"Los días de..." no son para celebrar, son para reivindicar, para comprometerse, para pasar a la acción, para reconocer todo lo que nos queda por conseguir. Y hoy, 23 de marzo, es el Día Nacional de la Conciliación, que bien podría llamarse el día de las madres que sobreviven como pueden, haciendo malabares, derrapando en la curva, olvidándose de ellas, a costa de su salud mental, de su salario y de su dignidad.
Pero ¿saben qué pasa? Que nadie lo ve. No se nos ve. Estamos tan cansadas, agotadas que nos han silenciado, nos han invisibilizado. Y hoy debería ser el día de que todas las madres de España saliéramos a la calle gritando:
¡La conciliación no existe!
Somos nosotras. Es nuestro dinero, es nuestro tiempo, es nuestra carga mental, son nuestras ojeras, los ansiolíticos que nos tomamos por la noche y nuestras renuncias a trabajar con dignidad, a cuidar con dignidad y a ser merecedoras de vivir con libertad.
"La conciliación es una utopía", diría hace un tiempito una ministra iluminada, quitándose el muerto de encima y haciendo aún más lejano el equilibrio soñado, olvidándose de que no es un deseo, sino un derecho.
No, ministras y ministros de este país, la conciliación NO es una utopía, la conciliación es vuestra asignatura pendiente. La conciliación es el problema social, que nos afecta a toda la sociedad, que parcheamos con permisos insuficientes en una Ley de Familias que está en paradero desconocido, que escondemos bajo el sacrificio de las abuelas y que silenciamos por los horarios escolares, que se alargan como "la gran solución" a una falta de compromiso político que no llega.
Así que ahora que les toca prometer, políticos y políticas de este país, PROMETAN. Prometan, por ejemplo, permisos de maternidad más largos, que llevan 30 añitos ya congelados. Prometan universalización de las escuelas infantiles, que ya prometieron y nunca llega. Prometan incentivos fiscales para pymes que apuesten por jornadas flexibles. Prometan protección laboral a las madres de este país. Prometan corresponsabilidad social con presupuestos dignos. Prometan derecho a adaptarse la jornada, pero de verdad, no esas recomendaciones que se quedan en manos de la voluntad empresarial. Prometan y no se queden cortos. Si les faltan ideas, aquí nos tienen. 365 días al año luchando por un Pacto de Estado por la conciliación. Desde 2015 dando voz a la conciliación, de las madres, de las familias y de toda la sociedad. Para cuando quieran ponerse manos a la obra. Para cuando quieran apoyar a las familias y reconocer la maternidad.
Quizás tengan un plan secreto: que los niños y las niñas desaparezcan, cerrar escuelas, soportar esta pirámide invertida y ser el país con la natalidad más baja del mundo. Si es así, aplausos, porque lo están consiguiendo.
Firmado: las Malasmadres hartas de tanta promesa incumplida.