Federico Jiménez Losantos comenzó apesadumbrado su programa a las seis de la mañana. La violencia de la extrema derecha funciona a favor de obra de Pedro Sánchez y deslegitima a quien quiere quitar del gobierno a Pedro Sánchez, decía el locutor. Para acusar después a la falta de prudencia de VOX y la falta de cerebro del PP del balón de oxígeno que a su parecer suponía para el PSOE la violencia extrema utilizada en las manifestaciones frente a Ferraz. La policía tiene que obedecer, decía Losantos, para añadir: "otra cosa es que en vez de disparar al ojo, dispare al suelo". Dejando claro lo que significa el orden para la derecha.
El líder mediático de la reacción tenía claro que la violencia en las calles contra la policía para quienes dicen manifestarse por el respeto a la ley es una losa que difícilmente puede quitarse la derecha en su intento por ganar la batalla de la opinión pública. Es imposible combinar el respeto a la ley, la defensa de la policía, y ponerse de perfil ante los neonazis que se dedican a lanzar adoquines a la policía mientras VOX alienta la violencia y que la policía no obedezca las órdenes. Porque no solo hubo nazis entre los alborotadores, también candidatas del partido de Abascal participaron en la organización mediantegrupos de Telegram pidiendo neutralizar a la policía con lanzamiento de cócteles molotov trayendo la experiencia de la oposición de Venezuela contra el gobierno.
Quien pueda hacer, que haga, dijo José María Aznar. Le han hecho caso. Los cachorros cadeneros que siempre han anidado bajo su protección han hecho lo que saben en las calles, mientras que los escuadristas con toga trabajan en los tribunales con autos que coquetean con la prevaricación. Alberto Nuñez Feijóo sigue perdido intentando manejarse en un equilibrio imposible y ha obviado condenar la violencia nazi contra la policía para acusar de la desafección a Pedro Sánchez en un mensaje en X que deja en evidencia la imposibilidad de mostrarse como hombre de Estado mientras agita la calle. "El malestar social es responsabilidad de Pedro Sánchez, pero las protestas deben partir del respeto y ejemplaridad que faltó siempre al PSOE y sus socios. No somos como ellos. Ni como la minoría que actúa igual. Nos vemos el domingo 12 a las 12 en las plazas de toda España".
El PP no ha comprendido que solo tiene que perder si intenta dirimir en la calle una disputa por capitalizar el descontento de la reacción con sus aliados de la extrema derecha. La calle siempre será capitalizada por los más violentos por la escasa cultura democrática de la derecha española. En la manifestación de Ferraz se unieron miembros del PP, diputadas de la Asamblea de Madrid, los líderes de VOX y la presencia de Santiago Abascal, con los condenados de Democracia Nacional a penas de prisión por el asalto a Blanquerna en 2013, y con miembros de grupos ultras de fútbol a los que la policía ha incautado armas en el pasado y que tienen vínculos directos con el asesino de Aitor Zabaleta. En una confrontación política en la calle por lograr preeminencia nunca podrá sacar beneficio uniendo sus fuerzas a quienes son mucho más radicales. La estrategia del PP en el pasado de calentar las calles en la oposición no tenía un contrincante en el espacio ideológico que estuviera dispuesto a ir más lejos, en este nuevo tiempo solo perderá la disputa. Su incapacidad para adaptar su estrategia a la nueva coyuntura y la correlación actual de su espacio solo alimentará a los posfascistas cuando estaban en caída libre. Feijóo los alimenta con su ineptitud.
El PP se está vinculando a grupos que se manejan en las calles con barras extensibles, armas blancas y que distribuyen en sus canales instrucciones para inmovilizar a la policía o mitigar el impacto de los gases lacrimógenos con instrucciones para sostener la acción de los antidisturbios. Lo hemos repetido cada vez que hemos tenido ocasión, pero la derecha no tiene nada que ganar jugando en el terreno de la extrema derecha porque esta siempre se atreverá a ir más allá. Nunca en la Europa occidental ha funcionado una estrategia de un partido conservador que haya consistido combatir a su oponente en el mismo espectro ideológico intentando adaptar sus marcos y discursos a los de los posfascistas. En la simulación ganarán los más radicales.
Una oposición en la calle para el PP se convierte en un cepo del que no podrá zafarse porque al acabar en conflicto violento es imposible disociar las que son convocadas por Génova de las que se convocan por otras organizaciones. La violencia le ha acabado estallando en la cara a a Feijóo. Más aun cuando se produce la violencia y el líder del PP se ve incapaz de condenar la violencia y el acoso, no ya contra la sede del PSOE, sino contra la policía a quien siempre han dicho defender. La imagen que ha quedado fijada para la opinión pública es que la oposición en las calles al PSOE contra la ley de amnistía está formada por una amalgama antidemocrática que incluye al PP, VOX, Ultras Sur, Frente Atlético, Bastión Frontal, Falange e Isabel Peralta y que se dedica a atacar a la policía con bengalas y piedras. En defensa de la ley, dicen.