Las madres estamos hartas de esperar a que las promesas electorales se cumplan y no se esfumen en una nube tóxica de marketing político, que cada día nos decepciona más.
Las madres estamos hartas de esperar y que la conciliación siga sin ser un derecho. Las madres estamos hartas de esperar y que la renuncia se alce como la única solución, suponiendo un coste económico y emocional altísimo que pagamos nosotras para poder ser madres y trabajar.
Mientras nuestro teléfono amarillo de la conciliación echa humo porque el mobbing maternal, los despidos improcedentes y las bajas por ansiedad se disparan cuando llega la maternidad, a los políticos y políticas de nuestro país se les llena la boca anunciando leyes fantasmas que se aprueban sin aprobarse.
Una de esas leyes fantasmas es sin duda la Ley de Familias. Cada día me encuentro con madres que me preguntan por ella porque piensan que esa ley existe porque se anunció a bombo y platillo. Solo hay que hacer una búsqueda rápida para encontrar numerosos artículos que empiezan con un “Se aprueba la ley de familias”. Y es que un 28 de marzo de hace ya casi un año, después de meses de trabajo, se publica en el BOE el texto del Proyecto de Ley de Familias aprobado por el Consejo de ministros.
Esta ley fantasma, que se planteaba como la primera norma que llegaba a poner en valor y reconocer a todas las familias, está hoy en día en un cajón por falta de acuerdo entre los socios de Gobierno. Esta ley fantasma mutó en un Real Decreto-Ley que aprobaba con urgencia, en pleno proceso electoral, algunos permisos de cuidado como los cinco días por accidente o enfermedad graves y los cuatro días por causa de fuerza mayor. No fue casual esta urgencia, la realidad era que Europa estaba avisando a España del incumplimiento de transposición de la directiva 1158/2019 de conciliación familiar y profesional.
Este Real Decreto-Ley ya incluía el famoso permiso parental de ocho semanas, pero, ojo al dato, sin retribuir. Y me dirán ustedes, ¿qué hace una familia con esas semanas de cuidado si supone una pérdida salarial? ¿Acaso el Gobierno conoce la realidad de las familias en España? Porque esto y nada es lo mismo. Pero sigamos con el recorrido. El Gobierno prometió que, antes del 2 de agosto del año pasado, 4 de las 8 semanas serían retribuidas. El Gobierno no promete por voluntad propia sino porque Europa llegaba con multa y había que aprovecharlo para el aplauso, pero ni con esas.
Nos vimos días antes del 2 de agosto, con las declaraciones de la ministra Yolanda Díaz, que confirmaba en un desayuno de otro tema que no serían aprobadas las semanas retribuidas porque "no llegábamos a tiempo". Así que el 2 de agosto España es multada por Bruselas con siete millones de euros por no retribuir el permiso parental. Después de esto, ¿qué? Se lanzan la pelota de un ministerio a otro sin más noticias y promesas de llevar el debate al Congreso. Este momento no llegó y ahora estamos en un momento clave para que entre en Presupuestos Generales de Estado, si no, la retribución de este permiso quedará de nuevo en ese limbo político donde todo cabe menos el respeto a las familias.
Así que estamos hartas de esperar y hasta aquí hemos llegado. A las madres nos falta tiempo para todo, pero no para exigir nuestros derechos en una sociedad donde los niños y las niñas no se tienen en cuenta y donde las madres somos las grandes invisibles, que cargamos silenciosamente con los cuidados de una sociedad envejecida y cada día más egoísta. Por ello, hemos lanzado una recogida de firmaspara conseguir que el permiso entre en Presupuestos Generales de Estado.
¡Permiso de 8 semanas retribuido YA!