Hay cuestiones acerca del cambio climático sobre las que hay que debatir, por ejemplo, cómo mitigar o cómo adaptarse al calentamiento global. Sin embargo, no existe un debate en la comunidad científica acerca de la existencia, causas y consecuencias inmediatas del calentamiento global. Elconsenso científico es abrumador. Quienes niegan estos hechos no son galileos, sino ignorantes.
Hay una serie conceptos sobre el cambio climático que hay que tener claros para no caer en las trampas de los ignorantes:
Tiempo y clima no son lo mismo
Afirmaciones del tipo «Si no podemos predecir con seguridad qué tiempo hará mañana en A Coruña, cómo vamos a saber qué pasará dentro de 300 años» evidencian la confusión entre tiempo y clima.
El tiempo es el estado que presenta la atmósfera en un momento determinado y viene reflejado por sus características en ese instante, siendo las principales la presión, el viento, la temperatura, la humedad, la visibilidad horizontal, la nubosidad y la clase y cantidad de precipitación (lluvia, granizo…). En cambio, el clima se refiere al patrón atmosférico de un lugar durante un periodo largo, lo suficientemente largo para producir promedios significativos. La meteorología estudia el tiempo, mientras que la climatología estudia el clima; ambas son ciencias atmosféricas.
Ha habido otros cambios climáticos en el pasado, pero este es distinto
Para evadir responsabilidades con respecto al calentamiento global, hay quien esgrime argumentos del tipo «El clima es cíclico, ya ha habido períodos de enfriamiento y calentamiento y éste es uno más».
Las evidencias climáticas y geológicas indican que en el pasado se han producido unas 30 glaciaciones y sus respectivos calentamientos. Además, el sistema solar se está calentando. Sin embargo, estos dos argumentos no son suficientes para justificar el drástico aumento de las temperaturas. Nunca se había producido un calentamiento así en un período de tiempo tan corto. Por este motivo tiene que haber algo más que lo esté provocando.
La medición del aumento de temperatura va en paralelo al aumento del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. Ya había una tendencia alcista de la temperatura como en otras épocas geológicas, pero el ritmo de progresión natural siempre ha sido muy lento, no como ahora, y más concretamente en el cortísimo periodo que va desde el inicio la industrialización hasta hoy, en que el aumento de la temperatura se ha acelerado a un ritmo inusual.
El dióxido de carbono es responsable del calentamiento global
El CO2 es una molécula que “atrapa” la radiación infrarroja, comúnmente conocida como radiación térmica. Esto provoca que el calor no logre escapar de la atmósfera, lo que se conoce como efecto invernadero, produciendo el calentamiento global. Esto ha sido ampliamente demostrado desde hace décadas. La capacidad del CO2 de atrapar el calor es inherente a su naturaleza química. Además, se puede conocercómo ha sido la atmósfera en diferentes periodos estudiando la composición de los estratos geológicos. Las mediciones del aumento de temperatura encajan con el aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera.
Hay satélites que miden la radiación infrarroja que se escapa al espacio. Una comparación entre los datos procedentes de los satélites desde los años 70 a la actualidad indican que cada vez se está liberando menos radiación al espacio en las longitudes de onda implicadas en el efecto invernadero.
Otro hecho para tener en cuenta es que el aumento de temperatura hace que aumente la concentración de CO2 en la atmósfera; por tanto,las emisiones de CO2 tienen un efecto multiplicador sobre el calentamiento global. Más CO2 produce más calentamiento, y más calentamiento produce más CO2.
La actividad humana afecta al calentamiento global
Otro de los argumentos falaces más esgrimidos para evadir responsabilidades frente al cambio climático es del estilo: «Las plantas emiten cientos de veces más dióxido de carbono del que emiten las actividades humanas, así que no somos los responsables del calentamiento global».
El último año se liberaron a la atmósfera 36.300 millones de toneladas de CO2 derivadas de la actividad humana, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA). Las emisiones naturales procedentes de la respiración de las plantas y la liberación de gas de los océanos ascienden a 776.000 millones de toneladas al año. Nuestras emisiones pueden parecer pequeñas comparadas con las naturales. La parte que estaríamos obviando es que la naturaleza no solo emite CO2, también lo absorbe. Las plantas lo respiran y grandes cantidades se disuelven en el océano. La naturaleza absorbe 788.000 millones de toneladas cada año. Las absorciones de la naturaleza compensan aproximadamente las emisiones naturales. Lo que nosotros hacemos es descompensar ese balance.
Mientras que aproximadamente la mitad del CO2 que emitimos es respirado por las plantas o disuelto en los océanos, la otra mitad permanece en el aire. Debido a la quema de combustibles fósiles, la fabricación de cemento y la transformación de terrenos en suelo agrícola, principalmente, el nivel de CO2 en la atmósfera se encuentra en las cotas más altas al menos de los dos últimos millones de años. Y sigue aumentando.
Desde 2010, las emisiones de gases de efecto invernadero han registrado un crecimiento promedio anual del 1,3%. En 2021 el aumento fue el más pronunciado de la historia, alcanzando el 6%. A pesar de que la pandemia ralentizó temporalmente la emisión de CO2 a la atmósfera en 2020, la reducción ha sido poco significativa. La tendencia al alza se ha mantenido, y para este siglo continúa la deriva catastrófica de temperatura superior a los 3oC sobre los niveles preindustriales.
El exceso de CO2 procede de la actividad humana
Es posible saber si el CO2 es natural o antropogénico. Esto se hace gracias a los isótopos de carbono. Los isótopos son átomos de carbono (por tanto, son elementos con 6 protones) que tienen diferente número de neutrones, así que siguen siendo carbono, pero se pueden identificar. El isótopo más común es el carbono-12, con 6 protones y 6 neutrones, que sumados dan 12. Un isótopo más pesado es el carbono-13, con 6 protones y 7 neutrones, que sumados dan 13. Existe una relación estable entre la cantidad que existe de carbono-12 y carbono-13.
Las plantas prefieren el más ligero carbono-12. Los combustibles fósiles como el petróleo o el carbón provienen de plantas antiguas, por ello, cuando se queman combustibles fósiles se libera carbono-12 a la atmósfera, no carbono -13, y eso provoca un desequilibrio en el balance entre el carbono -12 y el carbono -13. Eso es lo que se observa en la atmósfera, en los corales y en las esponjas marinas, que se ha desequilibrado la proporción de carbono-12 y carbono-13. Este hecho es una clara evidencia de que el aumento del dióxido de carbono es debido a las emisiones humanas.
El cambio climático es un hecho
Al igual que los convincentes registros de temperatura, también se dispone de un gran número de observaciones presenciales en muchos sitios diferentes que son consistentes con el calentamiento global. Las capas de hielo se están derritiendo, perdiendo miles de millones de toneladas de hielo al año. El nivel de los mares está subiendo a ritmo acelerado. Las especies están migrando hacia los polos. Los glaciales se están contrayendo, amenazando las reservas de agua de millones de personas. Cada año se producen más eventos meteorológicos extremos.
Para un correcto entendimiento del clima, es necesario mirar a todas las evidencias. Lo que se obtiene de ello son muchas observaciones independientes, apuntando todas ellas a la misma conclusión: el calentamiento global está ocurriendo.