¿Dónde está la línea que separa el arte urbano del vandalismo? Ahí está la gracia, el atractivo y el valor de esta forma de arte. Un mural se diferencia de un grafiti en que al segundo no le han dado permiso para pintar. En todas las ciudades hay paredes que extraoficialmente se pueden pintar; no solo pintar, sino llenar de carteles e incluso de mosaicos hechos con teselas –pequeños azulejos de cerámica, vidrio o gresite–. Unos se protegen como el arte que son, como los mosaicos del artista francés Invader que ha llenado medio mundo con los personajes del famoso videojuego de arcade Space Invaders, o como los estarcidos del artista británico Banksy. Ambos son personas anónimas, conocidas por su seudónimo, igual que la mayoría de los grafiteros del mundo. Con los más prolíficos se especula si se trata de una persona o de un colectivo de artistas.
Algo que me resulta muy interesante de todo esto es que los ayuntamientos actúan como los comisarios de una exposición de arte que se extiende por toda la ciudad. Desde allí se decide qué se conserva y qué se borra. Qué tiene valor y qué no, qué encaja con la exposición que quieren ofrecer y qué no. Son comisarios que a veces saben de arte, y a veces no.
El grafiti ha existido desde que habitamos el mundo. Nuestros ancestros pintaban estarcidos en la pared usando sus manos como plantillas y pintaban alrededor con piedras de colores molidas mezcladas con agua, grasa o cera. Algunas tienen más de 50.000 años de antigüedad. Más adelante, las primeras pintadas que se denominaron grafiti las conservamos en Pompeya desde tiempos del Imperio Romano.
El grafiti se fue volviendo más sofisticado a medida que la química y la tecnología fueron poniendo a disposición de los pintores nuevos materiales y técnicas para pintar de forma rápida, como vándalos que dejan su firma allí donde nadie les ha dado permiso. El primer desarrollo químico que permitió tiempos de pintado y repintado extremadamente cortos fue el acrílico. El acrílico es un tipo de pintura al agua que al secar forma un film plástico que resiste muy bien a la intemperie. Más adelante el desarrollo de la tecnología aerosol, en principio pensada para diseminar insecticidas, se utilizó para llenar botes de espray con pintura acrílica. Los botes contienen un propelente, un gas que dentro del bote se encuentra como líquido a presión, y que al apretar la boquilla del espray se volatiliza instantáneamente, propulsando la pintura acrílica hacia la pared. Además de aerosoles, para el grafiti se usan desde rotuladores de alcohol hasta unos rotuladores especiales, los famosos Posca, que llevan tinta de pintura acrílica al agua.
Para sortear las multas por vandalizar el mobiliario urbano, algunos artistas optan por usar pegatinas, carteles y mosaicos. Es el caso del Xerión, un movimiento de arte urbano colectivo y anónimo que se ha gestado en A Coruña y que ha llenado la ciudad de calaveras. El fenómeno hace referencia a la mitología sobre el origen de la ciudad. La calavera, representada con dos tibias cruzadas debajo, simboliza los huesos del gigante abatido por Hércules, que lo vence cortándole la cabeza y enterrándole frente al mar, lugar donde se elevaría el faro en funcionamiento más antiguo del mundo, la Torre de Hércules. En el escudo de A Coruña, bajo la Torre de Hércules, figura la calavera del Xerión. El diseño del Xerión del movimiento de arte urbano de la ciudad consiste en un mosaico minimalista, a modo de píxeles, que definen la figura de la calavera. La mayoría están hechos con teselas de colores, sobre todo azul y blanco, aunque también hay xeriones con pintura aplicada con rodillo en paredes y escalinatas de la ciudad, y hasta hechos con cinta aislante colocada en las vallas de obra siguiendo el mismo arreglo geométrico.
El artífice del Xerión es una persona anónima que ha convertido su firma en una valiosa firma identitaria de la ciudad y en la firma de un colectivo de artistas urbanos. Hay tutoriales en la red donde se explica cómo cualquiera puede hacer su propio Xerión de teselas y cómo colocarlo en la pared. No obstante, estas obras de arte no correrán la misma suerte que las de Banksy o las de Invader que los ayuntamientos conservan con cuidado y orgullo. En cuestión de días, los servicios de limpieza de la ciudad se encargarán de pintar por encima el Xerión o de arrancar sus teselas. Una de las cualidades del grafiti es que es una forma de arte efímero; se expone a que lo tilden de vandalismo o de arte, y que en consecuencia su obra se elimine o se conserve. El artista urbano asume que otro artista puede pintar encima o colocar un mosaico sobre su obra, o que el ayuntamiento actúe como un comisario que borra todo aquello por lo que no ha pagado.