En Madrid las partidas se juegan con cuchillo entre los dientes y cota de malla debajo del fachaleco. Esa realidad, que los que sufrimos y padecemos las intrigas palaciegas de la corte madrilñeña hemos conocido simplemente estando, las ha descubierto un señor llegado de una Galicia con mayoría absoluta y medios de órgano y despacho al quedarse pegado a la sangre seca de la última víctima dejada en su felpudo como recuerdo de quién manda en la capital.
El Mundo apareció a primera hora de la mañana con una noticia en portada: "El PP teme la reacción de la derecha política, judicial y mediática". Joaquín Manso advirtió a Alberto Nuñez Feijóo sobre lo que le espera si no hace caso de sus editoriales y este ha claudicado dejando en evidencia que su liderazgo depende de lo que le ordenen los poderes fácticos de los cafetines facciosos de Madrid. Emilio Romero inauguró el genero periodístico de intervención al dar la alerta de acción a los golpistas con su inefable artículo "Las tertulias de Madrid" para que los militares entraran en el Congreso. Joaquín Manso ha sido menos sutil, su portada no dejaba espacio para interpretación. Firma el acuerdo, pero atente a las consecuencias.
La portada de El Mundo es un "recuerda quién te puso ahí" en toda regla. El periódico liberal en lo económico pero fascista en lo social le explicó a Alberto Nuñez Feijóo que si era presidente del PP era gracias a la campaña que el diario hizo en favor de Ayuso para cargarse a Pablo Casado. Feijóo ya sabe que no les temblará el pulso para volver a hacerlo porque ellos solo le deben pleitesía a Lady Madrid que al fin y al cabo es la que les asegura el positivo en la cuenta de resultados con las jugosas subvenciones y publicidad institucional que les otorga. Y claro, Feijóo ha sufrido una pequeña molestia estomacal de evacuación rápida. El ufano lector de Orwell no está acostumbrado a recibir cabezas de caballo en forma de primeras matutinas, viene de tierras donde el periodismo combativo es un señor de La Voz de Galicia o la TVG que pide permiso antes de leer el argumentario del partido sin atribuir fuente y se ha visto superado por la agresividad indisimulada de los que considera suyos.
Federico Jiménez Losantos casi dio por amortizado al líder gallego con un editorial que sonaba como última advertencia: "Se le trajo para no hacer lo de Casado…así no llega a presidente", dijo el locutor. En el PP manda Federico Jiménez Losantos porque aún nadie se ha atrevido a ponerle en su lugar. Federico manda hasta en El Mundo porque tiene adocenados a los que dirigen el periódico, a los que también acojona. Le temen, y como le temen se pliegan. Ser Federico y tener esa influencia en un espacio ideológico es la aspiración irreconocible de quien quiere meter miedo en la izquierda, aunque con escaso éxito porque allí ya están resabiados y acostumbrados a jugar sin red. Pero en la derecha funciona, porque son conscientes de que para hacer carrera necesitan los favores del locutor desquiciado de turno.
Feijóo necesita algo que posiblemente no supiera que hiciera falta para liderar la derecha desde Madrid. Arrojo y una espalda cicatrizada. Enfrentarse de manera directa a quien quiera amedrentarte es doloroso, produce heridas profundas y puedes salir derrotado. No hay otra manera de liderar a la derecha en Madrid, dejando tus propios cadáveres y curarte las heridas resultantes de la batalla. Solo entonces tendrás capacidad de liderazgo, matando a los que quieren imponerte y condicionarte. No se pagan los chantajes, porque entonces no dejarás de pagarlos hasta tu final político. Es lo que enseña la debilidad.