La promoción de la lactancia materna en detrimento de la lactancia con leche de fórmula ha generado un gran vacío informativo para las madres que han elegido esta segunda opción. Las instrucciones para preparar un biberón parecen sencillas –llenar el biberón con agua caliente, agregar la leche en polvo y agitar–; sin embargo, a la hora de la verdad surgen dudas sobre la temperatura idónea del agua, la correcta conservación de la leche el polvo, los métodos de calentamiento, el tipo de agua que se debe utilizar, etc. En este artículo se resolverán las dudas más frecuentes sobre cómo preparar el biberón de forma segura, tanto dentro como fuera de casa.
Cómo conservar la leche en polvo
La leche en polvo se comercializa en envases cerrados herméticamente, en una atmósfera protectora libre de humedad. Estas condiciones impiden que en la leche proliferen microorganismos. Cuando se retira la tapa hermética, el alimento pierde su esterilidad, por eso hay que consumirlo en un plazo máximo de un mes. Entre cada uso hay que volver a colocar la tapa correctamente y almacenar el envase en un lugar fresco y seco.
Existen dosificadores de leche en polvo para facilitar la preparación del biberón fuera de casa. La mayoría consisten en pequeños botes apilables con cierre de rosca, de ese modo se puede llevar cada dosis preparada. Las dosis son a razón de un cacito –el cacito viene dentro del envase de la leche de fórmula– por cada 30 ml de agua (o por cada onza de agua). Para evitar que la leche en polvo se contamine o caduque en los dosificadores, hay que seguir un sistema de rotación que garantice que ninguna dosis lleve preparada más de un mes. Cada vez que se vacía un dosificador, lo recomendable es lavarlo antes de su siguiente uso. Si el bebé es todavía un recién nacido, ha sido un bebé prematuro, o tiene alguna condición que comprometa su sistema inmunitario, se recomienda esterilizar el dosificador después de lavarlo. Antes de volver a rellenarlo con leche en polvo, hay que asegurarse de que está perfectamente seco, de lo contrario podrían proliferar microorganismos indeseables.
Qué tipo de agua utilizar
Se recomienda utilizar agua de mineralización débil, ya sea agua del grifo o agua embotellada. Si el bebé es todavía un recién nacido, ha sido un bebé prematuro, o tiene alguna condición que comprometa su sistema inmunitario, se recomienda hervir previamente el agua durante un minuto (contando el tiempo desde que el agua rompe a hervir). No se debe exceder el minuto de ebullición para evitar la concentración de minerales en el agua. Además, un minuto en ebullición es más que suficiente para liquidar cualquier patógeno habitual del agua.
Si el agua previamente hervida se conserva en un recipiente esterilizado y cerrado herméticamente, se puede considerar agua estéril durante 24 horas. Así que el agua se puede hervir con antelación, lo que en algunos casos permite preparar el biberón de forma más rápida, sin tener que esperar a que enfríe a la temperatura ideal de consumo (37 ºC, que es la temperatura corporal).
A qué temperatura debe estar el agua para mezclarla con la leche en polvo
La respuesta depende de la fórmula, por eso hay que seguir las instrucciones del fabricante. La pauta general es que las fórmulas más avanzadas suelen contener compuestos bioactivos como los prebióticos que son sensibles al calor, que se destruirían al mezclarlos con agua caliente, así que en estos casos se recomienda hacer la mezcla con el agua a 37 ºC. En cambio, en fórmulas más sencillas, la mezcla se puede hacer con el agua caliente, incluso hirviendo, y luego dejar la mezcla enfriar hasta los 37 ºC o enfriar el biberón cerrado bajo el chorro de agua fría del grifo.
