Todo lo que está bueno, o mata, o engorda. Esta frase me la han repetido más de una, y más de dos veces, cada vez que he explicado por qué no podemos desayunar todos los días galletas, o por qué el kétchup no sirve para disfrazar comidas a los niños. Por eso, cada vez que algo está medianamente bueno, y encima parece que es saludable, las redes estallan en miles y miles de publicaciones, fotos de recetas, artículos sobre sus bondades y se vacían las estanterías de los supermercados (o, por lo menos, su precio sube).
Ya lo hemos vivido con los dátiles, los copos de avena, el aguacate, el coco, … De repente la indulgencia aparece en forma de recomendaciones de (presuntos) expertos en nutrición y alimentación. Y si 'uno que sabe' nos da vía libre para su consumo, ¿por qué me tengo que preocupar yo? De hecho, lo más normal es que, además, nos convirtamos en sus más acérrimos defensores en las tertulias de amigos, familiares y compañeros de trabajo. Reconozcámoslo, nos encanta saber y hacer notar que sabemos dando consejos.
Esto es lo que ha pasado con un alimento que tenía escasa o ninguna presencia en el patrón de alimentación mediterráneo, y, por lo tanto, en el español. Un alimento típicamente americano se ha alzado como un nuevo alimento saludable: la crema de cacahuete. Pero no una cualquiera, en concreto la que ha lanzado recientemente una famosa cadena de supermercados españoles. ¿Quién no ha soñado de niño (y no tan niño) en probar esos sándwiches de crema de cacahuete? Parecían exquisitos cuando veíamos merendarlos a los americanos. Pero, o no lo encontrábamos con facilidad, o, simplemente, de siempre nos habían dicho que los cacahuetes “engordaban”.
¿Es sana la crema de cacahuete?
De esta crema de cacahuete se escucha en redes sociales que es "la primera crema de frutos secos 100% libre de azúcares añadidos y sin aceites vegetales refinados". Ni de girasol, ni de palma, ni de soja, ni de ninguno que se le parezca. Y claro, tan sólo con oír el "100% libre de azúcares añadidos" nos salta el resorte de "atención: producto sano". Sumado a que no tiene aceites vegetales refinados.
Y, de esta manera, un producto que sólo estaba en el imaginario de varias generaciones que sólo conocíamos en series y películas, empieza a ser el más buscado de todos los 'foodies' que quieren cuidarse. A lo mejor jamás te habías planteado probarla. Pero claro, es "sana". Y con la escasez de "cosas sanas" que hay actualmente en el mundo de la nutrición (¿no te parece que, últimamente, casi todo mata, tiene azúcares añadidos, o tiene detrás una estratagema de la industria para hacerte engordar y enfermar?), pues a por ella. A merendar (o desayunar) crema de cacahuete (sin mermelada, eso sí, que eso ya hemos aprendido que viene bien cargadito de azúcares).
Pero, ¿es realmente saludable? En principio, si. Ya hemos dicho que, de forma general, ningún alimento es 'insano'. Pero tampoco sano. Todo depende de en qué proporción lo incluyamos en la dieta. Aunque últimamente el mensaje es "no cuentes calorías, haz que las calorías cuenten", éstas están ahí. Y, con la evidencia que hay ha día de hoy, tenemos que seguir controlándolas vengan de donde vengan (aunque sea difícil pasarse de calorías comiendo frutas y verduras).
¿Es un alimento para todos los días? No. He aquí el matiz que pocas (por no decir ninguna) veces he leído por redes sociales. Por muy libre de azúcares añadidos y aceites refinados que sea, la crema de cacahuete sigue siendo eso, crema de cacahuete. De hecho, 100 gramos de esta crema de cacahuete que se ha hecho tan famosa tienen 50 gramos de grasas (saludables o no, siguen siendo grasas), y, ni más ni menos que 618 kilocalorías. Por lo que la convierte en una bomba calórica. Saludable, pero bomba.
¿Engordan los frutos secos?
Vuelta la burra al trigo. Ni si, ni no. Es decir, ¿son los frutos secos alimentos ricos en grasas y calorías? Si. Pero es verdad que todo depende de cómo lo planteemos. De hecho, varios estudios científicos recientes sugieren que el consumo diario de frutos secos y alimentos equivalentes (como son los cacahuetes) no se relaciona con el incremento de peso.
