El preacuerdo del PSOE con ERC que se ha filtrado por parte de los independentistas catalanes y nadie del gobierno ha negado es una basura reaccionaria que privilegia a la burguesía catalana para que pueda competir con la burguesía madrileña en su carrera por atraer a las grandes riquezas con rebajas fiscales. Este es el marco que cualquier persona de izquierdas tiene que poner en el centro para que no le despisten con una nueva guerra nacionalista de agravios y ofendidos. Esa es la pulsión que está en las pretensiones de ERC, validadas por el PSOE, y el escándalo impostado de la derecha española para que su burguesía sea la beneficiada. Esto es una guerra entre ricos y para ricos vía interpuesta a través de los partidos que representan sus intereses en los acuerdos de gobierno y los pactos fiscales y que intentan imponernos mientras nos enseñan los trapos de colores para confundirnos.
Los impuestos los pagan las personas, no los territorios, por lo que cualquiera que quiera trasladar el debate a la lucha territorial tiene la intención de llevar a la clase trabajadora a un nuevo debate nacionalista que sirva para volver a engañarle con un nuevo juego de trileros. La izquierda tiene que buscar el bienestar de la clase trabajadora del barrio de La Mina, de la Viña o de Vallecas y no tiene que dejarse llevar nuevamente a un debate sobre agravios territoriales. La única desigualdad que hay que desentramar en un debate sobre fiscalidad es la de clase, y no la que dicen sufrir los valencianos, los madrileños, los catalanes o los andaluces, en abstracto, porque cuando alguien habla en boca de toda una región quiere esconder los intereses de la clase más privilegiada usando a los incautos que creen que les va a beneficiar de alguna manera que una elite que solo quiere pagar menos consiga salirse con la suya.
Desde Madrid podemos advertir a los catalanes incautos de las clases populares que crean que les va a beneficiar en algo un acuerdo por arriba hecho para las elites burguesas. No les va a beneficiar el privilegio territorial, es solo un trampantojo para poder llevar a cargo reducciones fiscales masivas a quien más tiene sin llevar a cabo ningún tipo de mejora sustancial de los servicios públicos. Ningún barrio humilde de una región rica va a salir favorecido de un marco en el que se está hablando de ser menos solidario y pagar menos tributos. No funciona en Madrid, que es la región más rica, y no va a funcionar en Cataluña, no para la clase trabajadora, claro, lo hará para la burguesía que lleva tiempo pidiendo beneficios fiscales para competir con el dumping fiscal de Madrid en una dinámica que solo traerá más dolor a los pobres que vivan bajo cualquier bandera autonómica.
En Cataluña y Madrid viven las personas con más recursos y se está privilegiando a quienes ganan más en detrimento de quienes pagan menos. Eso pasa en Cataluña con el acuerdo del PSOE y ERC y en Madrid con las rebajas de impuestos a los ricos que hace Isabel Díaz Ayuso. Es el mismo proceso reaccionario y regresivo, lo que nadie podría imaginar es que dos partidos que se autodenominan de izquierdas fueran uno de los polos que busca favorecer a una de esas elites burguesas regionales. No hay que perder de vista a los tontos útiles de Compromís, que ya podemos calificarlos de un nacionalismo tóxico más, que solo se opone al pacto con ERC porque no pilla a la Comunitat Valenciana buscando beneficiar así a los más ricos de su comunidad y haciendo feliz a Mazón dándole la posibilidad de usar un privilegio fiscal para llevar a cabo la misma política que Ayuso. Sumar tiene lo que se merece habiendo cedido a los intereses de Compromis por delante de IU o incluso de Podemos. Ahora que asuma las consecuencias.
El preacuerdo de ERC con el PSOE solo puede calificarse de reaccionario porque rompe toda la posibilidad de producir unos flujos solidarios efectivos que mitiguen la diferencia entre los que menos tienen y los que más. Madrid y Catalunya suman el 40% del PIB conjunto de nuestro país y sacar a una de las dos del régimen común creará un roto a las arcas públicas que hará imposible la posibilidad de que haya cohesión entre las regiones. Solo Madrid, Cataluña y Baleares tienen saldo positivo y son aportadoras netas por lo que no es posible configurar un estado del bienestar social viable con un acuerdo como el que el PSOE ha pactado con ERC.
Es cierto que tenga la convicción profunda de que el el PSOE está dejando que ERC mienta con la profundidad del cambio para que las bases aprueben el acuerdo y luego explicar que son cambios bastante menos profundos. No es menos grave que esto fuera así y se mintiera para lograr una investidura, pero en cualquier caso tenemos que valorar lo que se ha trasladado, y eso es un pacto que es inaceptable desde la izquierda y con unos valores progresistas mínimos. Ningún proyecto de izquierdas de carácter nacional y que tenga el bienestar de la clase trabajadora como punto troncal puede validar este acuerdo en el Congreso para cambiar la LOFCA. Quien lo haga estará traicionando los intereses de la clase trabajadora. Ni oblit ni perdó.