La recomendación de mezclar la leche en polvo con el agua hirviendo, o a al menos 70 ºC, tiene su origen en que a esa temperatura se destruye la bacteriaCronobacter sakazakii. Esta bacteria podría provocar enteritis diarreica en los lactantes. El tratamiento que se les da a las leches en polvo actuales minimiza el riesgo de que esta bacteria sobreviva en el alimento, pero en algunos casos excepcionales se han encontrado bajas concentraciones de la bacteria. Si la concentración es suficientemente baja no se considera un riesgo porque estos microorganismos no son capaces de multiplicarse en las preparaciones en polvo seco. Sin embargo, cuando la leche en polvo se mezcla con agua (agua a menos de 70 ºC), estas bacterias podrían proliferar en ese medio hasta alcanzar una concentración peligrosa. Por esa razón, cuando la leche en polvo se mezcla con agua hay que consumirla inmediatamente, en menos de 1 hora.
Cómo calentar el agua
El agua se puede hervir o simplemente calentarla hasta aproximadamente 37 ºC en un cazo al fuego. Hay que usar siempre el mismo cazo y no usarlo para preparar ningún otro alimento, así se evita la contaminación cruzada. También se puede llenar el biberón con agua, cerrarlo, y calentarlo al baño maría, bien en un cazo al fuego, bien en un calientabiberones.
Otra opción más rápida es calentar el biberón con agua en el microondas durante unos segundos. En este caso es aconsejable retirar la tapa del biberón para evitar la sobrepresión. Antes de elegir esta opción hay que comprobar que el biberón es apto para el microondas (la mayoría lo son, ya que los materiales con los que se fabrican suelen ser vidrios, siliconas o polímeros plásticos de uso alimentario). Es importante tener en cuenta que algunos microondas (sobre todo antiguos) no calientan de forma homogénea, por lo que se podrían producir burbujas de agua caliente. Para evitar quemaduras, hay que agitar antes de añadir la leche en polvo y comprobar la temperatura echando unas gotas del alimento en el antebrazo.
Para disponer de agua a 37 ºC fuera de casa, lo más práctico es llevarla en un termo previamente esterilizado. Los termos de hoy en día preservan el calor hasta 24 horas. De este modo, cuando haya que preparar el biberón, solo hay que llenarlo hasta el volumen necesario con el agua del termo y agregar a continuación los polvos del dosificador. Si el agua se ha enfriado o se ha terminado, excepcionalmente se puede usar agua mineral del tiempo si el bebé tiene más de un mes.
Cuánto tiempo aguanta la leche preparada
La leche nunca se debe preparar con antelación, ni se debe guardar preparada en la nevera, ni se debe congelar. Hay que preparar la mezcla en el momento que toca la toma, no antes. Cuando la leche en polvo se mezcla con el agua ha de consumirse inmediatamente, en menos de una hora. La explicación de esta recomendación es que, si pasa más de una hora, hay microorganismos (como la bacteria Cronobacter sakazakii) que aprovechan la oportunidad y las condiciones de humedad y temperatura para proliferar en el alimento.
Manos limpias, biberón limpio
Hay que lavar los biberones tras cada uso. Se puede usar el detergente normal, aunque existen detergentes específicos que no dejan residuos en el biberón, ni olores ni sabores que el bebé podría rechazar. Si el bebé es todavía un recién nacido, ha sido un bebé prematuro, o tiene alguna condición que comprometa su sistema inmunitario, se recomienda esterilizar los biberones después de cada lavado. Esto se puede hacer hirviendo el biberón o en esterilizadores para el microondas. Si el bebé tiene más de un mes, los biberones se pueden esterilizar más espaciadamente, por ejemplo, solo al final del día.
Si los biberones se prepararán fuera de casa, hay que llevar uno limpio y perfectamente cerrado por cada toma que se vaya a realizar. Es recomendable llevar al menos un biberón extra por si surge cualquier eventualidad.
La mayoría de los casos de contaminación se deben a errores de manipulación, por eso las manos deben estar perfectamente limpias. Es suficiente con lavarlas con agua y jabón, y secarlas con un paño limpio destinado a ello (no con cualquier paño de cocina que usa toda la familia). Fuera de casa, cuando no hay acceso a un lavamanos, se puede utilizar gel hidroalcohólico.