Hace tiempo que dejé de pensar que era triste tener que acudir a la caída sin freno de la natalidad en España para luchar por una conciliación real. En esta cruzada porque se respeten los derechos de las madres a cuidar con dignidad, a no perder salario por ser madres o a no renunciar para poder sobrevivir, hay que agarrarse a un clavo ardiendo y la natalidad se nos antoja pieza clave porque no hay mayor evidencia de que el sistema falla. A los políticos y políticas de este país le faltan argumentos para entender que apostar por políticas de familia y conciliación tiene que ser una prioridad y que no es solo un "asunto de madres", sino una cuestión de Estado.
Comenzamos el año con un dato claro: "El 82% de los jóvenes descarta la paternidad/maternidad". Obviando el factor de la edad, tan sólo "el 13,3% de la población considera la maternidad como una opción viable para este lustro". Son los resultados de la última encuesta de Sigma Dos para El Mundo, que constatan el conocido ya estancamiento de la natalidad en España. Mientras leo los datos del estudio, resuenan en mi cabeza las palabras del presidente Sánchez en octubre del ya pasado año 2024, cuando dijo alto y claro que hay que respetar como sociedad que "muchas familias no tienen tantos hijos como antes porque no quieren" y así desviar la atención del verdadero problema.
Vayamos por partes, desmontando todo lo que implica esta afirmación y que choca de frente contra el dato de que "solo el 30% de los jóvenes se plantea tener hijos o hijas".
1.Habría que explicarle a su presidencia la diferencia notable entre "querer" y "poder". Somos la generación engañada por el falso mito de "si quieres, puedes", pero ya hemos despertado y sabemos de sobra que, para querer tener un hijo, tenemos que poder por muchas razones obvias, para empezar biológicas y, para continuar, económicas y sociales.
2.No se trata de que seamos familias numerosas y que no queramos tener "tantos hijos" porque seguramente sí, la cuestión y triste realidad es que las chicas y los chicos jóvenes no pueden plantearse ni tener un hijo o hija. Recordemos la media de 1,12 hijos/as.
3.Para que llegue ese planteamiento, para que se despierte o se genere "el deseo de ser madre" es necesario construirlo, y para ello necesitamos un contexto social que acompañe.
4.No hay deseo de ser madre sin contexto social y para ello, ¡sorpresa! Es necesaria una estabilidad económica y una vivienda digna.
Para que una joven se plantee ser madre es necesario un mínimo llamado: trabajo y vivienda digna. "Una casa en propiedad se presenta como el elemento que 7 de cada 10 españoles considera como imprescindible para su vida". A este imprescindible habría que unirle que las mujeres jóvenes están siendo espectadoras en primera línea de "la renuncia de las madres" y del grave impacto que tiene la maternidad en la vida de ellas. La maternidad tiene un coste tan alto económico, emocional y personal que hace difícil que ser madre se pueda presentar como un deseo en la actualidad. Es lo que están viendo nuestras hijas.
Para ello, hay que apostar por la corresponsabilidad social. Para que la maternidad deje de ser el gran techo de cristal, el freno de nuestras carreras, el obstáculo a vivir dignamente. Cuando debería convertirse en un reconocimiento social y económico con urgencia si queremos frenar esta caída imparable de la natalidad.
¿Qué más necesitan saber los gobiernos para que por fin destinen pensamiento, trabajo y sobre todo presupuestos sólidos y estables a la conciliación? No dejaremos de luchar para que esto se entienda, aunque tengamos que seguir buscando argumentos más allá de que es de injusticia social que ser madre no se entienda como un bien común en esta sociedad envejecida y pobre de niños y niñas.