Recuerden cuando Díaz Ayuso nos dijo que los atascos la hacían sentirse orgullosa, viva y especial. Aquel "Livin' la vida", by Ayuso: "Una ciudad que tenía atascos a las tres de la mañana de un sábado es algo que, en el fondo, al madrileño le hacía ver que tu ciudad era especial, que estaba especialmente viva. Pocas ciudades como Madrid que salgas a las 3 y hay vida en la calle y esa vida va aparejada con atasco. Es una seña de identidad de nuestra ciudad y es que la calle está viva. Ver esa vida en Madrid me hace sentirme muy orgullosa de mi ciudad". Sábado, sabadete: el atasco, las tres de la mañana y más feliz que el perro Pecas en una huesera.
Maneras de vivir, by Ayuso. No hay como un buen colapso en la Gran Vía. Planaco del Saturday night. A mí me gusta la gasolina, dame más gasolina. Atascazo y la noche es joven. Pásate por La Castellana que aquí también lo tenemos de bote en bote. Menudo pasote. De Madrid al cielo. Lo tenemos lleno de mierda, pero no veas cómo mola. Me llena de orgullo y satisfacción. "Señas de identidad" de los madriles, los atascos que flipan a la presidenta. "Seña de identidad" de Díaz Ayuso, decir este tipo de sandeces cada dos por tres: en el capítulo de hoy, la contaminación no mata.
La presidenta madrileña pronosticó que en enero podíamos tener "un Ministro de Hacienda etarra". Llegó enero y no tenemos ministro de ETA, pero sí una nueva metedura de pata de Ayuso. Igual que en diciembre, noviembre y, vistos los precedentes, seguramente, en febrero. Parece que disfruta de dar este tipo de titulares más que un madrileño "especial" atascado entre CO2. Ayuso ha declarado sobre la contaminación: "Nadie ha muerto de esto. No quiero que se cree una alarma de salud pública, porque no la hay. No se va a morir la gente". Y, al que esté a punto de palmarla, lo llevaremos al atasco para que se sienta vivo.
Lo cierto es que ETA ya no mata, porque afortunadamente ya no existe. No habrá ministros etarras, pero sí hay contaminación letal. Lo que debe hacer un dirigente actual es estar al tanto de lo que está matando hoy en día. Le va en el sueldo. La contaminación se lleva por delante millones de vidas en el planeta y causa innumerables problemas de salud. La Agencia Europea del Medio Ambiente cifra en 30.000 los muertos prematuros al año en España. Son más de 650.000 en la Unión Europea. Si Ayuso disfruta con los atascos, será su problema, pero su cargo le obliga a combatir la polución y a no intoxicar con mensajes que niegan, relativizan o banalizan la lucha por un planeta más limpio.
Los dirigentes del PP de Madrid ya hicieron campaña electoral contra los planes anticontaminación de sus antecesores, se las vieron en los tribunales por ir contra Madrid Central o hasta afearon la Cumbre Mundial del Clima celebrada en su ciudad: "Nos dejamos llevar por emergencias internacionales que algún día sabremos qué lobby tienen detrás, porque todos los movimientos que crecen de esta manera siempre llevan intereses económicos, siempre monopolizados por la izquierda, aunque luego se caigan por su propio peso", afirmó Ayuso. Una visionaria. Y no precisamente de los datos científicos.
Lo que cae por su propio peso es que la ciencia ha documentado ya los efectos mortales de la contaminación. Casi nueve millones de muertes prematuras al año en el mundo, según un estudio publicado en European Heart Journal. La Organización Mundial de la Salud advierte constantemente de las consecuencias nocivas de la mala calidad del aire. Esto no es de izquierdas, ni de derechas. Es de tener dos dedos de frente. Hay un montón de informes científicos que se pueden repasar mientras uno se lo pasa dabuten en el atasco.
Otra cosa será que haya políticos que no miden o que parece que cumplen el objetivo de crear polémica constantemente. Un día Díaz Ayuso se mete con "el lobby del cambio climático", otro con "la dictadura feminista radical", el siguiente nos habla de "las personas que están, a lo mejor, deseando tener ese empleo basura"… Y así, esperando el humo que saldrá de las parroquias "que arderán como en el 36", parece que Ayuso no ve el que sale de los tubos de escape cada día o la capa de polución que tiene Madrid en el cielo. A ver si encontramos más ratos para observarlo con sentido común y menos para decir chorradas que contaminan la política.