Las encuestas en Francia prevén que Macron, Le Pen, Pécresse y Zemmour sumarán por encima del 70% en las próximas elecciones generales. La derecha liberal, la conservadora, la extrema derecha lepenista y su excrecencia zemmourista serán aquellos que se jueguen pasar a segunda vuelta. No hay espacio alguno para la Francia del progreso tras años de ir instaurando una hegemonía popular que situara las mismas políticas de represión contra la inmigración, en sus distintas formas, como eje vertebrador de cualquier partido del espectro ideológico. Cuando se toman políticas reaccionarias y son esos marcos los que fijan el debate acaban desapareciendo los que toman esas posiciones prestadas sin ser las que corresponden a su cultura política. La izquierda no desaparece por ser lo que siempre fue, sino por intentar parecerse a lo que combatía.
Mover el sentido común hacia la extrema derecha para que posiciones de derechas que hace tiempo serían extremas sean consideradas razonables es una estrategia de largo alcance que en Francia ya se ha consolidado. La intención es instaurar ese marco en España con visos de conseguirlo. Ya hay pistas de que transitamos en esa dirección. Algunas son visibles, otras están soterradas. Una conversación en un canal de YouTube entre un miembro de Bastión Frontal y el cantante de Pugilato, un neonazi para el que la fiscalía pide cuatro años de cárcel por sus mensajes de odio, da una buena muestra de cuál es el proceso lento y paulatino de asimilación de ideas intolerables hace tan solo cinco años para mover la opinión pública hacia la extrema derecha:
"En un futuro tendrán que rebajar su discurso, como ha pasado con Marine Le Pen en Francia, para atraer a una mayoría. Lo que ha conseguido VOX es entrar, reventar, y conseguir un espacio, que mientras ellos intenten ascender van a ir dejando libre. Un espacio que nosotros tenemos que tomar en un futuro. VOX ha conseguido coger y señalar un discurso que con nosotros era marginal porque no teníamos medios ni financiación, ni dirigentes o teóricos. (VOX) lo ha sabido llevar a la opinión pública y las televisiones y que ahora se dice desde las poltronas de un parlamento. Eso está de puta madre, lo que han hecho es abrirnos la ventana de Overton. Lo que hay que hacer ahora es entrar, consolidarla y reventarla".
El análisis que los neonazis hacen en su canal es el adecuado, Zemmour aparece porque Le Pen intenta matizar sus posiciones para lograrse hacer más transversal y el proceso de radicalización discursiva sembrado desde hace años deja el espacio a alguien aún más radical. Lo mismo ocurrirá en España, porque ese mismo proceso ya ha ido ocurriendo con los movimientos discursivos de PP y Ciudadanos para que apareciera VOX, y si en algún momento intentan dar el paso a ser un partido de mayorías dejarán un espacio a su extrema derecha. Así, poco a poco, se va moviendo todo el espectro ideológico por el efecto de arrastre.
Los neonazis lo han sabido ver, los que los conocemos lo sabemos hace tiempo, a algunos aún les cuesta desde las tribunas de los medios más importantes darse cuenta de cuál es el mayor problema de normalización de la extrema derecha y se preguntan en diciembre de 2021 cómo combatirla. No es fácil, pero es posible, se trata de atacar la zona gris, incidir en esa zona intermedia de aceptación de las ideas fascistas que allanan y dejan camino libre a la implantación de sus idearios desde la opinión publicada a la opinión mayoritaria. El problema son los liberales, el centro moderado, que desde sus tribunas han ido asimilando paso a paso las ideas protofascistas hasta hacerlas mayoritarias y hegemónicas. Les daría un consejo sobre cómo combatir a la extrema derecha a todos esos despistados, pero prefieren seguir con su soberbia y no tener en cuenta a los que llevan años estudiando a la extrema derecha para considerar que ellos saben más y mejor de cualquier tema, incluso de aquellos temas que ni siquiera sabían de su existencia y les ha sorprendido años después de que se les advirtiera con el desprecio de su condescendencia.
Estos días hemos visto dos ejemplos de las grandes firmas del diario El País compadreando con la extrema derecha para, con su legitimación de 'derecha liberal', normalizar y blanquear a las amenazas para la democracia chilena y española que representan Jose Antonio Kast y Santiago Abascal. Mario Vargas Llosa y Fernando Savater no han dudado en defender a los líderes de la extrema derecha moliendo los cantos del camino para que tengan la pista llana hacia el poder. No pasa nada, seguirán escribiendo sus diatribas en las tribunas de Prisa mientras a su vez en el periódico se preguntan compungidos qué está pasando y qué podemos hacer para cambiar esta dinámica. Ese camino asfaltado por esos liberales tiene como destino el cuestionamiento de los derechos humanos. La semana que viene se debatirá en la Asamblea de Madrid si deja de ser ilegal que un padre pueda llevar a un hijo homosexual a una terapia de reconversión. Poco a poco, paso a paso. Liberales über alles.