No. No fue un beso apasionado. Fue un beso con marchamo de muerte. Un beso pergeñado para dejar a su novio a su merced y así para arrancarle las entrañas como hacia el doctor en la materia, Annibal Lecter, cada vez que la libido anegaba sus neuronas.
Así fue. El día a finales de junio de 2016, en el transcurso de lo que a priori se anunciaba como un beso redentor, amoroso, apasionado y sincero, Adaia le arrancó la lengua a su pareja, Aaron, de un mordisco.
Poco después de los hechos, y poco antes del juicio, hablé con ella. Me dijo que aquel día reaccionó de aquel modo después de que su novio la cogiera del cuello y la intentase estrangular tras una discusión doméstica.
Sin embargo, tras el juicio, el tribunal de la Audiencia de Barcelona no ha dado crédito a esa versión y ha absuelto al novio, Aaron Bartomeu del delito de lesiones y malos tratos del que le acusaba ella y a Aida la ha condenado por un delito de lesiones graves con el agravante de parentesco.
De hecho el tribunal ha creído íntegramente la versión de Aaron: “Ella regresó a su casa tras haber discutido. Él, para intentar calmarla, le dio un abrazo y con su consentimiento, la besó en la boca, momento en que la acusada, aprovechando la situación de confianza, le dio un fuerte mordisco en la lengua, amputándole el tercio anterior. La sentencia explica que, ante esta súbita e inesperada agresión, Aaron la apartó cogiéndola del cuello. Acto seguido, la acusada escupió al suelo el trozo de lengua y se dio a la fuga”.
La película de los hechos se inicia durante los últimos días del 2015. Adaia contactó, a través de una de las páginas de encuentros de Internet, con un vecino de Barcelona. Se conocieron, se gustaron y entablaron una relación que duró hasta junio de 2016. Pero la cosa, con el paso del tiempo, dejó de funcionar y él, el día del incidente, harto de continuos cambios de humor de su pareja, decidió poner fin a su amorío. Ella no lo aceptó.
Según ha quedado probado y así recogido en la sentencia, tras una fuerte discusión, Aida procedió a la amputación parcial de la lengua de Aaron. Sin embargo, no ha podido acreditarse que las lesiones que ella sufrió, y que asegura que las provocó su entonces pareja sentimental –ligera erosión superficial en la base del cuello-, realmente fueran causadas por Aaron.
Según la Audiencia de Barcelona, Adaia deberá pagar con la cárcel. Seis años de condena por la brutal agresión de una mujer despechada e inestable. Su defensa previsiblemente recurrirá. Pero de momento el tribunal la obliga a indemnizar al agredido (que ha perdido parte del sentido el gusto y tiene problemas para deglutir), mientras no se confirme su ingreso en la cárcel.
Hay besos que redimen y otros…que te condenan.