Estos días hemos vivido varios hechos incontestables que han sido negados o interpretados para ser intercambiados por relatos interesados que opacaran los hechos indubitados. El objetivo es siempre crear una cortina de humo sobre aquello que no interesa poner en primera línea del debate público y así gastar tiempo del adversario en debatir aquello que no le es propicio a sus intereses.

Elon Musk realizó un saludo nazi. Es algo que no se puede negar porque lo hizo. Dos veces, lo hizo de la manera en la que lo hacen los nazis. Hubo múltiples interpretaciones para intentar ocultar que uno de sus líderes y referentes hubiera hecho el saludo nazi. Las primeras reacciones fue negar que eso fuera un saludo nazi, pero claro, perdieron pie al intentar negar que eso fuera un saludo nazi porque todos podíamos ver de manera clara no un puto saludo nazi, sino dos. En ese momento, tras darse cuenta de que negar la realización del saludo nazi era en vano-porque era tan evidente que solo hubiera sido más cantoso con un Sieg Heil acompasado- se comenzó a interpretar las razones por las que Elon Musk hizo el saludo nazi para quitar importancia al hecho de que el día de la toma de posesión de Donald Trump un tipo con el poder del plutócrata y con un cargo en el nuevo gobierno hiciera el jodido saludo nazi.

Se comenzó entonces a hacer interpretaciones. Habrá sido una confusión, estaba lanzando el corazón a sus seguidores, se ha liado, no creo que sea nazi por hacer el saludo nazi. Todas esas interpretaciones ignoran el hecho de que es imposible hacer el saludo nazi sin pretender hacer específicamente el saludo nazi. No es algo que te salga por un tropezón o al toser. Es algo intencionado, que merece una ejecución meditada y precisa, en el ángulo idóneo y con la postura adecuada de la mano y del brazo. Tanto si quieres hacerlo, como si no, todos sabemos lo que es el saludo nazi, y lo haces, o evitas hacerlo, precisamente porque todos conocemos cómo se hace y lo que significa. Seas o no seas un enfermo nazi.

Es cada vez más habitual que se intenten ocultar los hechos que son flagrantes desviando el tema a otra conversación que haga secundario el hecho para debatir sobre interpretaciones. Elon Musk y su delirio han sido solo el ejemplo más palmario, pero han existido otras menos evidentes en nuestra política nacional que funcionan de la misma manera.

La votación sobre la convalidación del decreto ómnibus ha sido otro ejemplo de trilerismo con la verdad y lo fáctico. El texto incluía la revalorización de las pensiones, la gratuidad del transporte y las ayudas a los damnificados de la DANA, entre otras muchas medidas, algunas de corte social, y otras más simbólicas como la devolución al PNV de un palacete en París que fue incautado por la Gestapo y entregado al régimen franquista. El hecho que se ha querido ocultar esta vez entre relatos, fantasías y alegorías es que el PP, VOX y Junts han votado en contra de que se revaloricen las pensiones, la gratuidad del transporte y las ayudas a la DANA. Y es un hecho tan incontestable como que al día siguiente quien quisiera sacarse un billete ya tenía que pagarlo o hacerlo a un precio más caro que el día antes de que se produjera la votación. Como el hecho no se puede negar y tiene concreciones evidentes y reales en la vida de los ciudadanos, nada más producirse la votación se han comenzado a hacer interpretaciones para justificarse con la intención de desviar el foco de responsabilidad. La culpa es del Gobierno porque como no queremos devolver al PNV el palacete que les robó la Gestapo nos hemos visto obligados a votar en contra de revalorizar las pensiones. Es curiosa la pirámide de prioridades de la derecha de este país. Pero las excusas e interpretaciones que intentaban opacar el hecho han funcionado, porque había quien echaba la culpa al PSOE de lo que ha votado el PP. Es la maravilla del propagandismo, si no puedes negar los hechos inventa una interpretación que haga que los ciudadanos miren a otro sitio.

No se dejen engañar y no piquen con cebos para incautos, fíjense en los hechos y no atiendan a cantos de sirena ni relatos de vendedores de crecepelo. Solo miren los hechos. Los hechos les guiarán. Lo único a lo que hay que mirar es el saludo nazi y el sentido del voto.