¿Cómo puede ser que, si son ricos en grasas y calorías, no aumenten el peso? Por un matiz clave en alimentación. De hecho, creo que es 'el matiz'. La cantidad. Deben ser consumidos de forma razonable, es decir, por hablar en concreto de esta crema de cacahuete, el untar una tostada o añadir un par de cucharaditas a un yogur no pasada nada. Pero esto es una cosa, y empezar a engullirla sin límite porque “es sana” es otra cosa. De hecho, si hemos consumido crema de cacahuete, de forma general, tampoco se recomendaría añadir más frutos secos durante el día. Digamos que "ya has cubierto el cupo" con esta crema.
Por eso, lo mejor es que vayas alternando. Un día la crema de cacahuete, otro un par o tres de nueces, otro un puñado de avellanas tostadas sin sal, otro unas almendras. Además, con esto ganas que no te cansas de comer siempre lo mismo. Se sabe que una dieta, cuanto más variada es, más adherencia tiene. Es decir, que la gente sigue ese patrón alimentario. ¿No te ha pasado que algo te gustaba mucho, te has dado un atracón, y, de repente, le has cogido asco?
¿Qué nutrientes aporta la crema de cacahuete?
Grasas. Fundamentalmente, grasas. Pero cardiosaludables, o, como se dice popularmente (aunque a mi me rechinen los dientes cada vez que lo oigo), "grasas buenas". En concreto, las mismas que aportarían los cacahuetes que no están hechos crema.
Se calcula que 100 gramos de esta crema vienen a aportar 23,4 gramos de ácidos grasos monoinsaturados y unos 14 gramos de ácidos grasos poliinsaturados, fundamentalmente de tipo omega-6. Aunque esto último tampoco nos tiene que preocupar mucho ya que, de forma general, la población española no tenemos deficiencia de omega-6. De hecho, donde más tendríamos que poner el foco es en omega-3. Y aquí, tanto el salmón, como las sardinas, las caballas o las nueces, serían grandes aliados.
Además, esta legumbre (si, si… el cacahuete es una legumbre) también es rica en proteínas. Concretamente, unos 27 gramos de proteína por cada 100 gramos de producto. Por eso ha sido tan popular también entre los deportistas, chicos y chicas “fit” de las redes sociales y el mundillo de los gimnasios. Y no queda ahí la cosa, también nos aporta 8,1 gramos de fibra, y minerales como fósforo, 432 miligramos, potasio, 680 miligramos, magnesio, 174 miligramos, y zinc, 3 miligramos. Claro, visto así, ¿quién no pensaría que este producto es el nuevo paradigma de la salud?
¿Es la nueva crema de cacahuetes mejor?
En resumen, es verdad que esta nueva crema de cacahuete, comparada con las que anteriormente podíamos encontrar (difícilmente) en los supermercados, ha hecho un salto de calidad muy grande si las comparamos entre sí. Quitar azúcares añadidos y no incluir aceites refinados, que de estos ya vamos muy sobrados en nuestra alimentación, la hace superior a las demás. Vale. Lo acepto. Esta cadena de supermercados se ha marcado un gran tanto a su favor.
Pero, no deja de repetirse la misma historia de siempre: alimento se pone de moda, todo el mundo escribe en las redes sociales sobre él, se exageran sus virtudes, la gente se confunde, y acabamos poniéndonos como “el tenazas” de este alimento, aparecen las consecuencias de consumir el alimento de forma inadecuada, vienen los lloros.
Lo hemos vivido con el aceite de oliva. Se concluyó (hace ya unos años) que el consumo de aceite de oliva, cuando sustituía en la alimentación otras formas de grasa, era cardiosaludable. ¿Qué entendimos? Que era “bueno”, que bajaba el colesterol, que cuidaba el corazón, etc… ¿Qué hicimos? Tomar pan con aceite, bien cargadito de aceite (incluso algunos pinchado con el tenedor el pan tostado para que “empapara” más). Resultado, ¿cómo puedo engordar si yo me cuido? ¿De dónde vienen estas cifras de colesterol y/o triglicéridos?
Fácil. La diferencia está en que de aceite de oliva se recomiendan de 3 a 4 cucharadas soperas al día, aproximadamente. Dicho de otra forma: lo necesario para cocinar y aliñar. No tomarlo a la buena de Dios. Tengamos este ejemplo reciente en mente para cuando hablemos de aguacates, dátiles machacados, y, por último, esta nueva moda. Como dijo Paracelso: la dosis diferencia un veneno de un remedio.