácilmente, si soportó la tierra sobre sus cuerpos y las torturas en las bajos de la Puerta del Sol va a transitar con bastante dignidad el desprecio de quien no sabe reconocer que antes que él hubo miles de militantes mucho más decentes. El hilo rojo no se rompe con las palabras adanistas de quien no sabe valorar a quienes le precedieron.