Pedro Sánchez parece decidido a otorgar el indulto a los presos independentistas, a pesar del tremendo desgaste que le va a suponer. Está preparando el terreno con todo en contra: la mayoría social, según las encuestas, un parte del PSOE, el criterio del Tribunal Supremo y de la Fiscalía, los propios reclusos, que no quieren un indulto, sino una amnistía, y sus respectivos partidos, que dicen una y otra vez que no se arrepienten de haber vulnerado la ley y que lo volverán a hacer.
Podría ser que el Presidente del Gobierno piense legítimamente que la medida de gracia puede desactivar el discurso de los independentistas o que puede contribuir a encauzar el problema del encaje de Cataluña en España.
Pero Sánchez también podría estar movido por algo mucho más mundano, como contentar a sus socios de investidura con el fin de mantenerse en el poder. Sea como fuere, estamos ante un tema muy espinoso que, sin duda, puede pasar factura a los socialistas en todo el país.
En este punto, PP, Ciudadanos y Vox han mostrado su apoyo a la manifestación contra los indultos convocada el 13 de junio en la Plaza de Colón de Madrid. Y quiero detenerme en la posición que han decidido adoptar los populares. Es evidente que están incómodos ante la posibilidad de reeditar aquella foto en ese mismo lugar que tantas alegrías dio la izquierda.
"El trifachito de Colón", decían. Aplauden la cita, pero no saben quién irá. Sea quien sea, a día de hoy la idea es evitar estar en primera fila. Al mismo tiempo, anuncian una recogida de firmas para protestar contra los indultos. Como si esto les hubiera salido bien alguna vez.
Recordemos que lo hicieron con Zapatero bajo el lema "No más IVA" y en cuanto Rajoy llegó al poder, subió los impuestos. También lo hicieron cuando se aprobó el Estatut de Cataluña y luego, el expresidente del PP admitió que había sido un error. Pues ahora, allá que van otra vez.
No es extraño que Pablo Casado se oponga a los indultos. Lo sorprendente -me decía en estas últimas horas alguien vinculado al PP- es que en Génova no se queden quietos. "Si ves que Pedro Sánchez está decidido a adoptar una medida tremendamente impopular, que le trae incluso problemas internos, no hagas nada, que se cueza en su propia salsa", argumentaba esta persona.
Y creo que desde el punto de vista estratégico tiene razón. Un partido que aspira a gobernar no debería estar todo el día detrás de la pancarta, salvo que siga sin entender qué es lo que le diferencia de Vox. Una cosa es poner al ciudadano en la disyuntiva de indultos sí o indultos no, un terreno donde parece fácil moverse, y otra muy distinta es empujarle a elegir entre Pedro Sánchez y la Plaza de Colón, donde hay muchos más matices. Ellos sabrán.