Al contrario de lo que se suele creer, hay más mujeres que hombres estudiando carreras de ciencias, exactamente el 62,7 % según datos del Ministerio de Ciencia e Innovación. No es un dato nuevo, sino que las mujeres llevan siendo mayoría en las carreras científicas desde 1994, cuando alcanzaron el 51,2 %. Incluso en la década de los 80, las matriculadas representaban casi la mitad de los estudiantes de ciencias, llegando al 47,5 % en 1985. En ciencias de la salud hay más mujeres que en cualquier otra rama de las ciencias, un 71,8 %, así que, en carreras como medicina, veterinaria, biotecnología, biomedicina, enfermería, farmacia o biología hay una abrumadora mayoría femenina.

Estos días, igual que sucede todos los años con motivo de la celebración del 11 de febrero, Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se difundirá la información falsa de que las mujeres son minoría en las carreras científicas, algo que lleva siendo mentira desde hace más de treinta años. A las niñas sí les gusta la ciencia, desde mucho antes de que existiesen las actividades de fomento de vocaciones. Es decir, el interés por la ciencia no es algo que haya que despertar en las niñas más que en los niños, puesto que las cifras indican que este interés es genuino. Entonces, ¿por qué este día se dedica también a las niñas? Yo también me hago esa pregunta.

Cuando se habla de ciencias se tiende a meter en ese saco a todas las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). En ese caso las cifras se tambalean. Aunque sumando todas las disciplinas STEM las mujeres siguen siendo mayoría, el 51 %, hay preferencias claras según el sexo. Si en ciencias de la salud las mujeres son el 71,8 %, el porcentaje se da la vuelta en las ingenierías, donde el 73,5 % de matriculados son hombres. ¿Es esto un problema? Yo también me hago esa pregunta. Se suele presentar como un problema que haya tan pocas mujeres estudiando ingenierías, sobre todo ingeniería informática, en la que solo hay un 12,9 % de mujeres matriculadas. Sin embargo, si esto es un problema también debería serlo que en medicina solo haya un 27,6 % de hombres, y que cada año la cifra sea cada vez menor. De hecho, el problema que quiero destacar es precisamente ese, que se considere un problema la escasez de mujeres en una carrera, pero no la escasez de hombres en otra. De hecho, a menudo se menciona la escasez de hombres en medicina, no como un problema de ellos, sino como un problema de ellas. Las preferencias de las mujeres siempre son un problema, las de los hombres jamás lo son.

Lo que trato de denunciar es algo que ya he reiterado en muchas ocasiones: el machismo que rezuma de algunas interpretaciones de estas cifras. Se anima a las niñas a estudiar informática, pero no se anima a los niños a estudiar medicina, y desde luego no de la misma manera ni con la misma intención. Así que, una de las ideas machistas más repetidas es que las niñas no escogen bien, no saben elegir y hay que ayudarlas a tomar sus decisiones, mientras que lo que escogen los niños es siempre lo correcto; no solo lo correcto, sino que lo que mayoritariamente elijan ellos será contemplado como algo aspiracional para ellas. Los hombres validan carreras y profesiones, o lo que es lo mismo, las preferencias de los hombres son la vara de medir la valía de las mujeres.

Es frecuente dar las cifras de empleabilidad y sueldo de las carreras STEM para atraer a futuros estudiantes hacia determinadas profesiones. Estos días, este mensaje se dirige sobre todo a las niñas, dándoles a entender que estudiar determinadas carreras STEM les garantizará un empleo con un buen sueldo. Sin embargo, el manido "estudia esto porque tiene más salida" nunca ha sido un buen consejo; las estrategias de ingeniería social no suelen acabar bien porque desequilibran artificialmente la oferta y la demanda de empleo. Por poner un ejemplo, a principios de los 2000 había una gran demanda de arquitectos, tenían una de las bases de cotización más altas y cifras cercanas al pleno empleo. La situación se dio la vuelta en menos de una década. Se puso tanto empeño en fomentar esta profesión que la oferta de empleo no lograba satisfacer la demanda, los salarios cayeron en picado y las cifras de arquitectos en paro empezaron a dispararse. La carrera que ahora despunta entre las más recomendadas por su empleabilidad y sueldo es la ingeniería informática, lo lleva siendo casi una década. Actualmente, los que estudiaron ingeniería informática tienen una base de cotización media de 26.877€, con una tasa de empleo del 80%. Las cifras son buenas, pero ni son las mejores ni se puede asegurar que la demanda seguirá soportando el crecimiento de la oferta durante muchos años más. Por dar contexto, Medicina, la carrera que escogen más mujeres, tiene la base de cotización más alta (solo superada por poco por la ingeniería naval), asciende a 32.290 € de media y pleno empleo. Enfermería está en 22.980 € y 54% de empleabilidad. Matemáticas está en 25.2295 € y 65%. Física en 21.540 € y 62%. Y Química está en 25.496 € y 66% según datos del Ministerio. Las cifras fluctúan acorde al mercado a una velocidad de vértigo. En 2004, la Arquitectura era la gran profesión del futuro, pero solo cinco años después sobraban arquitectos, y hoy en día la tasa de empleo es de solo el 37 %, con un salario medio de 22.393 €, por debajo de las profesiones que requieren estudios tradicionalmente peor remuneradas. En su día también se hicieron campañas para persuadir a las niñas para estudiar Arquitectura porque solo había un 25 % de matriculadas.

Por todo esto, nadie debería elegir una carrera porque hoy en día sea la que mejores expectativas de empleo y sueldo tiene; primero porque esas expectativas se podrían dar la vuelta en pocos años, y segundo, porque la formación que uno escoge –sobre todo a esa edad, sobre todo viviendo en un país desarrollado y democrático– debería ir más acorde a la voluntad de sentido que a la voluntad de poder. Tampoco se debería escoger una carrera porque haya más o menos mujeres en ella, y mucho menos insinuar que una carrera es más valiosa porque la estudian preferentemente hombres. Es igual de valiosa una mujer estudiando medicina que una mujer estudiando informática. De hecho, que haya mayoría de mujeres en carreras científicas como medicina, biología, química, veterinaria o farmacia debería mostrarse con orgullo, como una conquista más de las mujeres, por tanto, como las referentes de nuestro tiempo. Por eso también me pregunto por qué en los eventos que conmemoran el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia se escogen como referentes a más mujeres informáticas que médicas.