Si me reúno con la derecha soy fascista y azul, si me reúno con la izquierda soy comunista y roja. Cuando realmente lo que soy es una activista social comprometida y doy voz a cientos de miles de madres que luchamos por una conciliación real. Mi responsabilidad es esa, reunirme con los distintos partidos, hacer ver que la conciliación no tiene color ni pertenece a un partido concreto, pero sí es una cuestión política y por eso nuestro objetivo último es un Pacto de Estado por la conciliación. Y eso va más allá de quien gobierne y eso es lo que necesitamos, de manera urgente, para frenar de una vez la gran renuncia de las madres. Llevo 8 años con un firme propósito: que no se etiquete la conciliación, y ahora no voy a permitir que se me etiquete a mí.
Tenía que llegar este momento y llegó. Yo que siempre había dicho orgullosa que tengo una comunidad que respeta, que dialoga y que discute, pero desde el entendimiento y la lucha común. Yo que me sentía al margen de esas cuentas de usuarios sin seguidores, creadas simplemente para generar odio. Yo que vivía al margen de los haters, he tenido que sufrir en primera persona la violencia política sin ser política. Pero es que necesitamos de la política, es que los asuntos sociales y lo privado es política, como puso de relieve la segunda ola feminista y no lo podemos olvidar.
El jueves pasado mantuve la primera reunión por nuestra campaña "Malasmadres por la conciliación", que ya reúne más de 10.000 firmas. Cogí el primer tren a Madrid. Ese que sale cuando aún no ha amanecido. Ese tren que me mata de sueño, pero me permite llegar a primera hora a Madrid y seguir viviendo en Málaga, a dos horas y media de cualquier reunión o encuentro importante. Ese tren, que el pasado jueves, llegó con casi dos horas de retraso por una avería. Ese tren que me obligó a correr por la estación de Atocha hasta el taxi que me dejó en Génova 13 treinta minutos más tarde de la hora acordada. Había quedado con Cuca Gamarra, actual responsable del programa electoral del Partido Popular. Ya tuvimos una reunión telemática en 2021 en la que le presentamos nuestros datos y acciones, porque, como digo siempre, llevo desde 2015 sentándome con los distintos partidos y gobiernos con el único fin de trabajar por políticas públicas efectivas en materia de conciliación. Ese es mi papel y la labor de la Asociación que presido para que ninguna mujer tenga que renunciar cuando llega la maternidad, para que se reconozca socialmente nuestra labor y para comprometer a empresas, instituciones y sociedad en el cambio hacia un modelo laboral que no penalice y expulse a las mujeres y a las madres.
"Hemos llegado", le decía a mi compañera de lucha Maite cuando, abriendo la sala en la que nos recibían, vi que nos esperaba junto a Cuca, Alberto Núñez Feijoo, candidato popular a la presidencia de España en las próximas elecciones: "Hombre, qué sorpresa, no le esperaba", le dije de manera espontánea. Una hora de reunión, presentando nuestras propuestas, compartiendo nuestra mirada corresponsable, nuestro posicionamiento en distintos aspectos fundamentales para la conciliación, transmitiéndole mi bloqueo absoluto a VOX e intentando que vean como nosotras que la conciliación tiene que ser un pilar fundamental en la próxima legislatura.
Una foto, un compromiso cerrado y un diálogo abierto. Al salir de la reunión, Maite y yo comenzamos a trabajar en lo que toca después de un encuentro así: la nota de prensa, la publicación y la valoración con nuestro equipo al otro lado del teléfono, esperando la información.
Justo al mandar la nota de prensa, mi móvil se bloqueó, obligándome a 5 horas de desconexión digital forzosa, que después agradecí infinitamente. Porque lo que no podía imaginar es la polémica desatada con LA FOTO durante esas horas desconectada.
Ese mismo día ya estaba cerrada la reunión con Idoia Mendía, responsable de programa del partido socialista, que tuvo lugar este lunes. Otra hora de reunión, de confirmar la reactivación de la Ley de Familias si gobiernan y de nuestra ponencia de estudio en el Senado, también parada por las elecciones del 23J. Otra foto, otro compromiso, un mismo objetivo.
Después de 8 años de activismo político y social, no me cansaré de explicar la importancia de este tipo de reuniones, la importancia de que se hagan LA FOTO y se comprometan. Porque así podremos hacer seguimiento, recordarles su compromiso, podremos sentarnos a trabajar y dejar claro que no vamos a renunciar. Así que escribo desde la calma y el convencimiento del trabajo que me representa a mí y a mi equipo en todos estos años. Pero triste de que las mujeres, que tenemos una lucha y un derecho de conciliación pendiente, nos ataquemos, nos dividamos y no reconozcamos los pasos que damos. Solo desde la unión, solo desde la lucha común, desde el diálogo conseguiremos los avances sociales. Y esta misión no es individual, no es mía, es colectiva, es de todas.
Una sociedad sin diálogo es una sociedad sin futuro, una sociedad fragmentada, dividida, polarizada, una sociedad que pierde frente a gobiernos que no nos representan y que no miran por nuestros derechos y parece importarnos poco. Así solo ganan ellos, nosotras no.