¿Qué pasa con el permiso parental de cuidado de 8 semanas? ¿Qué pasa con la retribución de las 4 semanas antes del 2 de agosto, como marca la Directiva Europea 2019/1158? ¿Qué pasa con la ampliación del permiso por nacimiento a 20 semanas?

¿Qué pasa con todas las promesas electorales que se han quedado en el limbo del marketing político? Y más importante, ¿qué pasa con la ley de familias que iba a ser de aprobación urgente y de la que ya nadie habla?

Llega otro verano más y los juegos de la conciliación se abren paso mientras las familias hacen malabares sin protección social ni económica, sin soluciones para poder cuidar en los meses de verano. Y, sinceramente, es agotador, desalentador y muy frustrante. ¿Tan poco importamos las familias en España? ¿Nadie va a entender que ser madre y trabajar fuera de casa, que dentro ya lo hacemos, y mucho, es un imposible, cada día más? ¿Así pretenden fomentar la tasa de natalidad? ¿Esto es lo que se preocupan por los cuidados y por la infancia en este país? Tantas cuestiones sin respuesta que duele, un verano más.

No podemos dejarlo estar, tenemos que alzar la voz, unirnos en una lucha que no descansa porque las madres así no podemos disfrutar la maternidad, solo sobrevivirla. Y encima, si nos quejamos, nos tenemos que sentir culpables por no ser las madres que se espera de nosotras. Y yo me pregunto: ¿qué se espera? ¿Que renunciemos a nuestra vida, a nuestra profesión, a nuestra crianza, a nuestro tiempo, que estemos calladas, silenciadas, perpetuando un sistema laboral que nos expulsa por ser madres?

Solución 1 a la falta de conciliación en España: las abuelas.

7 de cada 10 familias recurren a las abuelas y abuelos para poder conciliar.

Los colegios cierran sus puertas y las abuelas comienzan su temporada de sacrificio, salvando la conciliación en España y frenando la renuncia de las mujeres madres gracias a su ayuda incondicional. Ellas no declaran su agotamiento porque saben que de su "trabajo" depende el trabajo de sus hijas, pero cuidar toda una jornada a los nietos y nietas no es disfrutar su papel como merecen. Ellas cuidando cuando deberían ser cuidadas. El otro día una Malamadre me decía: "¿Qué pasará en la próxima generación?" ¿Cuándo nuestras hijas sean madres y nosotras abuelas de 80 años que no podamos ya cuidar?" Para reflexionar.

Solución 2 a la falta de conciliación en España: los campamentos

Solo el 1% de las mujeres afirma que recibe apoyo económico para pagar los gastos de campamentos por parte de su empresa.

La conciliación como un privilegio pagado para aquellas familias que pueden permitírselo. La oferta pública y subvencionada de campamentos de verano brilla por su ausencia y los privados oscilan entre los 60 euros y 200 euros semanales por hijo/a. ¿Tanto cuesta plantear que los centros educativos se mantengan abiertos con actividades y campamentos públicos que puedan ser un apoyo para las familias? ¿Y tanto cuesta entender que los horarios laborales tienen que adaptarse a los escolares? Solo un 19% de las madres declara contar con flexibilidad horaria en su puesto de trabajo. Increíble pero cierto.

Solución 3 a la falta de conciliación en España: la renuncia de las madres

El 87% de las mujeres ha tenido que renunciar a algún aspecto de su trayectoria laboral al ser madre por no poder llegar a todo y cuidar su salud mental.

Si no cuentas con la abuela o el abuelo, si no puedes pagar la conciliación en verano porque no te compensa trabajar para destinar tu sueldo a un campamento, tienes una última solución, que se ha normalizado tanto en este país que da terror: RENUNCIAR. Cogerte una excedencia o un permiso sin sueldo para poder cuidar en estos meses. Primero, que te lo concedan y segundo aceptar, porque no te queda otra, que, para cuidar, para ser madre no tienes derecho a conciliar. Hay que frenar esta renuncia ya.

Y así llegaremos a las vacaciones, si las tenemos, agotadas y deseando que llegue septiembre porque así al menos sabremos qué hacer con nuestros hijos e hijas. Eso sí, sonríe, no te quejes porque si no te tacharán de "Malamadre" o te recriminarán aquello de "pues no haber sido madre" en un país que nos da la espalda. Cuando realmente lo que deberíamos hacer es salir a la calle, a exigir nuestros derechos como madres, porque sin nosotras no hay futuro y parece que las políticas y políticos de este país no lo tienen claro, quizás porque ellas y ellos no tienen este problema, no tienen que jugar a la conciliación en verano, no son malabaristas profesionales. Ellas y ellos nos vigilarán con compasión, desde su lugar de privilegio veraniego, donde estos problemas no tienen cabida.

¡Feliz verano queridas! No estamos solas.